Friday, May 15, 2015

El rey saudí, seguido por otros gobernantes del Golfo, desaira la cumbre de Obama. Estados Unidos no aisla a Netanyahu del acuerdo nuclear - Debka



La cancelación a última hora de la presencia del rey saudí Salman en la cumbre en la Casa Blanca con el presidente estadounidense Obama, y su decisión de enviar el príncipe Mohammed bin Nayef en su lugar, ha sido visto como un desaire calculado a las políticas del presidente Obama sobre Irán y el Oriente Medio. Otros dos dirigentes de alto rango del Golfo optaron por no asistir a la cumbre de Camp David programada por Obama para el miércoles 13 de mayo: el rey de Bahrein Hamad bin Isaa Al Khalifa y el jeque y príncipe heredero de los Emiratos Árabes Unidos Mohamed bin Zayed Al-Nahyan, dejando solos a los gobernantes de Qatar y Kuwait.

El ministro de Asuntos Exteriores saudita Adel al-Jubeir anunció el lunes 12 de mayo que el rey saudita no podía estar en la cumbre personal en la Casa Blanca debido a que la tregua humanitaria de cinco días en el Yemen debía comenzar ese día.

Pero cada fuente informada está de acuerdo en que esto era solamente una excusa para abandonar la promesa hecha al secretario de Estado estadounidense, John Kerry, cuando visitó Riyadh semana pasada, al aceptar acudir a la Casa Blanca y a los eventos de Camp David.

Fuentes del Golfo informaron que la cumbre de Obama se tambaleó después de que Kerry no pudo vender al Rey Salman el plan del presidente Obama para un nuevo sistema de defensa regional liderado por los Estados Unidos para su protección contra los misiles iraníes. Su plan pretendía ser una respuesta común al programa nuclear de Irán y a su expansión regional, y pretendía disipar las preocupaciones de los aliados del Golfo sobre el próximo acuerdo nuclear con Teherán.

Pero Kerry informó a Riad que Obama no estaba dispuesto a firmar un pacto de defensa regional por escrito entre los EEUU y el Consejo de Cooperación del Golfo en la cumbre de Camp David, tal como algunos gobernantes del Golfo habían insistido.

Washington y los países del Golfo también mantuvieron un fuerte desacuerdo sobre la guerra de Siria y el futuro político de Bashar Assad. Los saudíes no se contentan con que los EEUU suministren a la oposición siria, por vez primera, armas pesadas. También quieren zonas de exclusión aérea sobre el país devastado por la guerra, con el argumento de que las armas no son de mucha utilidad siempre y cuando la Fuerza Aérea siria sea libre para atacar a las fuerzas rebeldes a voluntad, y las fuerzas gubernamentales sirias sean armadas por Irán, por otra parte, para la guerra química.

El otro hueso que los saudíes tenían que digerir con los estadounidenses es la guerra de Yemen. Así le dijeron al Secretario de Estado que, mientras Obama estaba ofreciendo a la región un hipotético escudo de defensa contra Irán, al mismo tiempo la asistencia estadounidense caía por debajo de las necesidades de Arabia Saudita para poder derrotar a los rebeldes Houthi patrocinados por Teherán. Se quejaron sobre todo de la falta de protección naval estadounidense en el estrecho de Ormuz, el estrecho de Bab el-Mandeb y el Golfo de Adén.

En opinión de Riad, la administración Obama está tratando de caminar por una línea muy fina entre posiciones irreconciliables: los requisitos de Arabia Saudita , por una parte, y la incautación ilegal por parte de Irán de buques mercantes en aguas internacionales, por el otro. Al aceptar la demanda de Teherán de que buques y aviones iraníes puedan entregar "ayuda humanitaria" a Yemen, la administración Obama está abriendo la puerta a los suministros de armas para los huthis y a una más profunda intervención iraní en Yemen.

Todo lo que Kerry logró obtener en sus dos días de conversaciones en Riad fue el consentimiento de Arabia Saudita para declarar un alto el fuego de cinco días para que llegue ayuda humanitaria a la población afectada del Yemen.

Pero la cuestión más inquietante entre Washington y Riad sigue siendo el acuerdo nuclear entre Washington y Teherán que Obama presiona para imponer frente a cualquier otra consideración. Las fuentes del Golfo de DEBKA informan que si Kerry hubiera sido capaz de conseguir el apoyo de Arabia Saudita y los países del Golfo a dicho acuerdo, el primer ministro Binyamin Netanyahu se habría quedado solo. Al negarse a asistir a la cumbre convocada por Barack Obama, el rey saudí Salman está señalando que formará parte de los países del Oriente Medio alineados contra la alianza Obama-Irán.

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