Cuando las primeras fotos de los judíos del Yemen sorprendieron al mundo judío - Chen Malul - Haaretz
La búsqueda de los auténticos judíos era una actividad común entre las comunidades judías occidentales en el siglo XIX. Muchos se planteaban la cuestión de otra forma: “¿Estoy viviendo realmente de acuerdo con la manera en que lo hacían mis antepasados?”
Durante esos años, un joven judío alemán que acababa de cumplir los 30 años decidió dejar el negocio familiar y se embarcó en un viaje alrededor del mundo que incorporaría dos de sus grandes pasiones: la fotografía y el estudio de los pueblos antiguos y exóticos. Hermann Burchardt decidió utilizar su importante herencia para alquilar un apartamento en Damasco, el cual serviría como base para sus expediciones de investigación y sus aventuras. Ya había estudiado árabe y turco, y esperaba utilizarlos en su beneficio.
Incluso antes de realizar sus viajes, Burchardt se veía a sí mismo como un ciudadano del mundo, un hombre sin límites, capaz de llegar a esos lugares en los que ningún europeo había llegado antes. En uno de sus viajes, en 1901, se encontró con uno de esos lugares: en medio de un desierto áspero y estéril, llegó a la ciudad yemení de Saná.
En su deambular alrededor de esa capital montañosa, se sorprendió al ver a un grupo de personas que encontró: los miembros de la comunidad judía de Sana, cuyos lazos con otras comunidades judías de todo el mundo habían sido casi completamente cortados durante generaciones.
Junto con su gran séquito, Burchardt pasó casi un año con la comunidad judía yemení. Llegó a conocer personalmente, estudiar y documentar sus costumbres, escuchando sus historias únicas, y transcribiendo casi todo en su diario.
Y por primera vez en la historia los fotografió. El artículo que publicó en la revista Ost und West incluía imágenes espectacularmente bellas de la por primera vez fotografiada comunidad judía yemenita.
Las imágenes fueron toda una revelación para los judíos europeos. Después de un descanso de miles de años, existía finalmente una señal tangible de la existencia de la comunidad judía yemenita. Parecía como si fuera la más auténtica comunidad judía del mundo, la cual había vivido completamente aislada de cualquier influencia externa, y por fin había sido encontrada, al menos esto es lo que creían en Europa. El artículo excitó tanto a los lectores de la revista que las fotografías se convirtieron en tarjetas postales, que fueron vendidas y distribuidas por miles.
¿Esa así como eran los judíos antes del exilio? ¿Eran estos los judíos del Segundo Templo? Para aquellos que ya habían sido abrumados por el encuentro con los judíos de Palestina otomana, el encuentro con la aislada y remota comunidad de Sana'a fue aún más sorprendente. Querían examinar el auténtico siddur yemenita y analizar las diferencias con los nuestros, además de sus tradiciones bíblicas, y en esencia cada pequeño fragmento de información acerca de sus costumbres únicas.
En 1909, mientras Burchardt escoltaba al cónsul italiano en su camino desde Sana'a, el aventurero y aprendiz de etnógrafo convenció al cónsul para tomar una ruta que nunca antes había sido recorrida por un europeo. El gran convoy fue emboscado por los ladrones del desierto: Hermann Burchardt y el cónsul italiano murieron.
En su funeral, Burchardt fue elogiado por un comerciante italiano con el que había hecho amistad en su última visita a Saná. Dijo que los judíos de Saná, una comunidad en la que vivió este ya famoso aventurero, lamentaba mucho su muerte.
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