Sunday, July 12, 2015

¿Qué responder cuando la élite biempensante de los demócratas americanos acusa a Israel de ser racista? 8 maneras de relativizarlo - Seth J. Frantzman



Pocos días después de que los EEUU fuera el único país que apoyara ostensiblemente a Israel en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, una impactante encuesta salió a la superficie mostrando que un buen número de los "miembros del partido demócrata altamente educados, con altos ingresos y muy activos públicamente" tenían opiniones negativas de Israel. Como es habitual en un período bastante contencioso en lo referente a las relaciones Estados Unidos-Israel, donde cada punto bajo tiene el aspecto de una de esas bolas de demolición de edificios, los medios de comunicación se centraron en una acalorada discusión. Una de las principales conclusiones de la encuesta era que "el 47% de esa élite del partido demócrata pensaba que Israel era un país racista, en comparación con el 13% de los republicanos". No obstante, la nueva encuesta debería tomarse con calma, si no es mejor recibirla con un encogimiento colectivo de hombros.

He aquí algunas de las razones:

1) La encuesta se alimenta de una profecía autocumplida

Frank Luntz, un encuestador y consultor muy conocido y a menudo vinculado con los republicanos, le dijo a los medios de comunicación que "Israel ya no puede presumir de contar con un apoyo bipartidista en los Estados Unidos". Esto encaja con la narrativa que alimentan varios lobbys. Uno de ellos, ubicado con el centro-izquierda de Israel, argumenta que Netanyahu había perjudicado las relaciones entre los Estados Unidos e Israel. El otro lobby, ideológicamente contrario, argumenta que los demócratas son cada vez más anti-Israel y que los judíos estadounidenses deberían votar por los republicanos. Se trataba de una especie de profecía autocumplida. Algunas personas quieren que los republicanos sean vistos como más pro-Israel, mientras que a su vez los republicanos, que atienden con más fervor las ideas procedentes de Israel, se ven como más partidarios de Israel, quedando reducidos los demócratas a ser más críticos con Israel.

2) La encuesta es brumosa y confusa

La encuesta no se realizó a miembros demócratas del Congreso o a los líderes demócratas. Por el contrario, se llevó a cabo entre unos "802 miembros de las élites de opinión de los demócratas". ¿Quienes son esas "élites de opinión"? Bueno, son las que el encuestador aparentemente identifica como tales.  Dichas "élites de opinión" podrían situarse más a la izquierda que los demócratas normales, o más en sintonía con las opiniones críticas de Israel que los demócratas promedio. Debido a que son, tal como el propio término especifica, "élites de opinión", están muy ideologizadas y la tendencia natural es que probablemente sean más sensible a temas como el "racismo". Probablemente sean del tipo de "élites de opinión" que están hablando constantenmente del "privilegio blanco". Bien, eso está bien. Son sensibles al racismo.

No se sabe muy bien lo que significa que Israel es un "país racista". ¿Significa que sus políticas son racistas? ¿Que su tratamiento de los palestinos en Cisjordania es racista? ¿Que su tratamiento de las minorías, incluidas las minorías judías, es racista? ¿Que su opinión pública es racista?

3) Los israelíes están de acuerdo, Israel es un país racista

Una encuesta de 2014 en Israel encontró que 95% de los israelíes cree que al menos un grupo de la sociedad israelí sufre el racismo. De acuerdo con los resultados, "el 79% respondió que los etíopes sufrían actitudes racistas y el 68% dijeron que creían que la población árabe era objeto de racismo. Más de dos quintas partes (41,8%) opinó lo mismo de la población ultra-ortodoxa y el 34% dijo que los judíos sefardíes/mizrahim y los inmigrantes de la ex Unión Soviética también sufrían racismo".

Básicamente, los israelíes están de acuerdo, Israel es racista. Entre la izquierda israelí la opinión de que Israel es racista es un tema de conversación normal. Uno apenas puede leer un solo día el Haaretz sin encontrarse algún artículo sobre el racismo en Israel, o donde se afirme que Israel se está volviendo fascista, o bien un estado de apartheid. Otros importantes periódicos israelíes también discuten rutinariamente sobre el racismo en Israel. Las protestas de los judíos etíopes que explotaron esta primavera revelaron que muchas personas en Israel sienten que son víctimas del racismo. Entonces, ¿por qué el temor de que varios cientos de miembros "de las élites de opinión demócratas" piensen que Israel es racista?. Si los think tank progresistas israelíes, los académicos israelíes, los políticos israelíes, las organizaciones no gubernamentales israelíes, los activistas israelíes y básicamente todos en Israel están de acuerdo en que hay un problema de racismo en Israel, a qué viene tanto ruido.

4) Los propios estadounidenses piensan que América es un país racista

De acuerdo con una encuesta reciente, en torno al 50% de los estadounidenses piensan que los asesinatos policiales de hombres negros americanos forman parte de un patrón racista. El 66% de los estadounidenses blancos consideran que el racismo es un problema, mientras que el 84% de los estadounidenses negros lo creen según un sondeo de 2006. Así que los propios estadounidenses están de acuerdo, América es racista. La verdadera pregunta que la encuesta Luntz debería haber solicitado a estas "élites de opinión" demócratas es que, ¿si muchos de ellos ven a los EEUU como un país racista, por qué deberían ver a Israel como menos racista que los propios Estados Unidos? ¿O acaso consideran que el racismo en Israel tiene un nivel diferente al de su propio país (donde no existen continuos ataques terroristas ni amenazas a su existencia)?

5) Los estadounidenses ven a Israel a través de la lente con la que ven a los Estados Unidos y se encuentran con un Israel diferente

La cuestión de moda en los debates existentes en los últimos años en los EEUU acerca de Israel gira en torno de si los judíos estadounidenses, que tienden a ser liberales y progresistas y que apoyan las causas liberales en los EEUU, deberían abandonar los valores liberales cuando se trata de Israel.

Los diversos debates generados por grupos y gente como J Street, el New Israel Fund, Peter Beinart y Open Hillel se reducen a esta cuestión. Open Hillel señalaba que "reconocemos que hay muchos jóvenes judíos americanos que creen que sus valores judíos les llevan a criticar las políticas israelíes, o que encuentran que los boicots son una herramienta no violenta eficaz para lograr el cambio social".  Los judíos estadounidenses que participan en los "programas por la justicia social" apoyan habitualmente varía causas como Rabinos por los Derechos Humanos o la lucha por los derechos de los africanos solicitantes de asilo en Israel.

Lo más habitual entre estos judíos americanos liberales, que también tienden a ser votantes demócratas, es que muy a menudo utilicen a portavoces sionistas liberales pro-Israel para explicarles Israel. Esto fue en el centro de la crítica de Michael Oren a los judíos americanos que le valió la ira del ADL y de antiguos y actuales líderes judíos de la Reforma como Eric Yoffie, Rick Jacobs y León Wieseltier.

¿Cuál es el misterio? Incluso Michael Walzer ha instado a "boicots personales" de aquellos políticos israelíes que encuentra desagradables. No hay nada nuevo en que permanezca entre estos grupos la opinión de que "Israel debe encarnar los valores de los judíos americanos, y por extensión los valores americanos de muchos demócratas". Desde el nacimiento de Israel este ha sido un tema que divide a los EEUU e Israel. ¿Podría ser Israel un mini Estados Unidos en el Oriente Medio, o una especie de estado nación europea?

Israel nunca ha querido ser una mini América, pero siempre ha sido criticado por no tener los valores estadounidenses. Esto no se inició en el año 2015, sino en el 1948. Hannah Arendt y Albert Einstein, entre otros, tenían reparos por la forma en que Israel se estaba volviendo demasiado "nacionalista", lo que traducido al lenguaje moderno actual significa "racista", y todo ello incluso en la década de 1950, cuando los EEUU estaban inmersos en la lucha por los derechos civiles.

Los Estados Unidos han recorrido un largo camino desde la década de 1950 en su comprensión del racismo y la diversidad. Cómo no esperar que un estadounidense miembro de esas "élites de opinión" que defiende los valores estadounidenses de la diversidad y la democracia, no se muestre consternado por las políticas de Israel, dentro y fuera de la Línea Verde, desde su muy seguro y tranquilo hogar en Manhattan o Los Ángeles.

6) No hay que tener miedo de enfrentarse al racismo existente en Israel

Algunas de las respuestas a los "demócratas piensan que Israel es racista" o "Israel está perdiendo a los demócratas" ha sido un torrente de teorías de la conspiración y un desprecio absoluto y enojado. "Los llamados demócratas se han convertido en unos posmodernos extremistas racistas", "debemos votar por los republicanos", "los demócratas se están convirtiendo en antisemitas", "los demócratas se han radicalizado con el presidente Obama", "Obama ha envenenado las mentes durante más de 8 años", "los demócratas, que fueron quienes escribieron las leyes de Jim Crow, ¿quiénes son para criticarnos?", "Obama quiere transformar a los estadounidense de cara a Israel".

No hay una introspección en la reacción, solo culparles. ¿Por qué la gente no admite la existencia del racismo en la sociedad israelí? Los estadounidenses han tendido a pensar que los EEUU es un país racista y han tratado de mejorarlo. La respuesta israelí tiende a ser la opuesta. Negar que haya racismo y atacar a cualquiera que diga que sí existe. Las encuestas muestran que un gran número de israelíes tienen puntos de vista racistas. En una, al 74% no les importaban la existencia de carreteras separadas para judíos y árabes en Cisjordania; el 59% sentía que los judíos merecían preferencia para trabajar en la administración y el 49% quería que el estado enfocara más su trabajo hacia los judíos, mientras que el 42% prefería no tener vecinos árabes (los árabes, en un porcentaje aún mayor, pensaban lo mismo de unos posibles vecinos judíos). Las encuestas mostraban que ambos, judíos y árabes, no querían a trabajadores extranjeros como vecinos.

El racismo se manifiesta en numerosas formas. El odio se dirige hacia la población africana inmigrante ilegal en Israel, el racismo es rampante en la izquierda y en la derecha, y los políticos de izquierda, centro y derecha expresan temores comunes de tener más "árabes" en la Knesset. El racismo institucionalizado también existe en Israel, por ejemplo en los comités de aceptación de ciertas comunidades (rechazando a los diferentes, ya sean haredim, árabes, judíos etíopes, judíos mizrahim, rusos, no vegetarianos...) a la educación segregada . Así que no hay racismo. ¿Por qué no enfrentarlo y tratar de hacer las cosas mejor en lugar de simplemente fingir que no existe?

7) ¿Las "élites de opinión" demócratas mantienen a Israel a un nivel diferente de otros países?

Una pregunta pertinente, si verdaderamente nos preocupa la respuesta de que "Israel es un país racista", deberíamos preguntarnos si esa visión crítica sobre Israel es única. Si algunas "élites de opinión" demócratas piensan que Israel y los EEUU son países racistas, ¿qué pensarán entonces acerca de otros países?.

No hay duda de que la mayoría de los países también tienen problemas de racismo. Precisamente, una multitud de turcos atacó hace unos días a coreanos mientras protestaban contra China en Estambul. Asaltaron al azar a esos "asiáticos" a causa de una visión racista de que todos los asiáticos son los mismos.

8) ¿La crítica a Israel tiene que significar necesariamente una total falta de apoyo?

Seguramente las "élites de opinión" demócratas también estarán de acuerdo en los abusos existentes en Arabia Saudita a los derechos humanos. Pero la mayoría de ellos también estaría de acuerdo en que los EEUU tienen muchas razones atenuantes para ser aliados de Arabia Saudita. La relación entre Estados Unidos e Israel se basa en mucho más que en si Israel cumple con los valores consagrados en la Constitución de Estados Unidos. ¿Así que tal vez Israel es racista, como muchas otras naciones? ¿Y qué? Tal vez eso no importa tanto en términos de apoyo de los Estados Unidos para obtener una ventaja militar cualitativa, lo cual es una piedra angular de la política.

¿Por qué sobre este tema los estadounidenses, y solamente en el caso de Israel, deberían condicionar su apoyo? ¿Que Israel no sea el país más perfecto del mundo - mucho mejor en todo caso que la mayoría - supondría una amenaza? Sí, Israel puede tener una sociedad racista, como muchas otras. Y sí, Israel necesita arreglar su problema de racismo. Israel todavía puede trabajar con Estados Unidos en otros temas. América no tiene que dictar qué hacer con el racismo dentro de las fronteras de Israel.

Si los Estados Unidos sienten que la política israelí es discriminatoria en la Ribera Occidental, América está en lo cierto. Muchos israelíes también lo piensan seriamente, pero también conocen de primera mano el mundo donde viven. Tal vez el problema no sea tanto con algunas "élites de opinión" demócratas, sino con la propia incapacidad de Israel para cuestionar sus acciones y trabajar en la mejoría de sus políticas.


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