Wednesday, November 18, 2015

Se extiende la acusación a Israel por los atentados en París: "John Prescott en el Daily Mirror: Occidente debe responder a los ataques de París resolviendo la cuestión palestina" - UkMediaWatch



Durante la guerra de 2014 entre Israel y Hamas, el diario británico The Daily Mirror publicó un artículo de opinión del ex vicepresidente del partido laborista John Prescott que definía la operación militar israelí como un "crimen de guerra" y describía a Gaza como "un campo de concentración".

Como si la odiosa acusación de que Israel mantenía a los palestinos en un "campo de concentración" no fuera lo suficientemente mala y equivocada, Prescott duplicó su mala fe haciendo alusión al Holocausto:
"Lo qué pasó con el pueblo judío a manos de los nazis fue terrible. Pero se podría pensar que esas atrocidades darían a los israelíes un sentido único de perspectiva y de empatía con las víctimas de un gueto".
Como Howard Jacobson argumentó contra esos críticos que daban lecciones a los judíos sobre un desempeño moral que supuestamente no estaba a la altura de la Shoah:
"[Para estas personas] el Holocausto se ha convertido en una experiencia educativa en la que los judíos están obligados éticamente a graduarse summa cum laude, por encima de todos los demás, e Israel es la prueba de que no lo hicieron
Bueno, Prescott  acaba de publicar un nuevo artículo de opinión en The Mirror ("Las intervenciones occidentales solamente vierten gasolina al fuego de los problemas del Oriente Medio, pero hay tres cosas que podemos hacer"), que de alguna manera se las arregla para encontrar un ángulo con el que atacar a Israel por los recientes ataques en París.

En primer lugar, Prescott, evocando la propaganda anti-occidental del grupo de extrema izquierda Stop the War Coalition, sugiere que los EEUU y Gran Bretaña "promovieron los problemas que permitieron que el ISIS surgiera y prosperara", y más tarde pareció dar a entender que la "brutal respuesta occidental al terrorismo" está moralmente a la par con el salvajismo del ISIS.

Pero eso no es todo. Prescott concluye su articulo sugiriendo que la "ira" que alimenta los ataques del ISIS se deriva en parte de un conflicto palestino-israelí no resuelto.
La principal cosa que podemos hacer es mostrar que Gran Bretaña está comprometida en la búsqueda de una paz duradera en todo el Oriente Medio.
No podemos dejar que esa herida abierta, con la sensación de malestar y mala sangre entre Israel y los territorios palestinos, continúe. 
Tanto israelíes como palestinos merecen vivir juntos en paz. Eso significa poner presión sobre ambos gobiernos para que actúen. 
El mejor homenaje a los que murieron en París no es el envío de tropas y aviones no tripulados para "destripar" al ISIS y Siria. 
Lo mejor es canalizar la energía que desprende esa ira para demandar por una solución pacífica y duradera en toda la región.
La paz entre Israel y los palestinos es, por supuesto, un objetivo noble. Sin embargo, la sugerencia de que los salvajes yihadistas de ISIS cesarán sus prácticas de esclavitud sexual, sus crucifixiones y decapitaciones y sus ataques terroristas masivos en las capitales europeas, si Israel se retira de líneas de 1967 va mucho más allá del ridículo.

De hecho, la explicación israelí-palestina de Prescott se superpone con los comentarios ampliamente criticados de la ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, Margot Wallström, quien le dijo a la TV nacional sueca lo siguiente una hora después de los atentados de París:
"Para luchar contra la radicalización, tenemos que volver a la situación en el Oriente Medio, donde sobre todo los palestinos no ven ningún futuro. Nosotros tampoco tenemos que aceptar una situación desesperada o actuar enérgicamente".
Tanto Prescott como la ministra sueca mal entienden groseramente la causa fundamental de la violencia del ISIS. No es comprensible una reclamación que sugiere que la violencia cesaría, o al menos disminuiría, si se abordaran esas preocupaciones (razonables).

Más bien, los ataques de ISIS son alimentados por una ideología religiosa radical, violenta e intolerante que es impermeable a la razón, la persuasión o el interés propio. Ciertamente ellos no desean la "paz" y la justicia en el Oriente Medio. Su objetivo es muy claro: el restablecimiento de un califato islámico en el Medio Oriente gobernado por la sharia y, en última instancia, la conquista del mundo entero.

No está claro si el asentimiento de Prescott a las ideas izquierdistas radicales del nuevo líder laborista Jeremy Corbyn y de su asesor Seumas Milne representan un verdadero cambio ideológico, o si bien se debe a su necesidad de enmendar su apoyo a la guerra de Irak mientras era viceprimer ministro de Tony Blair.

Sin embargo, las reflexiones de Prescott sobre los atentados de París nos demuestran claramente esa única constante en el gran debate occidental sobre la mejor manera de lidiar con el yihadismo: cómo la obsesión maligna hacia Israel puede atacar a  mentes y entendimientos supuestamente sobrios y democráticos, provocando que adopten las ideas de aquellos que buscan la desaparición de Israel.

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