Sunday, May 22, 2016

Los enemigos de Netanyahu buscan una Tierra Prometida - Debka



Los ataques políticos y personales sin precedentes que en la noche del viernes promovieron los opositores y ex aliados del primer ministro Netanyahu y del designado ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, utilizando para ello cualquier tipo de plataforma mediática para advertir que "los fascistas están llegando", son bastante más indicativos de su situación personal y política que de la realidad política interna del Estado de Israel.

En su opinión, el nombramiento de Lieberman como ministro de Defensa, como dijo su predecesor, Moshe Yaalon, “demuestra que el extremismo, la violencia y el racismo en la sociedad israelí están minando la fuerza del país y ya están teniendo un efecto perjudicial sobre el IDF”. Yaalon también acusó a ciertos sectores favorables al gobierno de falta de respeto por los jueces y el Tribunal Supremo de Israel, todo ello en detrimento del estado de derecho. La prensa israelí afirmó a continuación que la declaración de Ya’alon marcaba el surgimiento de un nuevo líder de lo que denominó "el campo cuerdo de la derecha y del centro".

En otras palabras, cualquier persona que no pertenezca al sector representado por Ya’alon dentro de ese campo no está cuerda.

Que exista un campo “cuerdo” dentro de la derecha y centro político, si finalmente llega a existir, sería un cambio importante dentro de la política israelí. Hasta ahora, a la opinión pública israelí los medios preponderantes le han enseñado que el único campo “cuerdo” es el de la izquierda. Esta vez, hasta inclusive estos medios de comunicación israelíes mayoritarios, entienden que la izquierda israelí está completamente desacreditada por la elección de sus opciones políticas y piensa que ha llegado la hora de girar finalmente hacia la derecha y hacia el centro “cuerdo”.

Pero ese no es el asunto principal. En su negativa a ver la realidad, los oponentes de Netanyahu y de Lieberman se niegan a aceptar que gran parte de la sociedad israelí está cansada ​​de los autoproclamados "cuerdos", de la hipocresía, de la corrección política y de los medios de comunicación locales que defienden tales puntos de vista.

Con la creciente desaparición de noticias relevantes en los medios de comunicación israelíes, ¿qué vemos y leemos cada día? Una procesión de historias sobre familias del crimen organizado, de estafadores, de violadores y pederastas, de ladrones de poca monta, así como de los abogados con enormes egos que los representan.

Tal vez el primer ministro tenía cierta razón cuando dijo recientemente que el IDF debe recuperar los desfiles que se llevaban a cabo en el Día de la Independencia cada año, como lo hizo durante más de 20 años, para mantener la "cordura" y contrarrestar la cobertura sin fin del crimen. Amplios sectores de la opinión pública israelí están cansados ​​de políticos que pretenden ser “hombres justos y cuerdos” y recurren a la Corte Suprema para la resolución de todos los problemas.

También una gran parte de la sociedad israelí ha perdido la fe en el Tribunal Supremo y en el sistema judicial del país, no siempre reconociéndolo como el más adecuado para llevar adelante e imponer el estado de derecho.

Por lo tanto, habría sido más serio echar mano de los comentarios de Ya'alon si se hubiera solicitado una reforma de largo alcance de las autoridades legales de Israel.

Después de todo, hay que decir abiertamente que no sólo ese alabado sistema judicial ha fracasado en su guerra contra la corrupción y el crimen, sino que ya hay signos iniciales de que el sistema no es inmune a estas amenazas, y que se han extendido en el propio sistema.

Por lo tanto, las alegaciones de Ya'alon con relación al estado de derecho y su efecto en el IDF, son una clara señal de que no es capaz de entender lo que está sucediendo realmente en la sociedad israelí y de por qué existe una oposición a sus declaraciones dentro de una parte importante de la sociedad y del IDF, y que así no tendrá la influencia que quiere lograr.

También existe una combinación de dos ideas diferentes: la ley, que se hace pasar por el Knesset, y la justicia, que es determinado por la autoridad de los tribunales que deben seguir la ley.

Además de hipocresía, los ataques a la designación de Lieberman como ministro de Defensa están teñidos de racismo. Los recientes acontecimientos políticos indican que los inmigrantes rusos que entraron en la política israelí a mediados de la década de 1990, finalmente han alcanzado las posiciones más influyentes en el gobierno.

Pero tachar a estos políticos de "fascistas" y de "Rasputines" indica muy poca inteligencia.

Los que siempre se han considerado la "élite de Israel" y que consideran que han perdido no sólo el poder sino la esperanza de recuperarlo, se están abandonando a realizar acusaciones sin fundamento y sin ningún tipo de inhibiciones.

La pesadilla del campo "cuerdo" es que el rey saudí Salman y el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi, junto con Netanyahu y Lieberman, se sientan en la misma mesa y firman un acuerdo de cooperación. Pero esto es una realidad que está sucediendo todos los días, no sólo una ilusión.

Es por ello que los medios de comunicación israelíes no han publicado una sola palabra de cuando el multimillonario saudí y hombre de negocios internacional, Walid Ben Talal, abrió el mes pasado la primera embajada saudí en Israel situada en la calle 14 David Flusser en Jerusalén. Este hombre de negocios internacional se considera cercano al hijo del rey, el príncipe adjunto a la Corona, y al ministro de Defensa, Mohammed bin Salman.

Es necesario recordar que las acusaciones de fascismo también fueron lanzadas contra el fallecido Menachem Begin, al que la izquierda israelí nunca perdonó que les derrotara en las urnas y que luego firmara el histórico tratado de paz con Egipto en 1979.

Una serie de figuras políticas de alto perfil piensan que el gobierno de Benjamín Netanyahu es lo peor que le ha sucedido en la historia al Estado de Israel. Entre estos se incluyen Ya’alon junto con su compañero y ex jefes del IDF, Gabi Ashkenazi y Benny Gantz, el presidente de la Unión Sionista Yitzhak Herzog, el ex ministro del Interior Gideon Saar, el ex jefe del servicio de seguridad interno Shin Bet, Yuval Diskin, y la ex ministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni .

A fin de que el gobierno de Netanyahu llegue a su fin, todos ellos se han metido en el mismo "barco" y han partido hacia la "Tierra Prometida".

Sólo existe un problema, ¿hacia dónde se dirigirá ese barco en las tormentosas aguas del Oriente Medio?

Esa tierra prometida no existía en el pasado y tampoco existe ahora. Es por eso que tienen un retroceso en las elecciones generales. El resultado de este viaje a la "Tierra Prometida" será lo contrario de lo que esperan. La avalancha de ataques contra Netanyahu y Lieberman no hará sino reforzar y aumentar el apoyo público.

Hay que decir en crédito de Herzog que él fue el primero dentro de este grupo de políticos que entendió que el único método disponible y válido para los oponentes a Netanyahu, Lieberman y el gobernante partido Likud, es librarse de una vez por todas de la izquierda radical y de las voces destructivas dentro de su propio movimiento.

Una lucha decidida para lograr ese objetivo supondría crear una oposición con un plan de acción positivo, lo que les daría una buena oportunidad de tomar el poder por vez primera en los últimos años.

Labels:

0 Comments:

Post a Comment

<< Home