Monday, December 01, 2014

Miren quién están hablando – Dror Eydar – Israel Hayom



1.- Cuando las elecciones parezcan estar más cercanas, más locura observaremos en los medios de comunicación y en ciertas figuras políticas prominentes. A juzgar por sus grandes declaraciones actuales, la democracia israelí está corriendo actualmente "más peligro que nunca", todo el estado puede verse "paralizado", y una nueva "ventana de oportunidad" se puede estar abriendo por un breve momento que no se puede ni debe perder, y es que ahora algunos parecen pintar a la Liga Árabe como un voluntariado de fácil utilización que puede proteger Samaria de Hamas y del Estado islámico (de la misma forma que las naciones árabes están actuando en Siria e Irak), y estos políticos van a sacar de la chistera grandiosos planes diplomáticos (que se desintegrarán poco después, como el polen en una brisa de primavera) que supondrán una nueva gran invención judía, la cual por otro lado los árabes nunca aceptarán, pero que los medios de comunicación sin duda van a adorar.

Más que cualquier otra cosa, estaremos escuchando muchos más insultos de los de costumbre contra el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y todo lo que él representa. Nada que no puedan alborotar. Justo lo de siempre.

2.- Este fin de semana, en una manifestación de la izquierda ante la oficina del primer ministro, el ex jefe de la agencia de seguridad Shin Bet, Carmi Gillon, anunció que "el Estado de Israel está siendo dirigido actualmente por un grupo de pirómanos y ególatras que lo llevan hacia su destrucción final".

Dónde el israelí medio ve florecimiento, construcción, desarrollo y creatividad, el amargado izquierdista ve marchitamiento, destrucción, paralización y apocalipsis.

Mr. Gillon, la coalición actual no es un gobierno de "pirómanos de extrema derecha". Si solamente se diera cuenta de la presencia del Hatnuah de Tzipi Livni y del Yesh Atid de Yair Lapid en él. Pensándolo bien, Gillon dirigió el Shin Bet cuando el primer ministro Yitzhak Rabin fue asesinado, muy posiblemente el hecho más vergonzoso para el Shin Bet desde sus inicios. Antes del asesinato, el Shin Bet, por medio de su agente encubierto Avishai Raviv, difundió imágenes de Rabin con un uniforme nazi y organizó ceremonias falsas para así poder difamar a los opositores del proceso de Oslo. En cualquier país ilustrado, un jefe de seguridad que cometió tales errores se metería en un búnker y permanecería allí, en silencio, avergonzado, durante al menos 30 años.

3.- Otro ex jefe del Shin Bet, Yuval Diskin, reiteró la vieja mentira de la "ola de locura de incitación en 1995, dirigida por la derecha y básicamente por el Likud, contra el primer ministro Rabin".

La ironía es que Diskin se refirió específicamente a un artículo publicado en el Haaretz que llamaba a la población a "convertir la vida del gobierno de derechas en un infierno" y "aprender del enemigo", ya que hay que "quitarse los guantes" (para luchar mejor contra la derecha), porque "no hay espacio para la educación en la guerra por nuestra existencia" y "las calles necesitan convertirse en un campo de batalla... Contra ellos, usted tiene que jugar sucio".

Palabras guerreras, de hecho. Y de esas utilizó la derecha a principios de 1990, mientras que la izquierda destruía la visión de la nación de la derecha y permitía que una banda de asesinos llegara hasta las proximidades de Israel tras una componenda, les dio armas y pintó a la empresa de los asentamientos como el único enemigo de la "paz".

Mientras tanto, y por el contrario, los portavoces de la derecha advertían constantemente de los grandes peligros que, de manera irresponsable, se escondían tras ese "acuerdo de paz", uno cuyo resultado inevitable era claro para ellos. Y resultó que tuvieron razón. Basta con echar un vistazo a nuestro alrededor. La batalla por el futuro del Estado, y en contra de los errores fatales de los Acuerdos de Oslo, no es "incitación". Y la reescritura de la historia no va a cambiar ese hecho.

4.- Si había alguna decencia en el periodismo israelí en Israel, alguien con coraje se habría levantado y habría dicho, "ya basta". Lo sabemos, el público israelí no quiere esto. El público está convencido de que no nos preocupamos por el destino de la nación, y que sólo nos interesan la política interna y los sobornos. Si seguimos de esta manera, en los próximos años sólo los acérrimos izquierdistas nos leerán, e incluso ellos no estarán dispuestos a pagar por la dosis diaria de masoquismo que les suministramos.

Lo que matará a los medios de comunicación israelíes no es el hablar de la "pérdida de la democracia" y de la "creciente incitación" en la calle judía (por supuesto, sin una palabra sobre la "incitación" en la calle árabe), y de que todo lo malo, todo, está aquí. Lo que matará a los medios de comunicación israelíes será nuestro violación diaria de la confianza del público. Hemos seguido nuestro propio curso e interés, nos dirá esa persona valerosa. Y mientras tú, el columnista estrella del Yedioth Ahronoth, Nahum Barnea, y tus colegas de la izquierda, seguís a lo vuestro. Hemos tenido suficiente con vuestras inyecciones semanales de veneno. Sea lo que sea que ustedes estén tratando de hacer, si no han tenido éxito en los últimos 30 años, tampoco tendrán éxito en el futuro.

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