Tuesday, April 30, 2013

En realidad, Israel es único – Ottomans and zionists



La semana pasada sostenía que los partidarios de Israel - entre ellos me incluyo - harían mejor dejando caer la  terminología ʺpro-Israelʺ, y que una de las razones por las que Israel no es visto como un estado normal se debe a que los partidarios de Israel a veces crean una dicotomía maniquea que sin querer mantiene a Israel como un estado aparte.

Mi brillante y talentosa colega del Instituto Israel Margaret Weiss, quien está graduada por Princeton y Georgetown, y ex investigadora asociado en el Instituto Washington para Política del Próximo Oriente, no está de acuerdo conmigo, y por eso hoy le entrego las riendas de O & Z para que que ella pueda explicar por qué estoy equivocado:
Estoy totalmente de acuerdo que la terminología pro y anti es inevitable en cualquier discusión sobre Israel y que hace a Israel más daño que bien. También estoy de acuerdo que no es muy significativo para cualquiera reducir de esa manera los pensamientos acerca de un país que, como todos los países, es multifacético y complejo, a una la terminología "pro" o ʺantiʺ sobre él.  
Pero pienso que Michael (O & Z) se equivoca al fijar la culpabilidad de esta categorización en mayor medida en el campo pro-Israel. Escribe que ʺIsrael es prácticamente el único país del mundo en el que sus partidarios presionan a otras personas a declarar en voz alta su apoyoʺ, pero esto se produce en respuesta a una demonización generalizada de Israel en el mundo por lo que los partidarios de Israel han adoptado una categorización pro-Israel.  
No es por culpa de sus partidarios que el Estado judío está perpetuamente en el centro de atención, en un grado que supera con creces el tamaño y la influencia del país en el
mundo. 
Michael también argumenta que ʺla delimitación pro-Israel" define innecesariamente el apoyo a Israel con un estándar muy alto y crea un umbral que afecta a otras personas que de otro manera no necesariamente estarían ubicadas (en pro o anti). En las conversaciones con personas que se autodenominan pro-Israel a lo largo de los años, puedo recordar muy pocos casos, si los hay, de individuos que no tuvieran ninguna crítica hacia el Estado judío. Tampoco los partidarios de Israel están de acuerdo ciegamente con todo lo que hace Israel. 
Los partidarios de Israel entienden que la etiqueta no excluye las críticas. Al mismo tiempo, también es cierto que algunos, por razones políticas, adoptan la etiqueta pro-Israel al tiempo que indican a través de sus palabras y acciones que Israel haría bien en quitarse el mismo del mapa. 
Tampoco estoy de acuerdo en que la culpa recae en los partidarios de Israel que consideran que Israel no es un estado normal. Michael cita la expectativa por parte de los partidarios de Israel de que los EEUU deben proteger a Israel en las Naciones Unidas con su poder de veto. Pero esta expectativa no refleja la creencia de que nunca haya espacio para criticar a Israel. Por el contrario, los partidarios de Israel saben que incluso cuando los dictadores de todo el mundo restringen aún más la libertad de sus pueblos y que existen muchas otras naciones en el mundo donde se producen crímenes de guerra, torturas y genocidio, la ONU centra su atención en Israel. En 2012, por ejemplo, la Asamblea General de la ONU adoptó 22 resoluciones dirigidas contra Israel y sólo 4 para todo el resto del mundo a pesar de los crímenes del régimen de Assad contra su pueblo, por ofrecer sólo un ejemplo.  
Y esta cifra es solamente representativa de una obvia tendencia en ese organismo, que además clasificó al Sionismo como Racismo en una resolución de 1975. Si existiera alguna esperanza de que la ONU actúe de una manera justa e imparcial, entonces los partidarios de Israel no adoptarían un enfoque tan en blanco y negro. 
La diferencia entre Israel y un país como el Reino Unido es que los argentinos, incluso los que odian al Reino Unido y quieren que se vayan de las Islas Malvinas, no esperaban ni querían que el Reino Unido se disolviera y dejara de existir. Lo mismo no puede decirse de Israel.  
En el caso único de Israel, algunos de sus detractores creen y quieren que el Estado debería dejar de existir, y punto.

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