Monday, July 07, 2014

Israel: el último garante de la seguridad de Jordania - Yossi Melman - i24news

 
El mapa del ISIS

La creciente amenaza islamista a su estabilidad y a su integridad son una fuente de preocupación no sólo para la Casa Hachemita de Jordania y sus élites, sino también para Israel, los EEUU y el Reino Unido. Jordania siempre ha sido un fiel aliado de los británicos y de los estadounidenses, y más aún desde el 11-S y la guerra contra el terrorismo global.

La CIA, por ejemplo, mantuvo centros de detención (cárceles negras) en suelo jordano y se benefició de su estrecha cooperación con la inteligencia jordana para interrogar a terroristas y frustrar sus ataques.

Israel, directa o indirectamente a través de los EEUU y el Reino Unido, es, de hecho, el último garante de la soberanía jordana. La inteligencia israelí ha desempeñado un papel importante en la protección de los gobernantes hachemitas ante diferentes complots terroristas a través de los años.

El terremoto en Irak está enviando ondas de choque para el reino del desierto. El Estado Islámico de Irak y Sham (ISIS), que aspira a crear un califato islámico (emirato) basado en los valores del siglo VII, publicó recientemente un mapa de sus fronteras deseadas donde incluía a Jordania y a Palestina (Israel).

Durante su impresionante campaña militar donde conquistó una tercera parte de Irak, los guerreros del ISIS se hicieron cargo de un importante punto de paso en la frontera jordano-iraquí. El ejército jordano efectivamente se colocó en alerta y apretó su control de la zona de frontera.

Sin embargo, las amenazas internas y externas no son nuevas para la monarquía jordana. La Casa Hachemita ha aprendido a vivir bajo su sombra y a vencerlas con un poco de ayuda de sus amigos: Gran Bretaña, Estados Unidos e Israel. En ese sentido, los acontecimientos actuales se hacen eco de los pasados.

La ubicación de Jordania, su historia y su configuración étnica es única en el mundo árabe. Al igual que otras naciones árabes - Iraq Líbano, Kuwait - Jordania fue creada por las potencias coloniales, y sus fronteras fueron talladas con lápices gruesos en los mapas. Se le dio hace casi 100 años por los británicos como una especie de donativo e indemnización a la dinastía hachemita, que eran los guardianes de los lugares santos de La Meca y Medina, ya que perdieron la península árabe a manos de la Casa de Saud.

Por varias razones, Jordania se ha convertido en la nación más amenazada y frágil en el mundo árabe.

Jordania está rodeada por tres lados por naciones hostiles. Hacia el sur, la rivalidad de Arabia Saudita tiene sus raíces en el antiguo deseo de hegemonía religiosa del Islam sunita. Tiene Irak al este y al norte a Siria, ambos considerados como fuerzas nacionales radicales enojados por las políticas pro-occidentales de Jordania. El rey Hussein, el difunto padre del actual monarca el rey Abdullah, fue durante los años 50 y 60 el blanco de varios complot organizados por el presidente egipcio Gamal Abdul Nasser, quien fue el gran campeón árabe del panarabismo, el nacionalismo y el radicalismo.

A nivel nacional, la población de Jordania está dividida entre una mayoría de palestinos y los jordanos "originales". Esta es una receta para el descontento, tal como demostraron los acontecimientos posteriores a la guerra de 1967 entre Israel y los árabes. La OLP utilizó el territorio jordano como plataforma de lanzamiento para los ataques contra la ocupación israelí de Cisjordania y, finalmente, creó un "Estado dentro del Estado" en Jordania con la intención de derrocar al rey Hussein.

Desde su creación en 1948, Israel encontró en Jordania un aliado tácito - basado en el viejo dicho de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo -. Los intereses comunes compartidos por los dos países sirvieron como una fuerza de oposición al establecimiento de un Estado palestino y al radicalismo árabe. Esto generó una cooperación secreta en inteligencia y en coordinación de la seguridad. Los consejos de inteligencia israelíes salvaron la vida del rey Hussein. Desde los años 60 los primeros ministros israelíes se reunieron en secreto - en algún momento en lugares exóticos como a bordo de un yate o en una clínica médica en Londres - con el rey Hussein. Hablaron de la paz, pero se conformaron con menos, con una colaboración secreta de seguridad para mantener la tranquilidad en la frontera y combatir a los terroristas palestinos.

Al menos dos veces Israel desempeñó un papel activo en la preservación de la independencia de Jordania y del Estado hachemita. En 1958 Israel permitió que aviones británicos que llevaban tropas cruzaran su espacio aéreo en una misión de defensa del reino ante el complot de Nasser para derrocar al régimen y convertir a Jordania en una república pro-nasserista.

Doce años más tarde, en septiembre de 1970, después de que los tanques sirios invadieran el norte de Jordania en solidaridad con la lucha de la OLP contra el rey Hussein, Israel, alentado por los EEUU, movilizó de manera masiva sus tropas y amenazó con invadir Jordania y repeler a los sirios. Finalmente el presidente Hafez Assad (el padre de Bashar) captó el mensaje y retiró a sus fuerzas.

Es cierto que hubo algunos dirigentes israelíes - el fallecido Ariel Sharon era uno de ellos - que argumentaron que, en lugar de ayudar a la monarquía, Israel debía ayudar a sus enemigos en sus intentos de lanzarse contra el régimen y convertir a Jordania en el estado de los palestinos, satisfaciendo así su aspiraciones de estatalidad.

Pero desde la década de 1980 estas voces han sido marginadas, y ciertamente después de la firma del tratado de paz de 1994 entre los dos países. Hoy en día, la mayoría de los estrategas y líderes israelíes ven a Jordania como un Estado tampón vital para la seguridad de Israel, y al rey Abdullah como un aliado sólido.

Con el avance de las fuerzas suníes radicales desde Irak hacia las fronteras de Jordania, la cooperación clandestina y las consultas entre Israel y Jordania están aumentando. Es difícil de creer que Israel permitirá que Jordania caiga en manos de ISIS. Si ese peligro crece, se puede imaginar una intervención militar israelí incluso directa, o al menos el uso de la Fuerza Aérea de Israel para defender a la monarquía y la independencia de Jordania.

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