Friday, December 02, 2016

La lección de la yihad de los incendiarios en Israel - Sohrab Ahmari - WJS



Los servicios de emergencia en Israel han combatido los incendios forestales por todo el país durante una semana a partir del 22 de noviembre, y que se han desarrollado desde Haifa a Galilea y Jerusalén. Cientos de casas quemadas y cerca de 16 millas cuadradas de tierras forestales dañadas antes de que los incendios fueran controladas esta semana. Decenas de personas sufrieron por inhalación de humo, y unas 70.000 tuvieron que ser evacuadas.

Fue una metáfora casi perfecta para el movimiento nacional palestino.

De los 39 grandes incendios - hubo en total cerca de 1.700 incendios separados -, 29 fueron provocados por incendiarios palestinos. "También hemos identificado otros 10 adicionales en los que hubo tentativas de incendio, pero no tuvieron éxito", nos comentó el ministro de Seguridad Pública Gilad Erdan en una entrevista telefónica el jueves. "En algunos casos hemos sido capaces de atrapar a los sospechosos mediante las cámaras o por drones. En otros casos encontramos cócteles molotov en la misma escena".

Y agregó: "Todos los grandes incendios ocurrieron en Israel, o en ciudades judías, o cerca de las ciudades judías. No hubo ninguna ciudad árabe donde hubiera un gran incendio en el interior".

La policía ha detenido hasta el momento a 35 sospechosos por cargos de incendio premeditado e incitación, y el primer ministro Benjamin Netanyahu se ha comprometido a "procesar a toda persona que cometa este tipo de actos para que todos puedan ver que cualquier persona que intente incendiar el Estado de Israel se enfrentará a un castigo máximo".

Después de haber intentado sin éxito destruir a Israel por medio de violentos disturbios, por una invasión total, por atentados suicidas, por boicots del campus y por ataques al azar mediante apuñalamientos y atropellos, los palestinos están ahora poniendo literalmente incendiando Tierra Santa. El mensaje, evidente para todos, excepto para sus amigos en Washington y Bruselas, es que preferirían ver esa tierra en llamas que coexistir con un Estado judío.

La dirección palestina sigue siendo el rostro bifronte de Jano de siempre. El presidente palestino, Mahmoud Abbas, envió a 40 bomberos y ocho camiones de bomberos para ayudar a extinguir los incendios, ganando elogios justificados y el agradecimiento del Netanyahu y de la clase política israelí. Sin la ayuda de la Autoridad Palestina y el apoyo de países de la talla de Egipto, Grecia, Jordania, Rusia, España y Turquía, entre muchos otros, los incendios podrían haberse prolongado durante mucho más tiempo.

Sin embargo, el movimiento Fatah de Abbas también acusó a Jerusalén de "explotar los incendios" para culpar a la población palestina. Y durante una conferencia de Fatah, Abbas elogió la década de 1980 con la "intifada de las piedras", y una vez más llamó a la unidad con Hamas, el movimiento terrorista con sede en Gaza que constitucionalmente se ha comprometido con la destrucción de Israel.

"Nuestra unidad nacional es nuestra válvula de seguridad, e instó a Hamas a poner fin a la división", afirmó Abbas. También atacó a Gran Bretaña por la Declaración de Balfour en 1917, la cual allanó el camino para la creación de Israel en la Palestina del Mandato, exigiendo que el Gobierno de Su Majestad "se disculpe por realizar tal promesa y repare el daño hecho a nuestro pueblo, a nuestros recursos y nuestra nación".

Luego está la atmósfera más amplia de la incitación en línea. Los usuarios de los medios sociales árabes compartieron alegremente el hashtag #IsraelIsBurning a lo largo de la crisis. Se mostraban "felices, los apoyaban y pedían a otros a que los provocaran", comentó Erdan, el ministro de seguridad pública. "Todo se basa en la difusión de una cultura del odio por las redes sociales. Usted no necesita que en una mezquita o en una escuela se difundan mentiras y odio. Puede difundir sus mentiras a nivel mundial, las 24 horas durante 7 días a la semana, sin una supervisión efectiva".

Hay una lección útil en este caso para la entrante administración Trump sobre los peligros de bucear en el proceso de paz árabe-israelí. A juzgar por la mayor parte de sus declaraciones, los instintos de Donald Trump son pro-Israel en un sentido convencional. Sin embargo, el presidente electo también está tentado por una oferta de paz vista como un El Dorado.

"Me gustaría ser capaz de ser el que logró la paz entre Israel y los palestinos", le dijo Trump al New York Times en una entrevista la semana pasada, haciéndose eco de la retórica de campaña. "Ahora mucha gente me dice, y realmente me lo dice, que es imposible, que no se puede lograr. De hecho, muchos grandes empresarios israelíes me lo han dicho, no se puede conseguir, es imposible. No estoy de acuerdo, creo que se puede conseguir la paz".

Tal vez. Sin embargo, en la actual transición Trump haría mejor en advertir a Barack Obama que no tome ninguna medida, en las Naciones Unidas o en el Rosen Garden, que ate las manos y castige a los israelíes, resistiéndose a las diversas plataformas diplomáticos del presidente saliente. También es importante que lea el estado de ánimo en las capitales árabes, donde en medio de una mucho mayor amenaza iraní, hay poco interés por un proceso de paz más allá del mínimo requerido para apaciguar el público nacional.

El error más grande sería tratar la paz árabe-israelí como una especie de acuerdo de bienes raíces. Un negociador ávido se inclinaría a contemplar el conflicto como una cuestión solamente de ofrecer los incentivos adecuados a las partes. Pero ese es precisamente el enfoque fallido que ha decepcionado a los sucesivos presidentes de los Estados Unidos desde hace medio siglo, ya que no toma en cuenta a la ideología palestina.

Tal negociación no conduce a ninguna parte ante un pueblo palestino dispuesto a correr el riesgo de prender fuego a la tierra cuyo futuro Estado querría y podría heredar.

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