Saturday, September 19, 2015

¿Existe una "industria de la paz"? Uno de los más conocidos políticos "paloma" de Israel, y arquitecto de los Acuerdos de Oslo, le da a Putin una oportunidad en Ucranía - James Kirchick - The Daily Beast



Yossi Beilin, el que fuera el progresista ministro de Justicia del Estado judío, y uno de los principales arquitectos de los Acuerdos de Oslo, ahora parece estar patrocinando una nueva "solución de dos estados" pero para Ucrania, y ello bajo los auspicios de un think tank pro-Putin con sede en Bruselas, y vinculado a un antiguo y sancionado político pro-soviético de Ucrania.

Yossi Beilin, que sirvió en el gobierno del primer ministro israelí Ehud Barak y que fue un antiguo líder del movimiento por la paz de su país, está de gira por Europa bajo los auspicios del Ukrainian Institute of Strategies of Global Development and Adaptation, una think tank fundado en diciembre pasado y dirigido por Víctor Levytskyy, un destacado miembro del gobierno pro-ruso del presidente ex-ucraniano saliente, Viktor Yanukovich. Esta organización promueve la neutralidad en Ucrania, así como la idea de que la intervención de Rusia en el país es en realidad una "guerra civil".

Yossi Beilin ha participado hasta ahora en dos eventos públicos patrocinados por la organización y ha escrito una serie de artículos de opinión haciendo hincapié en estos temas. En febrero, fue autor de un artículo para i24news titulado: "No hay una solución a la crisis de Ucrania y no se necesitan armas de los Estados Unidos". Además de oponerse a los envíos de armas defensivas al asediado gobierno pro-occidental de Kiev, Beilin también escribía que "Moscú debe asegurarse de que la OTAN no tratará de añadir a Ucrania como estado miembro", sometiendo así la capacidad de Ucrania de elegir sus propias alianzas al dictado del Kremlin.

Otro documento que Beilin escribió para el Instituto fue aún más lejos sobre Ucrania, oponiéndose a "despliegues permanentes de la OTAN a los países bálticos", tal como muchos en Europa han recomendado en respuesta a la anexión rusa de la península de Crimea y a la repetida violación del espacio aéreo de sus vecinos, pues según Beilin "probablemente provocaría una escalada en la crisis militar y un aumento dramático en las bajas". Beilin también definió las sanciones contra el presidente ruso, Vladimir Putin como "improductivas".

En una entrevista realizada el 11 de junio en el marco de una conferencia patrocinada por dicho Instituto en Bruselas, Beilin señaló que cualquier solución a la crisis de Ucrania debe incorporar "un estado independiente, con diferentes niveles de autonomías para las regiones". Sin embargo, dos meses más tarde parece haber cambiado de opinión sobre la situación de Ucrania como país unido. Ahora, Beilin está aplicando el marco diplomático del proceso de paz en Oriente Medio de "dos estados para dos pueblos", y ello para un conflicto totalmente incongruente en el que un país soberano ha sido invadido por otro, ha visto como parte de su territorio ha sido anexionado formalmente y desde entonces se ha convertido en el terreno para una guerra sangrienta.

En un artículo del 30 de agosto en i24news titulado "¿Una solución de dos Estados para Ucrania?", Beilin llegó a la conclusión autocontradictoria de que "la división de Ucrania, al tiempo que reconoce a los ucranianos rusos como extranjeros, resulta la manera más razonable para garantizar la unidad de Ucrania. Pero la verdadera cuestión es la importancia que a esta unidad territorial le dan los ucranianos". En cuanto a esta última afirmación, una serie de encuestas llevadas a cabo desde el inicio de la crisis del año pasado han demostrado un apoyo abrumador entre los ucranianos a un país unido. Una encuesta del Pew realizada en junio encontró que el 85% respalda esa opción. Haciendo caso omiso de esta evidencia abrumadora, Beilin sugiere que una "solución de dos estados no es necesariamente la mejor solución en cada situación, sobre todo si ambas partes no la quieren, pero aferrarse a una falsa soberanía mientras viven bajo la constante amenaza de Rusia no puede ser mejor".

A lo largo de su comentario sobre Ucrania, un país por el que antes de febrero no había mostrado ningún tipo de interés público, Beilin ha dibujado unas dudosas equivalencias entre el agresor ruso y la víctima ucraniana. "Por un lado, Rusia se anexionó Crimea, en violación del derecho internacional, y el mundo lo aceptó como un hecho consumado", escribió en agosto. "Por otro lado, Poroshenko nombró al ex presidente georgiano Mijail Saakashvili como gobernador de la región de Odessa. Ese mismo presidente que consiguió que su país se involucrara en una guerra con Rusia y luego huyó de Georgia tras acusaciones de corrupción". Para Beilin, la invasión no provocada y la anexión del territorio de otro país - el primer Anschluss en el continente europeo desde la Segunda Guerra Mundial - es equivalente al nombramiento como administrador regional de un ex presidente democráticamente elegido al cual se enfrentó Vladimir Putin.

Alistando a Beilin en su causa, el instituto espera claramente utilizar su nombre como "reconocido internacionalmente patrocinador de la paz" para proporcionar legitimación a su agenda que trata de desacreditar al gobierno pro-occidental de Ucrania. No está claro si el Instituto está pagando a Beilin por sus servicios, y Beilin no ha respondido a un correo electrónico de The Daily Beast buscando una entrevista. Aunque dicho instituto afirma que es "una organización pública sin fines de lucro y libre de cualquier influencia externa y de todo tipo de sesgo", de hecho aboga claramente por los intereses de los miembros exiliados del anterior régimen pro-ruso de Yanukovich, en el que el director de este instituto fue una figura significativa. La formación repentina del grupo de reflexión después de la caída de Yanukovich da fe de una campaña, más que de una prospección analítica, y de una misión (en la cual este think tank promueve una línea acomodaticia hacia el Kremlin).

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Aliarse con estos personajes y abogar por una solución a la crisis de Ucrania más radical que la propuesta por el propio Kremlin, marca un triste final, pero apropiado, a la carrera de Yossi Beilin. Beilin fue un arquitecto de los Acuerdos de Oslo de 1993, el acuerdo entre Israel y la OLP que creó a la Autoridad Palestina como gobierno de un naciente estado independiente, pero tal objetivo cayó en pedazos con la Segunda Intifada. Una década más tarde y fuera de servicio público, Beilin también fue principal motor político detrás de la Iniciativa de Ginebra, un proyecto extra-gubernamental de finalización permanente del conflicto que no llegó a ninguna parte. A la luz de esta serie de propuestas diplomáticas fallidas, tal vez sea apropiado que Beilin patrocine una "solución de dos estados para Ucrania".

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