Saturday, February 14, 2015

La gestión del conflicto por el camino equivocado - Giora Eiland - Ynet



La actual campaña electoral enfatiza una situación absurda: Por un lado, la división del mapa político entre la derecha y la izquierda se basa casi exclusivamente en la actitud hacia el conflicto palestino-israelí; por otra parte, este problema apenas se menciona en los mensajes de ambas partes.

 Por desgracia, no se puede escapar de este problema. Su existencia, la forma en que se gestiona y la forma en que puede ser resuelto tendrá un impacto decisivo sobre la situación del Estado de Israel.

¿Cuales son los argumentos en juego?

El Campo Sionista, Yesh Atid y Meretz básicamente apoyan el "plan Clinton", que fue presentado hace 14 años y que dice simplemente que la solución al conflicto se basa en la existencia de dos estados, con unas fronteras basadas en las líneas de 1967 con ligeros cambios. De acuerdo con este plan, más de 100.000 israelíes tendrán que ser evacuadas de sus hogares, no habrá control israelí del valle del Jordán y Jerusalén se dividirá.

El partido Bait Yehudi se opone oficialmente al establecimiento de un Estado palestino y está a favor de la concesión de una autonomía a los residentes de Cisjordania, una postura que es esencialmente similar a la postura del Likud durante la era de Menachem Begin.

¿Y qué está diciendo el Likud? Bueno, el primer ministro Benjamin Netanyahu y el ministro de Defensa, Moshe Yaalon están diciendo sí a un Estado palestino, pero presentan dos reservas importantes: En primer lugar, no ahora; y en segundo lugar, Israel tiene demandas territoriales y de seguridad que se desvían bastante de lo que se sugiere en el plan de Clinton.

¿Cuál es la manera correcta?

La postura del Likud es más realista y responsable, pero eso es lo único positivo al respecto. El Likud, que en este momento está, básicamente, a favor de una gestión del conflicto en lugar de un intento inmediato de resolverlo, está cometiendo muchos errores en la forma en que lo está haciendo.

Por ejemplo, casi todo el mundo ve a la empresa de los asentamientos como ilegal, y la continuación de la construcción en los asentamientos revela que Israel miente cuando habla de "dos Estados", y de hecho crea una situación en la que esta solución será inviable. Por otra parte, está claro para todos que la congelación total de los asentamientos es imposible.

Entonces, ¿cuál es la solución? Los estadounidenses sugirieron la siguiente fórmula hace una década: Prepararon un acuerdo israelí-estadounidense sobre un mapa israelí-estadounidense en el que un círculo marcará la superficie a construir por cada comunidad - incluyendo en comunidades aisladas - e Israel será libre de construir tanto como quiera dentro de esas áreas limitadas, pero no más allá de ellas.

La lógica estadounidense es clara: Ellos no están preocupados por la construcción real, sino por el hecho de arrebatar más tierras, y la fórmula sugerida está destinada a crear un equilibrio entre estos dos aspectos. El hecho de que Israel se opone a una disposición de este tipo permite que el presidente palestino Mahmoud Abbas y los europeos argumenten que la construcción de asentamientos se realiza para torpedear el proceso de paz.

Un segundo ejemplo es la construcción en Jerusalén. La construcción de barrios judíos en la capital, incluyendo más allá de la Línea Verde, puede ser vital, pero al mismo tiempo, el gobierno está fomentando la construcción de viviendas e instituciones judías en el corazón de barrios árabes muy poblados. El interés pot estos movimientos no es claro, pero sólo están generando ira contra Israel, especialmente en Washington.

Un tercer ejemplo es detener la transferencia de fondos a la Autoridad Palestina. Aparte de aumentar la ira del mundo hacia Israel, tal acto no logra nada. Añadamos el manejo vacilante de la cuestión del Monte del Templo, los comentarios ofensivos israelíes contra funcionarios estadounidenses y europeos, y ahora la iniciativa de hablar en Washington a pesar de la objeción de la Casa Blanca, y el resultado es que el gobierno prefiere - con razón, por ahora - gestionar el conflicto en lugar de resolverlo. El problema es que se está gestionando muy mal.

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