Saturday, December 17, 2016

¿El genio judío está en peligro? - Shmuel Rosner - Ynet



El gran compositor pionero Arnold Schoenberg volvió a sus raíces judías en 1933. Él nació judío pero se convirtió al luteranismo durante muchos años. A continuación, pasó a través de un periodo de duda y finalmente tomó su decisión durante la subida al poder de los nazis en Alemania, lo que seguramente le ayudó a ello. En su ceremonia de retorno al judaísmo, sus testigos fueron el Dr. David Marianoff, el hijastro de Albert Einstein y el aclamado pintor Marc Chagall.

El compositor Gustav Mahler se convirtió al catolicismo para poder ser el director de la Opera de Viena. Se casó con una mujer no judía y fue enterrado por un sacerdote católico. Sin embargo, los antisemitas siguen afirmando que su música era una "música judía", tal como dijeron de la música de Schoenberg, y al igual que de ellos dijeron lo mismo de la física de Einstein.

El mundo ha sido testigo del gran número de judíos que han tenido éxito en los últimos 150 años, especialmente con relación a la población general. Han tenido éxito en el arte, en ganar premios Nobel, como compositores musicales, como filósofos y entre muchos otros campos.

¿Cuántas judíos han alcanzado estos niveles de éxito en la sociedad moderna? La respuesta sería depende de a quién se esté considerando.

¿Hay que considerar a aquellos que no se consideraron judíos, como Karl Marx? En caso de no contar con los Marx, ¿se podría considerar a Mahler- un convertido al cristianismo - como judío? ¿Qué hay de Schoenberg, quien dejó la religión y luego regresó? ¿O bien solamente habría que considerar a aquellos que fueron judíos toda su vida, como Einstein y Chagall?

¿Por qué hay tantos judíos excepcionales?

Esta es una cuestión no demasiado importante. Sin embargo, detrás de ella se encuentra una cuestión mucho más profunda, y tal vez más interesante. Dado el pequeño número de judíos en el mundo, y el hecho de que estén representados excesivamente cuando se trata de la cima de sus campos intelectuales o laborales, la cuestión que debemos hacernos no sería el por qué, sino que hace que los judíos sean tan excepcionales?

Si la física de Einstein era "judía" y la música de Mahler era "judía", entonces parece que se puede llegar a una conclusión muy interesante: uno no necesita ser un activo judío para poseer el "don judío de la excelencia".

Marx se crió en un hogar ya completamente desconectado del judaísmo. Einstein procedía de una familia que, aunque identificada como judía, no era casi practicante. Maher se convirtió y dejó el judaísmo, y Schoenberg no produjo una música menos extraordinaria durante su incursión en el cristianismo.

Por lo tanto, está claro que un estilo de vida judío no es el catalizador del excepcionalismo judío.

¿Entonces, cuál es ese catalizador? Bueno, hay varias hipótesis.

Una de estas hipótesis se refiere a la costumbre judía de saber leer y escribir y de la apreciación del estudio para la búsqueda del conocimiento. También está el hecho de que, debido a unas circunstancias únicas, los judíos se han encontrado casi constantemente en la diáspora, en el exilio, y los judíos simplemente han tenido que trabajar más duro para tener éxito, ya que eran considerados "extranjeros" donde residían.

También está el hecho de que existen unos genes judíos, a consecuencia de que los judíos que se mantuvieron en su judaísmo se casaban dentro de sus comunidades. Esto podría haber causado una mutación genética que condujo a una mayor propensión para el genio. Aunque esta última teoría también puede ser una causa del antisemitismo y del racismo, todavía es una teoría válida y debe ser discutida.

Pero aún así, no importan cómo se conecten las características y sus causas probables, los resultados son los mismos: a partir de mediados del siglo XIX hasta hoy, los judíos han demostrado ser excepcionales, especialmente en proporción a su número. Los judíos han tenido éxito, no importando si se criaron en un hogar religioso o se asimilaron completamente, y si ellos mismos se identificaron como judíos o trataron de sacudirse completamente la etiqueta de "judío".

Mendelssohn como una parábola

Si bien este repentino florecimiento de  los judíos en el mundo de la cultura de hecho parece ser una tendencia, todos estos ejemplos deben ser considerados en el contexto de lo que estaba pasando en ese momento. Si estaban viviendo entre no judíos, si vivieron en una época de disturbios políticos y civiles, o si estaban viviendo en un lugar donde su creatividad podía florecer, entre otros factores.

Pero a pesar de todo, los judíos fueron considerados judíos sobre la base de su patrimonio cultural y étnico, y no había nada que pudieran hacer para cambiar esta situación.

Por ejemplo, el filósofo Moses Mendelssohn era judío, sin embargo su nieto, el compositor Felix Mendelssohn - que se convirtió y se convirtió en un devoto cristiano - fue siempre considerado como un judío por sus contemporáneos, como Richard Wagner.

No queda mucho

Los judíos en el Israel actual no vivimos en un país donde seamos una minoría, y tenemos una cultura completamente diferente a la europea de los siglos XIX y XX  y de la judía americana . De hecho, su cultura es mucho más similar a las de otras naciones con diásporas que recientemente adquirieron la condición de Estado después de muchas generaciones.

Y también los propios judíos en la diáspora han cambiado: si bien ya no se convierten para salir adelante - no hay razón para hacerlo en estos momentos -, su distinción cultural está creciendo mucho más débil. Lo mismo ocurre con la continuidad biológica, que está siendo rápidamente atacada por los matrimonios mixtos.

La inquietante conclusión

En otras palabras: si los judíos tienen que ser diferentes para ser inteligentes, ahora ellos son menos diferentes. Si ellos tenían que casarse con otros judíos - para mantener su herencia cultural y genética -, también ahora lo están haciendo cada vez menos.

La mitad de los que viven en Israel no se preocupan excesivamente por el mundo no judío. La mitad de los que viven en la diáspora no son perseguidos y discriminados. Esto significa que todas las explicaciones discutidas hasta ahora pueden haber sido unas hipótesis correctas a la hora de determinar lo que provocó que los judíos tuvieran  tanto éxito en el pasado, pero no son las adecuadas ahora mismo o en el futuro. No garantizan que los judíos, si es que alguna vez fueron más inteligentes, también puedan serlo en el futuro.

Esta conclusión es preocupante para cualquier persona que le guste considerar la inventiva de las mentes judías, y para cualquier persona que considere que los judíos serán capaces de ponerse en una mejor posición de cara a otros pueblos y comunidades en el futuro. Los judíos son una nación pequeña, a veces muy vulnerable. Las pocas ventajas que tienen los judíos deben ser por lo tanto cultivadas, no abandonadas.

Por lo tanto, las guías para una presente y futura acción deberán elaborarse a partir de esta preocupante conclusión: el fomento de la excelencia debe hacer hincapié en la alfabetización, en la reivindicación de cierto elitismo cultural y en mantener una mente abierta al resto del mundo sin renunciar al tribalismo o particularismo familiar. Siempre que un Estado judío no haga a los judíos menos inteligentes.

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