Sunday, November 22, 2015

Nos guste o no, todo parece ser acerca de los judíos - Anshel Pfeffer - Haaretz



Al llegar a una ciudad que acaba de ser el objeto de un gran ataque terrorista, existe la expectativa de que vamos a encontrar a policías y soldados armados por todas partes. Por supuesto, no importa lo que muestren y te digan en la televisión, y aunque el gobierno francés ordenó el sábado por la mañana que 1.500 soldados reforzaran a las fuerzas de seguridad en la capital, se les vio solamente muy de vez en cuando en las estaciones de metro y en otros lugares. Esta semana en París, sólo había un lugar saturado de gendarmes,  soldados y guardias de seguridad privada armados hasta los dientes. Lo han adivinado, en la entrada de la Gran Sinagoga la noche del domingo, cuando la comunidad judía celebró un servicio conmemorativo oficial por las 130 personas que murieron en los ataques.

Había algo un tanto extraño y fuera de foco en este servicio religioso, y no sólo porque parecía que había más personal de seguridad fuera que dentro en la congregación. Una hora antes, un servicio conmemorativo nacional había tenido lugar en la Catedral de Notre Dame, con el presidente Francois Hollande y otros líderes. Por supuesto, también hubo políticos, un teniente de alcalde, un imam y un obispo que asistieron al servicio religioso judío, pero no quedaba muy claro de qué forman sentían los líderes y representantes judíos que este último ataque terrorista había tocado a su comunidad. ¿Quién y por qué estaban de luto? No pretendo sugerir que no estaban de duelo por las muertes en su ciudad, sino todo lo contrario. Después de los dos ataques terroristas anteriores, el de Toulouse en 2012 y el de principios de este año en París, en los cuales los judíos habían sido un blanco específico, resultaba de repente un tanto extraño para los judíos no haber sido esta vez objetivos inmediatos. Después de todo, ¿no somos siempre el objetivo?

Incluso en los ataques terroristas de Bombay hace siete años, no fue suficiente con asesinar a la gente en los hoteles y en la estación de tren, tuvieron que ir a una Casa de Chabad para matar a los judíos que había allí. Fue tan extraño no ser por una vez un objetivo específico que, cuando el miércoles siguiente un maestro judío fue apuñalado y herido moderadamente en Marsella, casi se podía sentir una especie de suspiro de alivio pues finalmente las cosas volvían a la normalidad y los judíos volvían a ser nuevamente los blancos predilectos.

Y resultaba extraño no sólo para los judíos, pues personas que conocí en el distrito 11, en torno a los restaurantes y bares y el Teatro Bataclan que habían sido atacados, hablaron acerca de cómo "esta vez fue diferente. La última vez que atacaron a periodistas y ... esta vez se trataba de todos nosotros".

Ellos no podían decidirse a decir "periodistas y los judíos", pero la idea estaba allí. De alguna manera, parecía existir una cierta comprensibilidad en el hecho de que asesinaran a periodistas y a judíos, no justificándolo por supuesto, pero aún así parecía estar, para la gente, dentro del "ámbito de lo razonable (que sucediera)". Este sentimiento no se escuchaba solamente entre los residentes al azar de París, o inclusive solamente entre los franceses, pues nada menos que el secretario de Estado John Kerry pronunció de una manera muy similar una declaración particularmente vergonzosa al llegar a París esta semana.

"Hay algo diferente con respecto a lo que ocurrió con Charlie Hebdo, y creo que todo el mundo siente eso. Había una especie de enfoque particularizado, y tal vez incluso una legitimidad en las acciones - no una legitimidad, sino una especie de justificación - a los que usted podría apegarse de alguna manera, y decir, bien, están realmente enojados por esto y por aquello. Este viernes fue absolutamente indiscriminado", dijo Kerry. Y él ni siquiera mencionó a los judíos asesinados en el ataque al Hyper Cacher en la misma semana de Charlie Hebdo, porque era un objetivo aún más "obviamente racional". No era necesario decir nada.

Los representantes judíos con los que hablé esta semana en París seguían la misma opinión utilizada por los políticos franceses de que "este fue un ataque contra toda Francia, en contra de todos los franceses, al igual que los ataques previos en París y Toulouse también estuvieron dirigidos contra toda Francia, aunque fueran dirigidos específicamente contra los judíos y los periodistas". Pero el asesinato, incluso cuando es aleatorio y multiplicado, todavía elige la identidad de sus víctimas con cuidado, y por debajo del luto nacional oficial, no todo el mundo que conocí en París durante esta semana parecía pensar que los muertos eran simplemente "todos los franceses".

Algunos lugareños querían que las víctimas fueran recordadas simplemente como "el pueblo de París", ciudadanos de una ciudad internacional sin fronteras, no como los miembros de un colectivo nacional que puede ser utilizado con fines políticos. Y luego están, por supuesto, los que piensan que las víctimas de París fueron simplemente "privilegiados occidentales". Después de todo, tal como algunos han reprochado esta semana, ¿por qué están recibiendo mucha más atención que las 43 personas que murieron la semana pasada en Beirut en dos atentados del ISIS? ¿Y por qué más que las 224 víctimas del avión ruso que explotó en el Sinaí hace tres semanas, los 102 asesinados el mes pasado por terroristas suicidas en Ankara y los 148 muertos en abril en el Colegio Garissa en Kenia? Todos fueron asesinados por extremistas islámicos, sin embargo, ninguna de estas atrocidades recibió una exposición similar y una cobertura total y mundial como los atentados de París.

Todo el mundo era un ser humano, cada cual también fue una víctima. ¿Por qué los judíos son más obvios? ¿Por qué los occidentales tienen más interés periodístico?

Hay, por supuesto, como dijo Kerry, "razones" que pueden explicar por qué los medios de comunicación prestan más atención a las víctimas occidentales de los ataques terroristas. Así como hay razones históricas y políticas que hacen asumir que los judíos serían unas víctimas obvias. Y esto funciona para muchos. ¿Cuál es la razón para que un periodista de la BBC, en la masiva manifestación de enero en París, tras los asesinatos de Charlie Hebdo y de Hyper Cacher, por alguna razón pensó que era conveniente preguntar a una mujer judía allí presente por "la solidaridad con los palestinos que sufren enormemente en manos judías", como si se tratara de algo obvio y relevante? Y esta semana, la ministra de Exteriores sueca Margot Wallstrom, en una entrevista sobre los atentados de París, mencionó la situación de los palestinos como una razón para esa radicalización que promueve que algunos jóvenes musulmanes europeos lleven a cabo este tipo de ataques.

No, por supuesto que no estaba comparándolos y justificándolos, pero parece existir una necesidad de mencionar a aquellos que han sido víctimas en su conflicto con el Estado judío y ponerlos en conexión con unos ataques que no tienen nada que ver con Israel.

Y ahora, a raíz de los ataques, una amarga discusión se está librando en Europa y en los EEUU sobre si los inmigrantes sirios deben ser recibidos en Occidente, y los judíos también están siendo arrastrados a esa discusión. Al parecer, aquellos que ahora se oponen a la aceptación de esos inmigrantes sirios son semejantes a los políticos de la década de 1930 que se negaron a permitir la entrada de judíos a sus países, condenándolos a morir en el Holocausto. Por supuesto, hay razones de peso por las que Occidente debería proporcionar refugio a los refugiados de la guerra y de la represión. Pero. ¿entonces por qué abaratar su dura situación y la memoria de los judíos exterminados en Europa con comparaciones históricas tan poco profundas y de mala calidad?

Irónicamente, los que ahora comparan la situación de los inmigrantes sirios y la de los judíos que huían de la persecución nazi son exactamente los mismos expertos de la izquierda que son los primeros en acusar, con cierta razón, a Benjamin Netanyahu de explotar el Holocausto para su propia agenda política.

Los judíos e Israel siempre se verán arrastrados, nos guste o no, y de todos los modos, en lo que debería hacerse en un determinado momento. Cada una de estas personas fueron asesinadas por una razón. Aquellos que intentan contextualizar y racionalizar algunas muertes y algunas víctimas, siempre lo hacen siguiendo sus propias agendas. La gente no es simplemente asesinada al azar o de manera indiscriminada. Ya sea en el distrito 11, Bourj al-Barajneh o Tel Aviv.

Labels: ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home