Sunday, April 12, 2015

Descifrando la Doctrina Obama - Daniel Pipes



James Jeffrey, el ex embajador extraordinario y plenipotenciario en Irak de Obama Barack, tiene esto que decir sobre la política actual de la administración Obama en el Oriente Medio: "Estamos en una maldita caída libre".

Ahora recordemos sus errores:
- Ayudar al derrocamiento de Muamar Gadafi en Libia, lo que ha llevado a la anarquía y a la guerra civil  
- Presionar a Hosni Mubarak, el presidente de Egipto, para que dimitiera y, a continuación, respaldar a los Hermanos Musulmanes, lo que condujo finalmente al ahora presidente Abdel-Fattah el-Sissi a volverse hacia Moscú. 
- Alienarse al más incondicional aliado de Washington en la región, el gobierno de Israel. 
- Descartar al grupo Estado Islámico como si fuera un grupo "junior o amateur" justo antes de que se apoderara de las principales ciudades iraquíes. 
- Saludar a Yemen como un éxito del contraterrorismo, justo antes de que su gobierno fuera derrocado, provocando la alarma entre las autoridades saudíes, hasta el punto de promover una alianza militar contra Irán.  
- Mimar a Recep Tayyip Erdogan, el presidente de Turquía, animando sus tendencias dictatoriales.  
- Abandonar a Irak y Afganistán prematuramente, condenando a la gran inversión estadounidense en esos dos países.  
- Y, sobre todo, hacer ofertas peligrosamente defectuosas a los mulás de Irán con ambiciones nucleares.
¿Es esta serie aleatoria de errores la justificación de un liderazgo incompetente o existe alguna gran idea o propósito, quizás mal concebido, detrás de todo esto? Hasta cierto punto, se trata de ineptitud, como cuando Obama se inclinó ante el rey saudí o como cuando amenazó al gobierno de Siria con respecto al uso de armas químicas (las famosas líneas rojas) antes de cambiar de opinión, o como ahora, cuando envía al ejército estadounidense para ayudar a Teherán en Irak y lucha contra él en Yemen.

Pero también hay una gran idea detrás de todo esto, y exige una explicación. Como político y hombre de la izquierda, Obama considera que los Estados Unidos han ejercido históricamente una influencia maligna en el mundo exterior. Unas corporaciones codiciosas, un excesivamente poderoso complejo político-militar-industrial, un nacionalismo palurdo y primario, un racismo arraigado y un imperialismo cultural que se han combinado para hacer de los Estados Unidos, a fin de cuentas, una potencia para el mal.

Siendo un estudiante del activista comunitario Saul Alinsky, Obama no proclamó abiertamente este punto de vista, incluso se hizo pasar por una especie de patriota, aunque él (y su encantadora esposa ) ofrecieron indicios ocasionales de sus puntos de vista radicales sobre "una necesaria y fundamental transformación de los Estados Unidos". Al ascender a la presidencia, Obama se movió al principio lentamente, sin despertar las alarmas y con ganas de ser reelegido. Pero ahora, sin embargo, después de seis años completos y con sólo su legado del qué preocuparse, el Obama real y en toda regla está emergiendo.

La Doctrina Obama es simple y universal: cálidas relaciones con los adversarios y frialdad con los amigos.

Veamos las premisas de este enfoque: El gobierno de los Estados Unidos, moralmente debe compensar sus errores anteriores. Sonriendo a los estados hostiles, eso provocará que ellos le correspondan. El uso de la fuerza crea más problemas de los que resuelve. Los históricos socios y aliados de los estadounidenses son en realidad accesorios moralmente inferiores. Y todo esto en el Oriente Medio significa apoyar a los revisionistas (Erdogan, la Hermandad Musulmana, la República Islámica de Irán) y apartarse de los gobiernos anteriormente aliados (Egipto, Israel, Arabia Saudita).

De todos estos actores, destacan dos: Irán e Israel. El establecimiento de buenas relaciones con Teherán parece haber sido la gran preocupación de Obama. Como Michael Doran del Instituto Hudson ha demostrado, Obama, durante toda su presidencia, ha trabajado para presentar a Irán como lo que él denomina "una potencia regional muy exitosa... que cumple con las normas internacionales y las normas internacionales". Por el contrario, sus amistades pre-presidenciales con truculentos antisionistas como Ali Abunimah, Rashid Khalidi y Edward Said dan fe de la profundidad de su hostilidad hacia el Estado judío.

La Doctrina Obama desmitifica lo que es de otra manera inescrutable. Por ejemplo, explica por qué la administración Obama ignora alegremente las indignantes declaraciones del líder supremo iraní, como cuando gritó recientemente "Muerte a Estados Unidos", desestimando sus palabras como mera complacencia retórica doméstica, mientras que el propio Obama, y casi simultáneamente, reprobaba duramente al primer ministro israelí por su comentario electoral rechazando una solución de dos estados con los palestinos durante su mandato ("Le tomamos la palabra").

La Doctrina Obama también ofrece pautas que nos ayudan a predecir la posible evolución de la región durante el resto del mandato de Obama: las miserables ofertas del P5 + 1 a Irán obligan al gobierno de Israel a atacar las instalaciones nucleares iraníes; las suaves políticas hacia Damasco despejan el camino para que el régimen de Assad vuelva a extender su poder; Ankara opta por provocar una crisis en el Mediterráneo oriental por las reservas de gas y petróleo chipriotas.

La gran pregunta es cómo, en su sabiduría, el pueblo estadounidense juzgará la Doctrina Obama, pues será llamado a unas elecciones presidenciales en 19 meses. ¿Van a repudiar su política de apaciguamiento y contrición, tal como comparativamente hicieron en 1980 cuando eligieron a Ronald Reagan sobre Jimmy Carter? ¿O elegirán cuatro años más de ella, convirtiendo así a la Doctrina Obama en la nueva norma, y a los estadounidenses en masoquistas llenos de remordimientos al estilo europeo ?

Su veredicto en 2016 tendrá implicaciones potencialmente históricas para el mundo.

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