Wednesday, September 03, 2014

La curiosa rabieta de Obama - Bret Stephens - WSJ



Barack Obama "se ha manifestado 'enfurecido' con el gobierno israelí, tanto por sus acciones como por su tratamiento del jefe de su diplomacia, el secretario de Estado estadounidense John Kerry". Así hacían constar los informes del Jerusalem Post basados en el testimonio de Martin Indyk, hasta hace poco un enviado especial para Oriente Medio del presidente. La guerra en Gaza, añadia Mr. Indyk, ha tenido "un impacto muy negativo" en las relaciones de Jerusalén con Washington.

Piensen en esto: Obama estaba "enfurecido". No "alarmado" o "crítico" o "irritado", o incluso "enfadado". La ira también es un sentimiento. La ira y la rabia son un frenesí. Pero la rabia, la ira, el furor, están pasados de moda y no son cool. Además, la rabia y el furor se alimentan de sí mismos. La ira y el furor son más específicos, y la rabia más obsesiva y neurótica.

Y Mr. Obama - Mr. no drama Obama -, el presidente que se enorgullece de ser cool, ese hombre del que se dice que su desapego emocional explica su fuerza intelectual, ahora está "enfurecido". Con Israel. Un Israel que acaba de ser golpeado por varios miles de cohetes y por más de 30 túneles del terror en una guerra de 50 días, por un cierre forzado de su único gran aeropuerto, por las acusaciones de "genocidio" del presidente palestino Mahmoud Abbas, por protestas antisemitas por toda Europa y por una condena general por todo el mundo. Este es el país que es el objeto de la ira del presidente Obama.

Piensen en esto un poco más. En el verano en el que Mr. Obama se revolvió "enfurecido" contra Israel, los terroristas del Estado Islámico incautaron Mosul y masacraron a los soldados chiíes en unas minas a cielo abierto, los separatistas rusos derribaron un avión civil de pasajeros, Hamas ejecutó a 18 "colaboradores" a plena luz del día, las fuerzas de Bashar Assad en Siria estuvieron cerca de sitiar completamente Alepo con el objetivo de matar de hambre a la ciudad, a un valiente periodista americano le cortó la garganta un yihadista británico y subieron su asesinato a YouTube, las tropas rusas invadieron abiertamente Ucrania y cazas chinos acosaron a aviones de vigilancia de los ​​EEUU sobre aguas internacionales.

Mr. Obama o su administración respondieron a estos eventos con diferentes grados de preocupación, censura e indignación. ¿Pero dónde estaba su rabia, su furor y su ira?

Así se expresaba, por ejemplo, el presidente Obama ante Tom Friedman sobre Rusia y Ucrania y para el New York Times a principios de agosto:
"La búsqueda de una rampa de salida [para Vladimir Putin] se hace más difícil. Dicho esto, creo que todavía es posible para nosotros, debido a la eficaz organización que hemos organizado con los europeos alrededor de Ucrania y al genuino daño que las sanciones causarán en la economía rusa, llegar a un buen acuerdo en el que todavía se reconozca la soberanía y la independencia de Ucrania, pero también habrá un reconocimiento de que Ucrania tiene unos lazos históricos con Rusia, que la mayor parte de su comercio se dirige a Rusia, que enormes porciones de su población habla ruso, por lo que no van a estar realmente separados de Rusia. Por lo que deberíamos conseguir que un acuerdo sea posible".
Esto no suena ni siquiera a una condena. Se trata de una disculpa. Para el señor Putin. Pero Benjamin Netanyahu no tendría tanta suerte.

Ahora piensen en lo que, específicamente, ha "enfurecido" al presidente sobre el comportamiento de Israel, "sus acciones y su tratamiento del jefe de su diplomacia".

¿Acciones? Hamás comenzó a disparar cohetes contra Israel en junio, rompiendo así el alto el fuego que habían acordado al final de la última guerra, en noviembre de 2012. No obstante, esta última guerra comenzó en serio el 7 de julio, cuando Hamas disparó unos 80 cohetes contra Israel. "Ningún país puede aceptar los ataques con cohetes contra sus civiles", dijo por aquel entonces el portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest al día siguiente, "y apoyamos el derecho de Israel a defenderse de esos viciosos ataques".

El 15 de julio Israel aceptó los términos de un alto el fuego elaborado por Egipto. Hamas lo violó disparando 50 cohetes contra Israel. El 17 de julio Israel aceptó cinco horas de alto el fuego humanitario. Hamas lo violó de nuevo. El 20 de julio Israel permitió una ventana de asistencia médica de dos horas en el barrio de Shujaiyeh. Hamas lo violó. El 26 de julio Hamas anunció un alto el fuego para todo el día. Luego rompió su propio alto el fuego. El 28 de julio Israel acordó un alto el fuego durante la festividad musulmana de Eid al-Fitr. Los ataques con cohetes continuaron. El 1 de agosto Israel aceptó el alto el fuego de 72 horas propuesto por los EEUU. Hamas lo violó a los 90 minutos. El 5 de agosto Israel llegó a un acuerdo de Egipto para otro alto el fuego de tres días. Hamas lo violó varias horas antes de que expirara después de que Israel anunció que estaría de acuerdo con una extensión.

Si Hamas hubiera honrado cualquiera de estas treguas podría haber salvado vidas palestinas. No lo hizo. No obstante, Obama estaba "enfurecido", pero no con Hamas.

En cuanto a la supuesta malos tratos de Israel hacia Kerry, el presidente debería leer el largo artículo de Ben Birnbaum y Amir Tibon en la edición del 20 de julio del New Republic, donde se relatan las desventuras en el Oriente Medio de su secretario de Estado. Es el retrato de un diplomático con habilidades y estilo, pero sin éxito, un Inspector Clouseau. Obama también podría leer como evalúa el columnista del Haaretz Ari Shavit la diplomacia del señor Kerry: "El gobierno de Obama", escribía en julio, "demostró una vez más que es el mejor amigo de sus enemigos y el mayor enemigo de sus amigos".

Tanto el Haaretz como el New Republic son publicaciones de izquierda que simpatizan con las intenciones de Obama, si bien no con sus métodos.

Aún así, el presidente Obama se "enfureció". Con Israel. Vaya individuo.

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