Saturday, February 22, 2014

El amor del New York Times por los antisionistas judíos es una costumbre arraigada en su propio pasado - Rafael Medoff - JNS.org



El New York Times levantó algunas cejas en la comunidad judía americana la semana pasada al prestar una extensa atención a cuatro autodenominados judíos religiosos americanos que se oponen a Israel. En un aparente intento de legitimar el antisionismo judío, el artículo destacaba que el sionismo "no siempre fue la norma entre los judíos americanos" ​​y que se debió solamente a "la persecución que sufrieron los judíos europeos el que la mayoría de los judíos americanos se volvieran sionistas".

Curiosamente, una de los más famosos "judíos religiosos" americanos que se opusieron al sionismo no cambió de opinión aún después del Holocausto. Se trataba del propio editor del New York Times desde 1935 hasta 1961, Arthur Hays Sulzberger.

Sulzberger era un devoto adherente del clásico Judaísmo de la Reforma. En su opinión, la identidad judía debía radicar solamente en las creencias religiosas, por lo que no tenía sentido ser un pueblo, y por ello mismo, no había necesidad de nacionalismo o de pertenencia étnica. Incluso rechazó la existencia de organizaciones de veteranos de guerra judíos alegando que eran ejemplos de "mentalidad de ghetto".

Como el profesor Laurel Leff nos explica en su libro aclamado por la crítica, "Escondido por el New York Times: El Holocausto y el periódico más importante de Estados Unidos", Sulzberger instruyó a los editores y redactores del Times para que enterraran las noticias del genocidio nazi en las últimas páginas del diario, atenuando o eliminando las referencias al hecho de que las víctimas fueran judías. A Sulzberger le preocupaba que si el NYTimes informaba con exactitud de lo que estaba sucediendo a los judíos europeos, alguien podría acusarlos de ser un "periódico judío".

Cuando las noticias de las atrocidades nazis se conocieron ampliamente, muchos rabinos y líderes de la Reforma, anteriormente antisionistas, reconocieron la necesidad de un Estado judío, Sulzberger, no obstante, no se echó atrás. Fue uno de los primeros y más entusiastas partidarios del Consejo Interamericano para el Judaísmo, un grupo creado en 1942 por un puñado de rabinos de la Reforma para oponerse al sionismo. El NYTimes proporcionó una frecuente y generosa cobertura a las actividades de ese minúsculo Consejo.

Incluso una visita a los antiguos campos de concentración nazis en 1945 no alteró las convicciones antisionistas de Sulzberger. En un discurso pronunciado el año siguiente, Sulzberger afirmó que mientras él se compadecía de los sobrevivientes judíos que vivían en los campamentos de personas desplazadas en Europa, ello representaban "un porcentaje menor del total de personas desplazadas", y que por lo tanto no deberían estar recibiendo tanta atención.

Sulzberger llegó a veces tan lejos como para afirmar que el sionismo era el culpable de la muerte de algunos de los judíos asesinados en el Holocausto. Alegó, en ese año 1946, que la crisis de los refugiados durante la guerra había sido "un problema social y económico manejable" hasta que "el clamor por una condición de Estado (judío) introdujo un elemento político indisoluble" en el conflicto. "Es mi parecer que miles de muertos ahora podrían estar vivas si los sionistas hubieran puesto menos énfasis en la condición de Estado", afirmó Sulzberger.

Uno de los judíos antisionistas perfilados en el artículo del New York Times de la semana pasada se describía a sí mismo como un fan tardío de Judah Magnes, el cual abogaba por una Palestina árabe-judía binacional en lugar de un Estado judío. Sulzberger también tenía un alto concepto de Magnes. En junio de 1946, Sulzberger trató de organizar una cena en el Hotel Pierre de Manhattan para recaudar fondos para el trabajo de Magnes. El editor del NYTimes invitó a  23 de sus asociados. Sólo tres aceptaron. La cena fue cancelada.

Con el tiempo Sulzberger se sintió cada vez más aislado y frustrado. Una declaración pro-sionista del presidente del anteriormente antisionista Comité Judío Americano (AJC) a principios de 1947 provocó que Sulzberger le escribiera a un amigo, "Parece ser que si usted es judío tiene que contribuir judaicamente, comer judaicamente, pensar judaicamente, peinarse judaicamente ... Cielos, todo esto me pone enfermo".

En otra ocasión, Sulzberger se horrorizó al ver al AJC y a otros grupos judíos figurando, como afiliados que eran de de la United Jewish Appeal, en un anuncio en el NYTimes. "Lo único que echo de menos es la Sociedad de Quiroprácticos judíos", se quejó. "En otras palabras, si ser judío es el denominador común de todo lo que hacemos, !que Dios nos ayude!".

En sus últimos años, el antisionismo de Sulzberger nunca cesó. Renunció a acudir a una de las sinagogas de la Reforma a la que pertenecía después de que introdujera el canto del Hatikva, el himno nacional israelí, junto con el Barras y Estrellas americano. Al parecer, consideró visitar Israel en una ocasión, pero cambió de opinión después de que el primer ministro David Ben-Gurion realizara un discurso que no le gustó.

Irónicamente, sin embargo, después del fallecimiento de Sulzberger fen 1961, su viuda estableció una beca con su nombre en la Universidad Hebrea. Parece poco probable que él lo hubiera aprobado.

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