Sunday, February 22, 2015

La última sandez de la administración Obama: el ISIS no es cosa del Islam, es cuestión del empleo - Israellycool



La atractiva Marie Harf, la portavoz del Departamento de Estado y estrecha colaboradora de Obama, ha ofrecido una fascinante demostración de la visión de la Sociología según las mentes políticamente correctas, en correlación con el terrorismo y sus supuestas ramificaciones sociales. Ella suena como ese tipo de mujer que, si alguna vez ha tenido un verdadero pensamiento lúcido y consciente, alejado por lo tanto de sus parámetros fuertemente ideologizados, probablemente tuvo que tomarse dos aspirinas y acostarse hasta que ese mal momento pasara.

Como todo el mundo que en los Estados Unidos aún no ha sido lobotomizado por esa típica inclinación liberal, progresista y políticamente correcta importada de los medios universitarios, considero que han sido las mismas políticas del Islam las que han creado el empobrecimiento económico en el Oriente Medio e impulsado una expresión terrorista. Odio tener que decírselo a ustedes, pero las glorias del antiguo imperio persa ya se ​​han ido. El actual Oriente Medio bajo la bandera del Islam es un infierno donde prima la violencia y la depresión económica, y donde el único punto brillante en ese doloroso lugar que únicamente sabe perpetuar su desgracia, y me refiero a ese único y brillante lugar que sin embargo es globalmente despreciado por esas mismas mentes políticamente correctas, es Israel.

Afirmar como ha dicho Maria Harf que la creación de empleo pondría límite al ascenso del terrorismo son las palabras de una mujer cuya conexión con la realidad es tan tenue como la del presidente Obama. Y es que existe el hecho más que evidente de que buena parte de esos jóvenes, hombres y mujeres de toda Europa y América, que dejan sus hogares para irse a Siria y Yemen y otros lugares para unirse al ISIS, proceden en buena medida de la clase media. Por lo tanto, la mayor o menor prosperidad económica no parece ser un factor determinante a la hora de detener esta ola de islamismo radical, y eso se debe a que el terrorismo islamista no es especialmente un problema arraigado en la economía, sino más bien en la ideología y en la religión.

[NP.: ¿Cuantos poblaciones inmigrantes de origen no musulmán, por ejemplo, chinos, asiáticos, hindúes, del este europeo, reaccionan de la misma manera que las afectas al islamismo?]

Y si fuera verdad que el Islam radical depende de la prosperidad económica para su "reclutamiento y apoyo", países como los Estados Unidos serían unos perfectos criadores de motivos para el radicalismo islámico. Todo lo que los Estados Unidos necesitarían es incrementar su población musulmana de los 7 millones de musulmanes que viven en la actualidad a digamos unos 30 millones o más. Si esto sucede, y tal como sucede en Europa, el Islam radical se convertiría en el más penetrante y mortal problema doméstico de los Estados Unidos.

Parece que los propios estadounidenses ya se han dado cuenta de esto hace bastante tiempo. Pero lo que asusta de ese infierno no tan distante que aún se desarrolla fuera de los Estados Unidos es que el presidente Obama y su administración parecen aún no darse cuenta de ello. Esperemos que la luz que desprenden esas jaulas donde son quemados vivos cristianos, judíos y no musulmanes, iluminen de una vez al presidente Obama y a los chicos de su administración.

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