Sunday, August 14, 2016

Los peligros de la ignorancia - Yoaz Hendel - Ynet





La gente va a reunirse en torno al sábado, como lo hacen cada año en esta época, y hablarán de unidad. El diálogo en torno a Tishá Be Av (un día de ayuno en el judaísmo que marca el aniversario de una serie de desastres en la historia judía, principalmente la destrucción tanto del Primer Templo por los babilonios y el Segundo Templo por los romanos en Jerusalén) es una costumbre en Israel, al igual que la reacción cuando un atleta israelí gana una medalla de bronce en un deporte japonés en un celebración griega, con la asistencia de una especie de Harry Potter en el ministerio de Deportes, que le envió bendiciones rabínicas a través de mensajes de texto.

Israel se compone de costumbres recogidas de otros pueblos: los ultra-ortodoxos utilizan ropas copiadas de una Europa conservadora de hace varios siglos, las hamsas (amuletos contra los espíritus malignos, por lo general en forma de manos humanas) son importadas de los musulmanes, y luego están las películas americanas. Nuestra psicosis de guerra civil, sin embargo, es autóctona, de casa. Y es lo que Israel teme más que nada.

Ante nuestros ojos, dos países han sido creados: uno rico, educado, con perspectivas de trabajo y con un futuro por delante. El otro se está deslizando, de padre a hijo, fuera de la historia sionista, al igual que su capacidad de contemplar esa historia como parte de su futuro. Olvídense de las viejas divisiones izquierda-derecha, asquenazi-mizrahi, esta nueva línea de demarcación separará a las personas con educación de esas otras sin educación.

Esta semana, hemos conocido que el Jefe de Estado Mayor ha decidido dar becas a los veteranos de combate del IDF. Estoy a favor de este movimiento. Cuando terminé mi servicio militar, junto con el resto de mi unidad recibí una beca de la familia Ofer (una famosa y adinerada familia de hombres de negocios israelíes). Supongo que habría acabado en la universidad de todos modos, pero aún así, esta beca otorgada a toda una generación de veteranos les dio la posibilidad de realizar estudios académicos. ¿Por qué? Porque era gratis.

De manera similar, espero que muchos combatientes del IDF busquen una educación universitaria después de dejar el ejército. Aquellas personas que necesitan esa ayuda para llenar los vacíos en sus exámenes de matriculación y en su educación secundaria, también lo aprovecharán. Y así, una parte de Israel estará compuesto por jóvenes personas educadas que han sido combatientes del IDF; por colonos, que en su mayoría tienen como objetivo obtener una educación superior; por jóvenes miembros de los kibutzs, veteranos de unidades de élite - tecnología e inteligencia - del IDF; por reservistas que ya han contribuido mucho y que pagan los impuestos. La otra parte del país se compondrá de un frente interno de soldados que no tuvieron nada importante que hacer durante su servicio, y de aquellos que no se han alistado en absoluto. Los educados serán pro-IDF y pro imperio de la ley. Los otros serán rebeldes y estarán enfadados.

Aquellos que no pueden ver la base de esta división deberían echar un vistazo a la sección de comentarios de su web más cercana o preferida. Representan una lección importante para las democracias modernas. La semana pasada escribí sobre el rapero Yoav Eliasi, también conocido como The Shadow, y sobre sus ataques contra la familia Begin. Escribí acerca de cómo los líderes del partido Likud se mantenían en silencio, criticando su lentitud colectiva a la hora de enfrentarse a una babosa como The Shadow, el cual además no tiene nada en común con los valores del Likud o cualquier tipo de cosmovisión nacional (poco después cuatro miembros del Likud al menos se han pronunciado).

Entonces escribí sobre el servicio militar de Eliasi. No tengo el hábito de clasificar la significatividad del servicio militar de otras personas, pero es difícil ignorar que se trata de un hombre que sirvió como un trabajador de logística sin más, y que ahora se atreve a dar consejos a las unidades de combate del IDF. Supongo que estoy pasado de moda, pero no creo que escribir sin sentido ni medida en Facebook constituya una contribución al país. Todo lo que se logra es hacer ruido y asustar a algunos políticos (siempre que la pieza siguiente sea lo suficientemente grande).

He recibido muchas respuestas de los seguidores de Eliasi. La mayoría de las invectivas fueron escritos en hebreo e incluían errores de ortografía. Me senté y las leí por la noche. Algunos de ellos protestaron por mi supuesta condescendencia asquenazi (no tenía ni idea del origen étnico de Shadow), pero las afirmaciones sobre el servicio militar fueron las más interesantes. Para hacer el relato más corto, alegaron que no existía una auténtica y buena razón, según ellos, para servir en el ejército o bien servir como combatiente, ya que el IDF está lleno de gente de las élites. Esto parece ser lo opuesto a la estereotipada visión sobre el patriotismo.

Las palabras específicas utilizadas no son importantes, y tampoco lo son las cuestiones étnicas, cuyo incremento en el 2016 se debe a una cínica conveniencia política. Lo que es importante es la brecha. Cada país tiene sus propias clases económicas ubicadas en los escalones más bajos. Y en las redes sociales se exponen ampliamente. La ventaja de Israel en comparación con otros países ha sido siempre su ejército, y la forma en que fue contemplado.

En los Estados Unidos, la clave del éxito radica - en gran parte de los casos - en tener una familia económicamente acomodada y/o entrar en una buena universidad de prestigio. En Israel, el ejército israelí ha sido la vía de entrada por muchos años. A veces, combatir o hacer el servicio en las IDF ha servido de más ayuda que un master en Israel. Se puede crecer en un barrio pobre, alistarse y servir en la brigada de infantería Golani, y dar la vuelta a tu vida y dejar atrás un futuro gris. Veo esto como nuestra gran ventaja. Una maravilla para nuestra sociedad. El problema es que de todos los israelíes que llegan a la edad de 18 años, sólo la mitad será reclutado en 2016, y este número está decreciendo.

Una de las lecciones que podemos aprender de Tishá Beav es que tenemos que ser conscientes y conocedores. La imbecilidad y un hebreo empobrecido no debe ser un modelo a seguir. La nacionalidad (un componente central de la condición de Estado) no puede basarse en lamentables e inarticulados mensajes en los medios sociales incapaces de expresar nada importante.

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