Sunday, February 22, 2015

El monopolio del 'santo progresista torturado' - Dror Eydar - Israel Hayom



No me gusta la interferencia política en los procesos culturales, y es una pena que el profesor Avner Holtzman, un reconocido investigador, haya sido arrastrado por la estela de Ariel Hirschfeld. Pero,  ¿de qué se están quejando? Estos comités funcionan con una descarada politización encubierta de estética. Ustedes conocen perfectamente a ese manojo de otorgadores de premios que se han acostumbrado a adjudicar premios prestigiosos a miembros de su círculo íntimo, y sólo a ellos. Pero de repente, ellos también han comenzado a ser examinados, y no sólo sus protegidos. El triste estado de las artes liberales y de las ciencias sociales en las universidades israelíes se debe, entre otras cosas, al exceso de politización de unos investigadores y profesores que han creado en sus departamentos un escenario político unidimensional. Allí, "los que optan por la política recogen signos de exclamación, mientras que aquellos que investigan cosechan signos de interrogación".

Anoche, Hirschfeld hizo la ronda por los estudios de televisión, haciéndose pasar por un "santo progresista torturado". Se le preguntó por como había sido excluido debido a consideraciones políticas más que culturales, mientras que eso era exactamente lo que él había estado haciendo durante años. Porque esa es la verdad, toda la obra de crítica literaria de Hirschfeld está contaminada por la politización. En octubre de 2006, Hirschfeld fue el director artístico del Festival Internacional de Poesía que se celebró en Jerusalén. Hava Pinhas-Cohen acababa de publicar su sexto libro de poemas. Como alguien que ha estudiado su obra, en mi opinión es la poeta más talentosa, prolífica y más profunda de la poesía hebrea actual, Acabo de leer sus poemas y mirar a las profundidades del idioma, la cultura, la literatura, la mitología, el judaísmo y la feminidad que tan a menudo brillan en su escritura.

Pero Hirschfeld decidió no invitarla a la fiesta, al igual que tampoco había sido invitada a los festivales anteriores. Hirschfeld dijo, sin suavizar sus palabras, que su problema con ella era su "posición política". En una entrevista al Haaretz en enero de 2006, Hirschfeld dijo inequívocamente que "en lo que a mí respecta, hay un carácter inaceptable en toda su actividad y posiciones (políticas)", También dijo que "no hay forma de separar completamente" la calidad de la creación artística de los puntos de vista políticos del artista.

Él admitió: "Tengo un problema con ella. Es una mujer muy activa, publica textos y artículos de opinión a cada oportunidad. Esas opiniones forman parte de lo que ella es... En mi opinión, sus posiciones sobre la cuestión de.... los asentamientos y otros temas son irresponsables e inmorales. Por otro lado, ella opera en una especie de niebla ideológica que es sospechosa para mí ... esa niebla y ella misma, me permiten considerar que hace un uso no del todo moral del simbolismo en sus poemas". ¿Son estas opiniones suficientes para mantener a alguien fuera del panel de jueces de unos premios? Lo que se siembra se recoge.

Así es como funciona este grupo: tiene el monopolio de la moral, del intelecto y de la estética. En definitiva, se trata de una auténtica broma. No sólo se trata de Hava Pinhas-Cohen, sino de un extenso número de artistas que han sido desterrados de los premios por Hirschfeld y otros que utilizan supuestos criterios artísticos para camuflar sus auténticos criterios políticos. Hay un montón de ejemplos.

En el 2002, Hirschfeld fue miembro del comité de jueces para el Premio Emet de Ciencia, Arte y Cultura que la Fundación AMN quería otorgar a los autores S. Izhar y Aaron Megued. Hirschfeld provocó un escándalo cuando se negó a conceder el premio a Megged. Recuerden, estos eran los días de la Segunda Intifada, y Aaron Megued habían publicado artículos que para este grupo de intelectuales izquierdistas resultaban imperdonables, artículos que exponían su sobrio despertar de la visión de la izquierda que hasta entonces había sido la suya. Hava Pinhas-Cohen no es la única.

Y ahora resulta que Hirschfeld se pregunta cómo es posible que la política haya podido intervenir en la cultura. Pero qué has estado haciendo todos estos años, ¿literatura?

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