Sunday, October 05, 2014

El antisionismo judío - Eylón Aslan-Levy - Times of Israel


La tumba de Netziv en Varsovia

La Conferencia de Basilea de 1897 tenía previsto celebrarse en Munich. Los organizadores habían preferido celebrar el Primer Congreso Sionista allí por la mayor calidad de los restaurantes kosher existentes. Pero la comunidad judía de Munich se negó a que fuera su lugar de acogida: negaban la existencia de un problema judío que pudiera necesitar una solución a través del sionismo, quejándose además de que tales “revoltosos” seguramente provocarían problemas que repercutirían sobre la comunidad judía de Munich. 

Al cabo de cincuenta años, lo trágico de esta decisión quedó de manifiesto cuando los judíos de Munich fueron devorados por la maquinaria de guerra alemana, y los supervivientes huyeron al refugio seguro establecido por esos huéspedes a los que habían rechazado previamente.

Nunca fue una conclusión inevitable que el sionismo emergiera como la respuesta más popular entre los judíos al tema de la cuestión judía, ese viejo debate sobre el estatus que les correspondía a los judíos en las sociedades donde vivían. Caminando por el cementerio judío de Varsovia, uno puede obtener una idea bastante clara de lo que fue la extraordinaria gama de ideas propuestas por los judíos para su propia emancipación. Algunos prefirieron la asimilación en las sociedades donde vivían. Otros, notablemente Netziv (Naftali Zvi Yehuda Berlin), abrazaron la religión de una manera más determinada y establecieron yeshivot. I.L. Peretz fue un pionero de la cultura secular yiddish, y L.L Zamenhoff puso su esperanza en que el florecimiento de una lengua internacional, el esperanto, eliminaría las divisiones y los prejuicios nacionales. Con mucho, la respuesta más popular fue el bundismo, el contingente judío del movimiento obrero internacional [N.P.: también muy favorable al yiddish y a una autonomía cultural judía].

El sionismo, sin embargo, emergió victorioso como la única respuesta capaz de asegurar la supervivencia de los judíos como judíos. Las otras fracasaron miserablemente: algunos desilusionados marxistas que abandonaron la Palestina del Mandato para dirigirse a la URSS fueron devorados por los gulags. Sólo la autodeterminación del pueblo judío en la Tierra de Israel - la creación de un refugio seguro - tuvo éxito en a la hora de asegurar la supervivencia y la prosperidad de una comunidad judía aún bajo la amenaza de fuerzas hostiles. No es de extrañar pues que la gran mayoría de los judíos en el mundo sean sionistas: la teoría se ha comprobado cierta y exitosa.

Este hecho explica por qué el antisionismo - el rechazo de la existencia de Israel, no las críticas a las políticas de los gobiernos israelíes - es inherentemente antisemita. Los antisionistas no solamente rechazan la respuesta preferida por la mayoría de los judíos, sino que tampoco se preocupan demasiado por la solución de la cuestión judía, al menos no de una manera que tenga en cuenta las esperanzas y aspiraciones de los judíos. Ellos se contentan con exponer a los judíos los peligros y riesgos que corren (si siguen apoyando la existencia de Israel), para los cuales no pueden ofrecerles garantías, indiferentes como se muestran ante el destino del pueblo judío en un mundo sin Israel.

Edward Said esperaba una solución de un estado en el que los judíos serían una minoría, a pesar de que admitía que no podía estar seguro de su seguridad y que "el destino de los judíos" en una Palestina árabe le preocupaba "bastante". Es difícil creer que esa supuesta preocupación por el bienestar judío sea genuina cuando los antisionistas tratan de imponer una solución que la mayoría de los judíos temen.

Pero los judíos también pueden ser antisionistas. Los judíos sobresalen en muchos campos, y en odiar a Israel no es una excepción. La secta hasídica Neturei Karta aparece en casi todas las manifestaciones anti-Israel que se celebran por el mundo, y ello desde su convicción de que los judíos no deben tener un estado antes de la venida del Mesías. Tampoco hay escasez de radicales judíos de extrema izquierda que apoyan el
movimiento de boicot o participan en las manifestaciones anti-israelíes.

¿Pero estos judíos antisionistas son también antisemitas? Ciertamente, no hay una razón lógica para que una persona no pueda tener prejuicios en contra del grupo en el que ha nacido. Sin duda, es posible que haya sido cómplice en su propia opresión: las mujeres pueden inculcar a sus hijas las normas represivas de género; Malcolm X utiliza el tropo de la 'casa del Negro' para explicar la realidad de la aquiescencia hacia las opresivas estructuras del poder.

Pero sería una locura etiquetar a los judíos antisionistas de antisemitas. Al rechazar el sionismo, ellos repudian una respuesta específica a la cuestión judía. Pero a diferencia de los no judíos, ellos no deberían ser indiferentes a la suerte de los judíos: ellos también sufrirían las consecuencias del odio a los judíos en un mundo sin refugio (sin Israel). A diferencia de los antisionistas no judíos, listos para someter a unos desventurados terceros (los judíos) a los riesgos de su propia obsesión ideológica, los judíos antisionistas sí tendrían que pagar al menos un cierto precio personal por sus propios errores de cálculo (los antisionistas diasporistas, es cierto, menos que los propios israelíes). Su oposición al sionismo puede volverlos equivocados o ingenuos - yo diría más bien idiotas útiles, o traidores -, pero no es necesario que sean representantes del auto-odio judío o que estén prejuiciados en contra de su propio pueblo.

Una vez que se comprende el lugar del sionismo dentro de la paleta histórica de las respuestas judías a la cuestión judía, se puede racionalizar su rechazo por parte de algunos judíos: para ellos, la respuesta a la emancipación de los judíos radica en la afirmación de la identidad diasporista - y nadie debería menospreciar esa aspiración -. Ellos son, en muchos aspectos, un vestigio de la esperanza existente en la época de la Ilustración, esperanza que se esfumó en los campos de concentración durante el Holocausto, y que pretendía que el antisemitismo podría ser abolido mediante la integración de los judíos como una minoría religiosa en la sociedad occidental, pero eso sí, evitando resueltamente cualquier reclamación de una identidad nacional.

El problema surge cuando los judíos antisionistas tratan de imponer su respuesta a la cuestión judía a esas personas que creen que eso sería un auténtico desastre, uniéndose a los llamamientos para la disolución del Estado judío. Esta imprudencia demuestra indiscutiblemente su cruel desprecio por el bienestar de los judíos que padecen los estragos de su incitación contra el Estado judío, sin embargo llamarlos antisemitas no sirve para nada.

Hay una antigua canción en yiddish que expresa este desprecio por el sionismo: "¿Queréis llevarnos a Jerusalén / para que así podamos morir como nación / pero nosotros preferimos quedarnos en la diáspora / y luchar por nuestra liberación". A los que abrazan el mensaje de este himno les vendría bien recordar que fueron esos "estúpidos y minoritarios sionistas" menospreciados en la canción los que sobrevivieron, mientras que los que se burlaban de ellos cantando esta canción fueron eliminados. Cierta humildad sería muy deseable.

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