Saturday, November 30, 2013

Dos jóvenes de las tribus "perdidas" de Israel regresan a casa - Rachel Silberstein - Tablet

 
Ruth Haokip, de la comunidad de los Bnei Menashe

Dos mujeres jóvenes, una de la "perdida" tribu de los Bnei Menashe de Israel en el noroeste de la India, y otra de la comunidad judía de Kaifeng, China, visitaron la ciudad de Nueva York por primera vez a principios de este mes con la Shavei Israel, una organización que trabaja para recuperar a los judíos 'ocultos' y 'perdidos' en todo el mundo. Tuve la oportunidad de conocerlas y escuchar sus historias cuando hablaron en un acto en el Touro College en Manhattan.

Desde la infancia, a ambas mujeres se les dijo que eran judías y que una tierra prometida les esperaba, y después de muchos siglos de aislamiento de los judíos del mundo occidental, ambas fueron de los primeros miembros de sus comunidades en ver ese sueño cumplido. Pero ahí es donde terminan las similitudes.

Ruth Haokip, de 26 años, pertenece a la población B'nai Menashe de la India, que se creen descendientes de la tribu de Manasés, uno de los doce hijos bíblicos de Israel, y que fueron exiliados por el Imperio Asirio hace más de 27 siglos. La tribu viajó a través de China y Birmania durante siglos, y finalmente se instaló en los estados de Manipur y Mizoram, en la frontera noreste de la India.

De pie y con confianza, ante un público absorto de más de 50 personas, Hoakip describió cómo, en el siglo XIX gran parte de su tribu fue convertida al cristianismo por misioneros británicos, pero que un pequeño grupo de los Bnei Menashe rechazó el cristianismo, conservando muchas de las costumbres judías bíblicas. En la década de 1980, la comunidad alcanzó por vez primera al mundo judío en general y comenzó a abrazar la práctica halájica.

Aunque la idea de regresar a Israel estaba arraigada en Hoakip desde una edad temprana, siempre le parecía algo abstracto. Mientras asistía a la Universidad de Calcuta, donde obtuvo una licenciatura en filosofía, sociología e inglés, tomó clases de historia judía y se interesó más por la conexión con sus raíces judías. Gracias a un cambio importante en la política de Israel a finales del 2012, Haokip emigró a Migdal HaEmek, una ciudad del norte de Israel, con su familia y varios otros miembros, y en la actualidad asiste a un riguroso programa ulpán para aprender hebreo.

Haokip describió la cálida bienvenida que recibió su familia de la comunidad judía de Migdal HaEmek, lo que tiene un significado especial para los Bnei Menashe. "Aprendí que esa era el área exacta donde vivieron nuestros antepasados, la tribu de los Menashé" nos dijo visiblemente emocionada.

Inicialmente, me dijo, estaba decepcionada al conocer que con el fin de lograr la aceptación en Israel debía convertirse. "Yo estaba muy renuente, crecí sabiendo que era judía, pero seguí orando a Dios y me di cuenta después de estudiarlo que después de 2.000 años de exilio nos hemos ido mezclando con diferentes culturas. Hemos perdido gran parte del judaísmo de la Halajá, así que sentí personalmente que la conversión era muy importante para nosotros. La conversión nos acerca a lo que perdimos para conseguir renovarlo nuevamente".

Jin Jin, de 28 años, que ahora se conoce con el nombre hebreo de Yecholya, es oriunda de la comunidad judía de Kaifeng, China, que se originó en la Edad Media, cuando un grupo de comerciantes judíos persas se establecieron en la zona. Durante la Edad Media, la comunidad judía de Kaifeng alcanzó un número superior de 5.000 personas, tuvo rabinos, sinagogas y centros comunitarios. Pero la asimilación tuvo su efecto y después de que el último rabino de Kaifeng murió en 1810, una serie de inundaciones destruyeron lo que quedaba de la sinagoga de la comunidad.

Gracias en parte al ablandamiento del comunismo y al aumento de la globalización en China, se ha producido un despertar entre los jóvenes chinos que buscan reclamar su herencia judía. Hoy se estima que hay entre 500 a 1.000 descendientes de judíos en China.

Jin, que llevaba una camiseta y una falda negra hasta la rodilla, en línea con el estándar halájico de modestia o tzniut, mostró su personalidad juguetona con humor, dibujando risas entre la audiencia cuando contó su historia.

Para los judíos de Kaifeng, debido a su exilio de siglos de duración, la abstención de comer  carne de cerdo se convirtió en el último marcador restante de su herencia judía. "Y en China eso era una gran cosa", comentó Jin. "Así que de niña, siempre tuve el deseo de comer carne de cerdo". Con el fin de reforzar la tradición, su padre le habló de un grupo muy sabio de personas que emigraron a China hace muchos siglos.

"¿Cómo llegaron a ser tan sabios?", le preguntó ella. "Ellos no comen carne de cerdo".

Jin se trasladó a Giva'at Zev hace siete años con un grupo de cuatro jóvenes. "Tan pronto como llegué al Kotel me puse a llorar, y no sé por qué", dijo a la audiencia. "Pero algo estaba pasando allí".

Inicialmente, Jin trabajaba en un kibutz, en un viñedo, donde dijo que se enamoró de la tierra. Hoy trabaja como guía para los grupos de turistas chinos que visitan Israel y espera servir de puente entre los dos países. En 2009, otros siete jóvenes de Kaifeng inmigraron a Israel. Uno de ellos, Yakov Wang, está  estudiando para convertirse en un rabino y espera ser el primer rabino en Kaifeng en dos siglos.

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