Tuesday, December 16, 2014

Livni la megalómaniaca o ¿qué demonios le pasa a Livni? - Israel Hayom



 ¿Qué le pasa a Livni? - Dan Margalit

¿Hay alguna razón por la que la líder de Hatnuah, Tzipi Livni, recurriera la semana pasada a ataques personales contra el primer ministro Benjamin Netanyahu durante el programa satírico "Estado de la Nación" en el Canal 2?

Hay dos posibles explicaciones: La primera es que ella se sentía radiante porque ella y el líder laborista Isaac Herzog habían acordado una rotación en el puesto de primer ministro después de (ganar) las elecciones. La segunda es que estaba emocionalmente perturbada al darse cuenta de que las concesiones extraídas al partido Laborista arrojan una luz crítica contra una política que salta de un partido a otro por puro interés personal. Además, ella temía que su movimiento crearía una gran malestar en aquellos diputados laboristas que, habiendo pasado dos años en la oposición, ahora veían que la seguridad de sus escaños se escapaba debido a la invasión patrocinada por Livni. La presión suele provocar que las personas utilizan un lenguaje soez.

La reacción que se produjo debe ser vista como una tarjeta amarilla o como una advertencia de que el castigo podría aparecer por el horizonte. Si ella actúa correctamente, puede salir indemne, pero si se tropieza de nuevo, otra tarjeta estará al caer, y esta vez podría ser enviada a los vestuarios.

Dicho esto, su pacto con Herzog ha insuflado nueva vida a la oposición. La convención laborista, el organismo oficial encargado de dar la luz verde a la coalición, le dio a Herzog un rotundo respaldo. Herzog y Livni son como esos jugadores que están en el banquillo y su entrenador les llama para que jueguen. Todavía tienen que marcar, pues ni siquiera han tocado el balón. Pero eso no les ha impedido aprovechar una oportunidad.

El abrumador apoyo a la coalición Herzog-Livni parece contraria a cualquier intuición, ya que degrada de manera efectiva a los candidatos laboristas ya que ahora tendrán menos espacio en la lista de candidatos conjunta. A pesar de que su duro trabajo en la Knesset puede ser en vano, las filas laboristas creen que Herzog llevará a cabo una campaña exitosa. Yendo en contra de él corren el riesgo de lastimar las posibilidades del laborismo en las elecciones generales.

Es por eso que estaban dispuestos a taparse la nariz y votar "". Si todo va según lo previsto, serán unos felices miembros del gobierno. Pero si el laborismo vuelve a quedarse en la oposición a pesar del acuerdo de rotación y de los escaños otorgados a gente del Hatnuah, Herzog puede esperar un auténtico descontento tras haber limpiado su propia lista sin cosechar ganancias significativas. Lo mismo pasaría si finalmente el laborismo se une a una coalición gubernamental, pero carece de cualquier influencia relevante sobre el gobierno.

Pero en este punto del juego, todo esto son temas internos que tienen cero impacto en las elecciones generales. Las partidos no van a salir de su capullo hasta que el proceso de primarias haya terminado. ¿Qué pasará con los diputados laboristas empujados a un lado para dejar sitio a la gente de Livni? ¿Por qué el proceso de primarias del Likud está siendo dominado por los apparatchiks del partido que cierran el camino a aquellos que en realidad desean seguir las reglas? A pesar de que estas preguntas son dignas, no son más que una historia paralela. El verdadero negocio comienza el día después de que los partidos configuren su lista de candidatos y retornen a las elecciones generales.


Livni, la megalómaniaca - Mati Tuchfeld

Tzipi Livni hizo una visita publicitada este domingo a un grupo de niños con necesidades especiales. Más tarde se publicó una foto en Facebook de como encendía las velas de Hanukkah con los jóvenes. Aparte del hecho de que la primera vela de Hanukkah debe en realidad encenderse solamente el martes por la noche, no está claro si los padres de los niños querían que Livni - que el día anterior había hecho una aparición televisiva en el espacio de humor del "Estado de la Nación" - utilizara a sus hijos de forma oportunista para la propaganda electoral.

Las comparecencias de los políticos en los programas de entretenimiento se ha convertido en algo casi habitual. Una tradición que probablemente se inició en los EEUU, se ha extendido por el mundo y llegó hasta nosotros en Israel. A diferencia de una entrevista seria en una noticiario o en un programa de investigación, una entrevista en un programa de entretenimiento permite a los políticos mostrar sus maneras más ligeras. Los anfitriones del programa meten puyas a los políticos, que les siguen el juego, consiguiendo las risas de los anfitriones y del público del estudio.

Pero lo más probable es que nunca haya habido un espectáculo de horror como el protagonizado por Livni el sábado en el "Estado de la Nación". Yendo bastante más allá de las risas y del ambiente jovial, resultaba difícil creer que esta mujer fuera ministro de Justicia hasta hace apenas dos semanas y ahora se vea a sí misma como una candidata a primer ministro. Incluso en conversaciones privadas, los políticos no utilizan el lenguaje de la calle que Livni exhibió el sábado. Durante la entrevista, Livni se sintió libre de las reglas de la corrección política y reveló a nuestras atónitas mentes el estado de su mente y de su mundo interior, y la cosa no resultó muy bonita. Vimos hasta "debajo del cinturón" la naturaleza más auténtica de Livni.

Con sus palabras, Livni confirmó lo que muchos han pensado sobre ella en los últimos años debido a su conducta política. Ella pareció superficial, arrogante y distante de cualquier sentido de tiempo y lugar, incluso si sólo estaba tratando de hacer reír. Si ella realmente creía en lo que decía ("Quedarse o no quedarse en un partido político es una consideración política de los políticos... se mueven alrededor, pero yo siempre me quedo"), entonces la situación es mucho peor de lo que pensábamos. Livni establece un nuevo estándar para la megalomanía con una talla de la que nunca hemos visto antes.

No es de extrañar que la página de Facebook de Livni se llenara de comentarios airados y de chistes a su costa. Tampoco es de extrañar que en la reunión del grupo laborista celebrada el domingo, en la cual se aprobó el pacto de unidad con Livni, el ambiente pareciera bastante triste y patético. A pesar de un esfuerzo desesperado por los funcionarios del partido para inculcar un aire de cambio y de falsa esperanza, los miembros laboristas sólo cantaron débilmente, de manera casi forzada, el "Ho! ¡Ja ¿Quién va? El próximo primer ministro", cuando apareció Isaac Herzog. Los laboristas parecían cansados y, sobre todo, escépticos. Este no era el cambio que buscaban.

Traer a Livni al laborismo no les proporcionará ni un solo escaño en la Knesset de la derecha o de la izquierda. Y después de la aparición de Livni en el "Estado de la Nación", la gente del laborismo teme que ella disuada a los votantes de apoyar al partido. La izquierda tiene un paladar bastante refinado, por lo que los deslices verbales de Livni no son una buena opción.

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