¿Los contribuyentes europeos saben para que usan su dinero los grupos pro-palestinos que financian? - Anne Herzberg - i24news

La actual ola de terror en Israel no puede ser separada del esfuerzo de décadas de los palestinos y de los Estados árabes para demonizar a Israel y borrar la autodeterminación judía de la tierra de Israel. Estas campañas incluyen la utilización de una propaganda masiva que niega las profundas raíces históricas y la presencia judía en la región, promueve boicots y explota la retórica internacional de los derechos legales y humanos para reforzar ese rechazo.

Una manifestación central de esta guerra política es borrar o negar el contexto del terrorismo palestino, justificando los ataques ilegales contra los civiles israelíes con un supuesto "derecho de resistencia". Los soldados de infantería en esta batalla son esas decenas de organizaciones no gubernamentales (ONG) que, supuestamente, pretenden promover los derechos humanos. Estas ONG's son financiadas por los gobiernos europeos y por la Unión Europea con cientos de millones de libras, coronas y euros. Ante cualquier oleada de violencia palestina, estas ONG utilizan los fondos de los contribuyentes europeos para emitir cientos de publicaciones en papel satinado, mediante medios interactivos y anuncios, tratando de negar la violencia palestina y condenando cualquier tipo de medidas israelíes para combatirla. Su sesgada narrativa se hace omnipresente en artículos de prensa y en la radios y TV europeas, ofreciendo un flujo continuo de invectivas contra Israel en la ONU y en los parlamentos europeos.

La última campaña de atrocidades palestinas no ha representado una excepción. Al igual que durante la guerra de Gaza de 2014, las ONG financiadas por los Países Bajos, Dinamarca, Suecia, España y Suiza, a través de la Birzeit University Human Rights y la Secretaría Internacional del Derecho Humanitario, han sido las más ofensivas y profundamente inmorales. La financiación de estas ONG tan sesgadas plantea interesantes preguntas sobre sus patrocinadores gubernamentales europeos, las cuales deberían plantearse ellos mismos.

Por ejemplo, el 8 de octubre, la Coalición Cívica para los Derechos Palestinos de Jerusalén de la mencionada Secretaría acogió a Adalah (una ONG receptora de fondos inclusive del New Israel Fund, la macro ONG de la izquierda israelí bi-nacional) para promover entre los estudiantes de derecho árabes israelíes su propaganda sobre los "intentos de Israel de judaizar [Jerusalén] y alterar el carácter histórico de Palestina". Esto en medio de una masiva incitación palestina sobre el Monte del Templo y los continuos ataques con armas cuchillos y atropellos. ¿Cómo es posible que los financiadores europeos provean de fondos a unas ONG que niegan que los judíos tengan conexiones históricas con Jerusalén? ¿Cómo es posible celebrar tales tipos de eventos inflamatorios mientras se está ante un tsunami de violencia palestina centrada en el Monte del Templo?

La ONG Al Haq, beneficiaria de una subvención de 710.000 dólares de esa misma Secretaría, emitió una "alerta de acción" que condenaba a Israel por su focalización en el "Jerusalén Este ocupado" y en el "compuesto de Al-Aqsa", y se quejó de que la policía israelí estableciera detectores de metales en los accesos a la Ciudad Vieja. De acuerdo con esta agitprop de Al Haq, tales medidas no serían para prevenir ataques mortales y otros actos de violencia, sino más bien para "afianzar el control y la anexión ilegal sobre Jerusalén Este de Israel", y para "inflamar las tensiones". Al Haq concluye demandando un "embargo de la ayuda militar" a Israel y una "prohibición del comercio de mercancías de los asentamientos".

La misma declaración se lamentaba con incredulidad de la muerte del palestino Ghasan Abu Jamal, "quien fue muerto a tiros por la policía israelí en noviembre 2014 después de que presuntamente atacó una sinagoga en Jerusalén occidental". Por supuesto, Jamal recibió un disparo que interrumpía su actividad criminal en dicha sinagoga. No está claro quién exactamente cree Al Haq que agredió con un hacha y disparó contra los fieles de Har Nof, pero quizás sus benefactores de los gobiernos holandés, suizo y escandinavos puedan preguntárselo y averiguarlo. Al mismo tiempo, ¿los donantes de Al Haq podrían preguntarles en qué medida los detectores de metales son un medio ilegal y desproporcionado de prevención de la violencia?.

En otro ejemplo flagrante, el Palestinian Center for Human Rights (PCHR), quien también ha recibido más de 700.000 dólares de la Secretaría (y millones de la Unión Europea y de otros gobiernos), negó que los apuñalamientos sucedidos en Jerusalén hubieran tenido lugar, llamando a esos incidentes "presuntos" y refiriéndose a las víctimas civiles como "colonos". Más preguntas pues para los financiadores gubernamentales europeos del PCHR: ¿Piensan como el PCHR que los terroristas palestinos tienen derecho a determinar quién es un "colono" antes de intentar asesinarlo? ¿Creen como el PCHR que todos los israelíes, independientemente de donde vivan, son "colonos"? ¿Consideran como el PCHR que el asesinato de "colonos" está justificado?

La negación del terrorismo palestino y la demonización de Israel no es nada nuevo para estas organizaciones. En junio pasado se llevaron a cabo varios eventos en la ONU junto con la presentación del informe de los delegados Schabas-Davis sobre la guerra de Gaza de 2014, en ellos se promocionó el BDS, se acusó a Israel de asesinar niños deliberadamente y se ratificó el "derecho de resistencia".

No es de extrañar que estas ONG sean tan activas en la ONU. Además de financiar sus comentarios absurdos sobre el conflicto, la financiación europea paga sus sueldos, sus billetes de avión, sus hoteles y su publicidad. Además, diplomáticos europeos se movían a su alrededor como colegas junto a estos activistas anti-Israel por los pasillos de la ONU, y son elementos permanentes en los inmorales eventos de estas ONG.

Una última cuestión: Sería útil conocer lo mucho que están de acuerdo estos diplomáticos europeos con el mensaje de estas ONG que ellos financian