Saturday, November 30, 2013

La Cábala y el Misticismo judío. Una conferencia de Rachel Elior - Amigos argentino de la Universidad Hebrea



 Quisiera comenzar hablando de la naturaleza de las Universidades en el mundo. Universidad deriva de Universo, es decir, que todo el conocimiento, toda la ciencia vale la pena si tiene una aplicación Universal.

El trabajo médico, químico, agropecuario, matemático, físico, tiene relevancia si su aporte es a escala planetaria. Pasa con todas las universidades, las de Buenos Aires, París, Londres. Lo fantástico de esto es que ellas ofrecen cooperación y trascienden las fronteras de los países. El conocimiento se comparte para beneficio de la Humanidad.

Soy parte de la Universidad Hebrea. El hebreo es un idioma que tiene 3500 años de antigüedad. Es casi milagroso que tengamos hebreoparlantes en toda la diáspora y que continuemos un diálogo con el pasado. De las conversaciones en hebreo actuales, 80 de cada 100 palabras son del hebreo bíblico. Esto se debe a que la educación era el valor más importante en la tradición judía.

En todas las comunidades judías, grandes, pequeñas, de Occidente, de Oriente, en el exilio, siempre se asumió la responsabilidad de enseñarles a leer a los niños desde muy temprana edad. Para ser judío solamente hacía falta poder leer los escritos sagrados. El porcentaje de niños que sabían leer era muy alto porque se integraban tres cosas: el compromiso religioso, la lucha por la libertad y el libre pensamiento.

La Universidad Hebrea está orgullosa de encarnar la combinación de la búsqueda del conocimiento e igualdad para todos los miembros de la comunidad, de interés y apoyo completo en todas las avenidas del conocimiento, sin ninguna interferencia. Sólo una pregunta nos debemos hacer los investigadores, ¿es interesante?, ¿aporta algo?, ¿es para el beneficio de la humanidad?

La Universidad Hebrea fue fundada en 1924, por las luminarias del pueblo judío de todo el mundo: personas como Albert Einstein, Haim Najman Bailik, Sigmund Freíd, Rabino Kook, personas de Oriente, de Occidente. Algunos eran religiosos, otros seculares. Diferían en sus pensamiento pero compartían la misma visión: que la era mesiánica empezaría cuando el conocimiento en general, fuera tan enorme como las aguas del océano y, ello surgiría de Jerusalén.

A comienzo del siglo XX crearon la Universidad Hebrea y ese fue, un momento mesiánico. Todos ellos estaban unidos por el pensamiento que el conocimiento era el aporte más importante para la humanidad. Albert Einstein donó sus archivos y su biblioteca a la Universidad, hemos recibido en herencia los manuscritos del Rabino Kook y también hemos tenido acceso a los manuscritos de Sigmund Freud.

Existen en la Universidad Hebrea más de 100.000 volúmenes que representan la creatividad de todo el pueblo judío. Antes que existiera la imprenta también se escribía sobre otros materiales, pero en los últimos 500 años hemos adquirido esta cantidad de libros, libros singulares que expresan conocimientos desde la era de la imprenta, y también tenemos centenares de miles de manuscritos que expresan el saber judío desde hace más de 3.000 años.

Es increíble, es milagroso y nos da lugar para el optimismo, porque si el pueblo judío y el idioma judío han sobrevivido 3.000 años de historia, no debemos temer a nada.

La historia siempre fue difícil para nosotros, dolorosa. En todos los siglos hubo algún tipo de atrocidad, como la que soportamos en el siglo XX, y esto me lleva al principio de mi charla sobre el Misticismo Judío.

Yo sé que muchos de ustedes tuvieron la oportunidad de leer algo sobre la Cábala o el Misticismo Judío y ya tienen una opinión al respecto. Ahora sólo les pido que suspendan los juicios, trataremos solamente de seguir cuál es la percepción innovadora en los campos que se refieren al Misticismo Judío.

Lo que todos los investigadores estamos de acuerdo es que el Misticismo Judío es enorme; tenemos 18.000 libros que reflejan diversas etapas de este misticismo y encontramos numerosas avenidas de creatividad. La pregunta es cuándo comenzó y cómo está organizado. El Misticismo Judío esta dividido en dos partes importantes. Uno se llama el Misticismo de la Merkavá, del carro o trono Divino y el otro se llama Cabalá.

Me gustaría comenzar leyendo un verso de Marcel Proust, que no se si todos saben, era judío. Después del juicio de Dreyfus escribió: “Debemos todos crear un mundo de ficción en el cual sólo nosotros podamos vivir”.

Exactamente esto es el Misticismo Judío, es crear un mundo de ficción en el cual el mundo de la realidad esta más allá de la esperanza. Es la historia de la imaginación creativa dentro del contexto religioso creado por los desesperados, los perdedores, los vencidos, que se dieron cuenta que no podían cambiar la realidad.

Es importante entender esto ya que, cuando uno no tiene lugar para cambiar la realidad no tiene lugar el Misticismo. Sólo en momentos de desesperación, de catástrofe, de necesidad, de urgencia existe la posibilidad de Misticismo Judío. Esta misma frase bien podría haber sido dicha por el Profeta Ezequiel, creador del Misticismo Judío. Él era un pastor y en el año 582 a. C., cuando se destruyó el Primer Templo, hubo una desolación completa y los judíos huyeron a Babilonia.

Una persona, y sólo hace falta una persona para inaugurar el misticismo, el profeta Ezequiel dijo: “Yo les puedo asegurar que he visto con mis ojos un mundo distinto, un mundo de ficción, nadie más lo puede ver, sólo yo, pero créanme esta es la realidad verdadera, aunque ustedes no la puedan ver”.

Ezequiel tenía una visión que está descrita en la tradición judía como la visión del Carro o Trono Divino, que era la representación de todo lo sagrado y lo divino y que fue destruido en Jerusalén por los Babilonios. La visión del profeta Ezequiel nos permite ver que si bien él estaba describiendo ángeles, oro, fuego y ruedas y mucha luminosidad, cada uno de los componentes de ése Carro o Trono Divino, tiene mucho del antecedente bíblico descrito muchos siglos atrás en el Libro de los Reyes y en el Libro de las Crónicas.

La historia bíblica que fue escrita cientos de años antes de Ezequiel fue el antecedente de la creación libre de ése Templo Celestial después de su destrucción. El Misticismo comienza definiendo la atrocidad de la destrucción del Primer Templo, o a la inversa. Si no hubiera ocurrido esa destrucción, no hubiera habido necesidad del libro de Ezequiel. Nadie hubiera necesitado del Misticismo porque estas son dos partes de una misma balanza.

Centenares de años después, cuando los judíos habían regresado de Babilonia y cuando reinventaron la tradición judía mucho antes de la era común, había una gran escisión entre dos percepciones de la vida judía. Era un conflicto entre dos tipos de calendario. El calendario judío antes del primer milenio, antes de la era común, era solar, que testificaba la idea que el tiempo es sagrado. El tiempo era algo divino y reflejaba la bendición divina.

Había dos ciclos de tiempo, uno era el tiempo natural o universal, compartido por todos los seres humanos, amanecer y atardecer, los meses, las estaciones del año, todo lo que podemos ver. Ese tiempo se denominaba el de “los Carros Celestiales”, el ciclo eterno de tiempo que expresaba el pacto entre Dios y el mundo.

Por otro lado había otro tipo de calendario y era exclusivamente un calendario judío. Era el calendario de la cesación, de la resignación, de Shabat. Ambos calendarios funcionaban en 364 días, estaban sincronizados, tanto el calendario del Carro Divino como el de Shabat.

El de Shabat estaba dividido en 52 shabatot porque 52 multiplicado por 7 da 364 días. La dimensión judía del tiempo se basa en el número 7. En hebreo se refiere a la palabra shvuá, el pacto, y la percepción antigua era mantener este ciclo de siete días de descanso y estarían garantizando así, obtener los ciclos de bendiciones en las cuatro estaciones. La diferencia era que el calendario del Carro Divino era el tiempo visual, todos lo podían ver pero, el calendario judío de Shabat, era auditivo, uno sólo lo podía escuchar, porque nadie puede ver un Shabat.

Levítico 23 nos dice: “Estos son los tiempos sagrados de Dios y uno debe reunirse y leer”. Los días libres cada siete días eran días de literatura, de estudio. Cada siete días los judíos se juntan a aprender. Esta es una manera de cultivar el alfabetismo, todos los niños tenían que saber leer. Los religiosos que no trabajaban le leían en voz alta a la gente las palabras sagradas. Cada siete días eran personas libres e iguales.

La idea de tiempo era conectada con el número 70, 18 días son los días acumulados de todas las fiestas, más 52 de las semanas, son 70, y en la literatura judía antigua esos 70 eran llamados Moadei Dror, tiempo nombrado para la libertad. Es decir, todos, tanto el pueblo judío como los esclavos sin excepción, tenían 70 días de libertad.

La fabulosa idea de libertad e igualdad fue la base del calendario. Sin embargo, en el año 175 el Rey Antiocus Epifanes que conquistó Jerusalén, creó un nuevo calendario. Fue en ese momento que el sacerdote de la casa de Tzadok, abandonó Jerusalén llevándose la biblioteca.

Si quieren hablar de innovación en el estudio del Misticismo Judío, aquí está. Hace 60 años, en 1947, no teníamos prueba tangible de la antigüedad de la Biblia. La única comunidad que había poseído un rollo bíblico era la comunidad judía de Alepo. Ése rollo era del siglo IX. Pero 60 años atrás encontramos la biblioteca del Templo. Muchos creían que era una colección sectaria y nos llevó mucho tiempo confirmarlo.

Hoy día sabemos que los 930 rollos, que habían sido encontrados en las 11 cuevas del Mar Muerto, son los restos de la biblioteca del Gran Templo de Jerusalén, y en cada uno está escrito los Sacerdotes de la casa de Tzadok, que eran los sacerdotes que servían en la época del Templo.

Nos llevó casi 60 años saber qué había en ésos rollos, ya que estaban en muy mal estado, pues fueron desgarrados por los beduinos. Trabajamos 100 estudiosos de todo el mundo hasta el año 2002, para estudiar el conocimiento y poder unir los rollos.

Hoy en día contamos con 39 volúmenes de aquellos descubrimientos del desierto de Judea. Esta biblioteca nos dice mucho sobre el judaísmo de 3.000 años antes de la era común. Está dividida en cuatro partes.

La primera representa 23 de 24 “libros de la Biblia”, el libro que falta es el rollo de Ester, porque no incluye el nombre de Dios. Los 930 libros son de escritos sagrados: místicos, bíblicos, angélicos.  Muchos son copia de la Biblia en distintas versiones. La Biblia no era un libro, estaba escrita en rollos, 250 de los 930 rollos representan la biblioteca bíblica.

La segunda parte se denomina “para-bíblica” y refleja esencias de la Biblia, otras visiones bíblicas como, por ejemplo, el Génesis.

La tercera parte de la biblioteca se denomina “literatura angélica” y está conectada con el Misticismo Judío porque el sacerdote que vivía en Jerusalén, luego de la destrucción del Templo, e impuesto ya un nuevo calendario, el lunar, construyó santuarios en su imaginación. Construyeron un mundo imaginario nuevo, templos en el cielo y ofrecían allí sacrificios que eran oraciones, cánticos, imaginación, liturgia.

Una cuarta parte de la Biblioteca está constituida por liturgia angélica. El sistema sacerdotal era muy sencillo, contra cada cosa que había sido deshonrada en la tierra, creaban una versión celestial mejor. Por ejemplo, por el Santuario que había sido deshonrado, se hicieron siete santuarios.

Crearon cielos eternos, lugares que no se pueden tomar como el Jardín del Edén, traducido como Pardes o paraíso. No es un lugar, es un estado. Es un lugar de los querubines, la representación de la Divinidad. Hablamos de cronotopía, de crono-tiempo, de topía-lugar: unidad del tiempo y lugar sagrado, temas que les interesaban a los profetas y sacerdotes.

La última parte de la biblioteca del Templo ha sido dedicada a la “literatura polémica”. Los hijos de la luz luchando contra los hijos de la oscuridad, los que optaron por el nuevo calendario y los que no lo aceptaron. Es una guerra entre los Saduceos y los Hasmoneos que tenían el Templo y el sacerdocio.

El Misticismo sacerdotal antiguo se definió a sí mismo como el misterio del Carro Divino, fuente de vida eterna de ciclos de tiempo y del lugar sagrado.

Pasaré del siglo II a. C. al siglo II de la era común donde la Cábala comenzó, quiere decir la tradición, su recepción.

¿Qué es la Cábala? ¿Cuál es la innovación del Misticismo Judío en el segundo milenio de la era común?

Tenemos que comprender que el pueblo judío estaba seguro que no habría una comunidad judía que sobreviviera, después de 200 años de cruzadas que comenzaron en el 1096 y terminaron en el 1226. Las cruzadas asesinaron a integrantes de la comunidad judía en Francia, España, Alemania. La menos dañada fue la comunidad judeo-española.

En España comenzaron a reunirse los intelectuales y pensar qué se podía hacer para sobrevivir a tanto dolor. ¿Cómo podemos competir con la realidad? Entonces toda la comunidad decidió crear una nueva ilusión, una nueva creatividad. El lugar de los horrores, de la muerte, fue modificado.

Empezaron a jugar con las palabras, a participar con lo sagrado. La Cábala es leer los escritos antiguos sagrados, alejándose del nivel literario. Solamente a través de la lectura y el juego, y con la interpretación adecuada, podrían entender el significado inherente a la historia judía.

Los judíos fueron a la diáspora después de la destrucción del Segundo Templo y esperaban con ansias la redención, pero no llegaba. Fueron expulsados de Francia, Inglaterra y en 1492 de España y luego de Portugal. Y la lista sigue...

No había nada que podrían haber hecho, estaban dispersos. No tenían soberanía, no tenían ejército, no tenían independencia, estaban dispersos por Europa en la peor de las situaciones.

Hablemos ahora de los dos caminos que tiene la creatividad judía: Halajá y Hagadá. La Halajá es la ley, todo lo que debemos comprender para llevar a cabo la vida judía en Comunidad. La Halajá deriva de la palabra lalejet, caminar, es decir la ley siempre esta caminando, activa. La Hagadá es la leyenda, es literatura, con toda la libertad del pensamiento y de la creatividad mística.

El punto central fue que esos 100 años de creatividad de la Hagadá fueron incluidos en la literatura mística del Libro del Esplendor, que es el Zohar. Como su nombre lo indica, quería iluminar sobre la oscuridad, pasar del horror del exilio a la esperanza de la tradición. Crear una manera de interpretar para que tuvieran sentido las cosas.

Tomaron el principio del Libro de la Creación del primer siglo, que comienza así: "Cuando Dios Todopoderoso quiso crear al mundo, lo hizo con 32 pasajes de sabiduría, 22 letras y 10 números infinitos". Los números infinitos son las sefirot y las letras son sagradas. Se propusieron explorar con números y letras para encontrar explicaciones más allá de lo escrito, explorar todas las posibilidades de interpretación e iluminar cada palabra del texto sagrado.

En el proceso de lectura uno va creando conocimiento. No leer literalmente sino leer con profundidad, para crear justamente conocimiento creativo. Se dijo que Dios les había pedido que reescribieran la Torá en el Libro del Esplendor, y a través de ella el pueblo judío pasaría del exilio a la redención.

Presuntamente el autor del Zohar fue Rabí Shimon Bar Iojai, un sabio del siglo XII de la era común. Comienza diciendo: "Yo he estado trabajando en el campo y el verso llegó a mi boca. Yo sé ahora que un río es luz, que hay una nueva primavera o una nueva manera de comprender”.

Si ustedes me preguntaran cuál fue la innovación de la Cábala, les diría que reinventaron a Dios y al hombre. Como eran temerosos de su existencia lo reinventaron en el hombre y en la mujer y dijeron que el rol del ser humano era unir lo masculino y lo femenino en la divinidad. Los dos lados de la divinidad. El único Dios judío es ahora un Dios nuevo, con parte de hombre y de mujer, incluido en todas las propiedades que los humanos tenemos.

El estudio de la Biblia y la Mishná, infunde nuevos significados místicos y fueron así creando un nuevo mundo de escritos místicos. Decían que cada letra del alfabeto hebreo esta infundida de luz divina, “Bejol ot olamot, neshamot veelohut”, en cada letra hay numerosos mundos.

Querían retornar a la eternidad a través del estudio y, los libros sagrados ofrecían esperanza a la desolación, ofrecían un pasaje mesiánico, del exilio al retorno. En este nuevo método de lectura dejaban atrás el nivel literario y creaban una nueva literatura mística, recuperando la profecía y un nuevo significado del Judaísmo.

Combinando la Halajá y la Hagadá, la Ley y el Misticismo el pueblo judío pudo sobrevivir a las atrocidades del segundo milenio y volver a la tierra de Israel.

Rabí Yosef Caro había dicho que, mientras estudiaba el Libro del Esplendor, el Zohar, había recibido una visión en la cual el lado femenino de la deidad, la Shejiná, lo llamaba para que se fuera a Israel y emigró en el año 1535, como resultado de esa revelación. La percepción mística entre el lado femenino y masculino de Dios, debía ser unido por la fuerza humana.

La canción Lejá Dodí que cantamos los viernes habla de Malká, Shejiná, Kalá, que es el lado femenino de la deidad y representa a la comunidad de Israel en el cielo. El pueblo judío proyectaba en el cielo sus sufrimientos terrenales y decían que el lado masculino redimiría al lado femenino, que era el exilio.

Nosotros, la comunidad judía, donde quiera que estemos, tenemos la responsabilidad de rectificar y mejorar el mundo. El Universo todo está en el exilio.

Gracias a los escritores visionarios, el pueblo judío recuperó un ancla de esperanza y hemos sobrevivido y estamos aquí.

Muchas gracias.

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