Wednesday, May 31, 2017

Seis nuevos comentarios sobre los documentos de la Guerra de los Seis Días - Shmuel Rosner



Los Archivos del Estado de Israel han publicado nuevos documentos de la Guerra de los Seis Días. Estos son documentos que estuvieron sellados durante 50 años, desde la guerra, y ahora están disponibles para el público. Hay transcripciones de las reuniones del gabinete completo y de las reuniones del gabinete de seguridad. Hay una gran cantidad de material. Y mucho de él se convierte en una lectura interesante. Aquí hay un par de temas para el lector atento de las transcripciones, o los informes acerca de ellos.

1.- En las reuniones de gabinete sus miembros dijeron muchas cosas. En las reuniones de gabinete más tensas dijeron aún más cosas. Por lo tanto, cuando se liberan las transcripciones es fácil aislar ciertas declaraciones y hacer grandes titulares con ellas para servir a una determinada posición o ideología. Si fuera por los políticos exquisitos y angélicos, se seleccionaría una opinión de “deportar a los árabes a Brasil” ¿Es esta una declaración que demuestra las intenciones maliciosas de Israel? Algunos podrían decir que sí. Son los mismos que tuvieron la misma reacción cuando Yitzhak Rabin reflexionó acerca de su deseo de ver Franja anegada en el Mediterráneo.

Pero también se puede ver como una declaración que demuestra la seriedad y el realismo de los ministros de Israel en ese momento - una declaración que demuestra que se dieron cuenta, desde el primer día, que ocupar un territorio en el que residen muchos árabes iba a resultar un dolor de cabeza -. Y tal como se ha evidenciado, no expulsaron a ninguna persona a Brasil. Pero se quedaron con el dolor de cabeza. Todavía estamos atascados con él.

2.- No todo lo que los ministros dijeron durante las reuniones del gabinete parece impresionante en retrospectiva. Pero lo que es bastante impresionante es la negativa de los ministros a participar en la desesperación de las semanas previas a la guerra y su renuencia a entregarse por completo a la euforia después de la victoria. Los ministros se comportaron en estas reuniones como lo hicieron todos los israelíes: el período previo a la guerra fue altamente preocupante y el país estaba en un estado de ánimo oscuro durante las tres semanas de “espera”. El período después de la guerra fue de celebración y de sentimiento de invencibilidad .

Los ministros se mostraron aprensivos, pero de una manera más tenue. Que no cundiera el pánico antes, que no se perdiera después la proporción. Sí, muchas de sus evaluaciones parecen ingenuas, malas interpretaciones, e incluso tontas en retrospectiva. Pero esto no se debe a una falta de seriedad.

3.- Leyendo el debate sobre el futuro de Cisjordania se siente como un deja vu. Hay anexionistas que querrían absorber el territorio, y que creen que el problema demográfico - es decir, tener que absorber a tantos árabes, junto con el territorio - se arreglaría sólo. Menachem Begin, un miembro del gabinete de emergencia que se montó antes de la guerra, argumentó que en el plazo de siete años habría una mayoría judía en Cisjordania (esto aún no ha sucedido). Hay aquellos para los que la demografía era la clave: Pinchas Sapir, el ministro de Economía, advertía sobre el futuro de Israel como Estado judío si tantos árabes se convertían en residentes o ciudadanos de Israel.

Es casi aburridamente familiar, y al mismo tiempo tan lejano.

4.- Estuve leyendo una transcripción de una reunión del gabinete de seguridad del 26 de mayo de 1967. A Yitzhak Rabin, entonces jefe del Estado Mayor del IDF, se le solicitó evaluar si Israel podría resistir un ataque. Miren lo cuidadoso que fue: “Creo que si tenemos la sorpresa táctica, habrá una posibilidad... de que obtengamos logros”.

He aquí una cuestión: ¿Representaba esa moderación un juicio profesional erróneo por parte del IDF y Rabin? Consideren un escenario diferente, un escenario con una imaginaria imagen especular: en la misma reunión, Rabin promete una gran victoria y entonces Israel se enfrenta a una derrota militar. ¿Qué diríamos en un caso así? Probablemente que el jefe de Estado Mayor no evaluó correctamente la situación, y por lo tanto proporcionó a los líderes políticos de Israel una información inexacta debido a la cual se tomaron decisiones equivocadas.

Pero nadie tiene tiempo, ni siquiera razones, para plantear exactamente la misma cuestión cuando la evaluación del comandante militar es inexacta en un sentido positivo, es decir, una predicción de grandes dificultades que luego se demostrarían una gran exageración.

5.- Todo está ahí. Un ministro advierte al ministro de Defensa Moshe Dayan de que el IDF debe ser recordado por tratar a la población civil con humanidad. Hay ministros a favor y en contra de tomar Jerusalén oriental. Existe preocupación por un posible afán o un exceso de prolongar la guerra y ocupar más territorio a causa de las victorias.

Y hay también mentiras que Israel decide difundir. El protocolo muestra cómo Israel atacó Siria en los Altos del Golán. El ministro Yigal Alon defiende el ataque, sin tener en cuenta la posibilidad de tensiones diplomáticas con Rusia a causa de él. Prefiere, por lo que dice, el control de esos Altos a las relaciones diplomáticas con los rusos. El director del ministerio de Asuntos Exteriores advierte en contra de dicha acción: atacar a Siria va a complicarnos las cosas con los rusos. Pero Rabin quiere acción. “Poner fin a esta guerra sin golpear los sirios sería una pena”.

Israel dice al mundo que los sirios están luchando. “Esta no es la verdad”, sostiene el ministro Moshe Shapira Haim. Es cierto, dice el ministro Alon. “Tengo que reconocer que esto no es verdad, pero estas son el tipo de mentiras que debemos contar para tener paz”, es decir, tener a los cañones de los sirios fuera de las alturas que controlan el noreste de Israel.

6.- Algunas cosas todavía se sienten diferentes, y la más notable de ellas es el enfoque de los representantes del sector sionista-religioso de Israel. Hoy en día, representan a la línea más dura. En 1967, eran famosos por ser los menos agresivos. Ellos fueron los que predicaban prudencia y moderación.

Haim-Moshe Shapira no quería el ataque contra los sirios. Su amigo Zerach Warhaftig enfrió los deseos de Dayan cuando el ministro de Defensa de Israel sugirió enviar sus fuerzas a Beirut, Líbano. “Yo diría que deberíamos tener algunos límites”, le dice Warhaftig.

Discutiendo en la Cueva de los Patriarcas en Hebrón, el 18 de junio, pocos días después de la guerra, Dayan pregunta a sus colegas: “¿Quién dio la orden para poner una mezuzá allí”. El primer ministro, Levi Eshkol, responde: “El mármol estaba roto".

Dayan contestó: “Hemos llegado a un lugar que es sagrado para los musulmanes, y también para los cristianos y para nosotros”.

Shapira - el ministro sionista-religioso -, el predecesor del actual partido Habait Hayehudi le responde: “especialmente para ellos”.

Así que sí, algunas cosas han cambiado.

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