Wednesday, December 07, 2016

El "becerro de oro" que quiere derribar la izquierda: Un monumento dorado a la condescendencia de la izquierda - Dror Eydar - Israel Hayom



¿Por qué echaron abajo la estatua de oro de la Plaza Rabin? Un artista la creó desde el fondo de su alma sirviéndole como caja de resonancia de la realidad, y si bien no de la auténtica realidad, al menos del entorno social en el que opera y se mueve. Su diseño, siguiendo el estilo de los monumentos fascistas y comunistas - un quiño quizás para los amantes de ese estilo, aquellos que en la izquierdan odian al primer ministro Benjamin Netanyahu -, nos muestra la visión del mundo del artista y de su entorno. Esta es la forma en que ven al campo político opuesto. Pero esto no es nada nuevo, lo oímos hasta la saciedad en las últimas elecciones y después de ellas. Hemos escuchado cosas mucho más vergonzosas sobre la derecha y sobre Netanyahu en las muchas manifestaciones que esta plaza ha visto.

Al otro lado de esta estatua temporal en la plaza se encuentra una pirámide invertida del escultor Yigal Tumarkin, un monumento permanente al imperialismo de la izquierda en el arte israelí, ese que no permite ninguna opinión que no esté de acuerdo con la línea oficial de la izquierda para poder darse a conocer. El crítico de arte y periodista Adam Baruch escribió una vez: "El memorial ha nacido de la poderosa política del modernismo local... en oposición a una otra y diferente presencia en la esfera pública. Está fuera del imperialismo provincial y de la necesidad de asegurarse la hegemonía... el memorial representaba a una sola lectura de 'Memorial del Holocausto', una lectura modernista local... tratando de dictar un nuevo orden israelí. Las lecturas tradicionales, nacionales y judías han sido rechazadas y apartadas".

Por lo tanto, era adecuado que la estatua de oro estuviera situada al otro lado del monumento de Tumarkin. ¿Es sólo una coincidencia que las personas que se oponen sistemáticamente al discurso público y gratuito, a unos múltiples canales de medios, a la variedad cultural y político en el mundo académico y en los medios de comunicación, se encuentran entre los que han adorado dichas instalaciones?

Hasta hace poco, se las arreglaban para silenciar a cualquier persona que no perteneciera a las filas de la élite gobernante de la sociedad israelí, y ahora - precisamente ahora - la esfera pública y los medios de comunicación está llenos de voces diferentes que amenazan el pastel de la hegemonía desde larga fecha de la izquierda. Y eso hace que se enojen.

La estatua era una referencia al becerro de oro. En la historia bíblica, las voces que se oponían no tenían lugar, al igual que en el discurso totalitario de la izquierda, sobre todo en el ámbito de las artes visuales. Incluso ahora, los buenos artistas se mantienen fuera de los museos que todavía están controladas por los miembros de la vieja guardia de las élites. Pero en Israel, ajena a los museos y a las instituciones académicas, y en parte a los medios de comunicación, la libertad de expresión está floreciendo. Sólo la libertad de expresión permite a un artista instalar una dura representación del primer ministro en una plaza pública y ser aplaudido por ello.

¿Qué opinan ustedes,  habría existido tanta cobertura si se hubiera instalado una estatua de chocolate que representara al líder de la oposición, Isaac Herzog, o bien una columna de sal representando a Tzipi Livni, o quizás una antorcha ardiente con la imagen del líder de la Lista Árabe Conjunta, Ayman Odeh? Y algo más para reflexionar: ¿Existe alguna diferencia fundamental entre esa repugnante imagen de photoshop del difunto Yitzhak Rabin retratado en un uniforme nazi y esta exhibición? Después de todo, sólo las exposiciones extremas ponen a prueba la libertad de expresión, ¿verdad?

Por otra parte, ¿qué utilidad tendría una estatua becerro de oro si no es un llamamiento a destrozarla y a atacar a sus fieles, como en la historia bíblica? Si es así, ¿podemos deducir que la exposición fue un llamamiento encubierto a la violencia?

Deberían haber permitido que la estatua permaneciera en el lugar como un testimonio dorado de la alienación y la vacía condescendencia de la izquierda israelí hacia cualquier persona que no esté de acuerdo con ella, y un monumento constante a la absurda seriedad con que se toman a si mismos sus variados portavoces.

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