El gobierno de Netanyahu presenta excusas y más excusas - Yoaz Hendel - Ynet

Hay una cierta etapa en la vida de una persona o de una nación en la cual las excusas se convierten en una fe apasionada. En los últimos dos años, Israel ha tenido un gobierno derechista. No hay nadie que interrumpa políticamente cualquier movimiento diplomático determinado. No hay izquierdistas alrededor o falta de manos en los votos de la Knesset. La vida es supuestamente dulce, y todo lo que se necesita es tomar decisiones y ponerlas en práctica, como los últimos detectores de metales.

He estado escribiendo durante años sobre los pasos que debe tomar el Estado de Israel. La lista es larga: gobernar de una vez en el Neguev y en Galilea y la aplicación de la ley en el sector árabe, una guerra total contra los nacionalistas árabes que poseen una tarjeta de identidad israelí y la anexión del Valle del Jordán y los bloques de asentamientos, la construcción en Jerusalén y la transformación del Monte del Templo de un lugar religioso del tercer mundo en una zona controlada por la soberanía israelí.

Algunas de estas cosas podrían implementarse si solamente existiese el deseo de implementarlas, otras conducirían a una respuesta árabe y a una presión diplomática sobre Israel. No hay movimiento en el mundo real sin un precio. Incluso una decisión no tomada lleva un precio, a veces uno alto.

Yo estaba a favor de los detectores de metales y pensé que eliminarlos era un grave error. No por Dios ni por los sueños de un Templo, yo no tengo tales sueños, sino por el bien de la gente y por que se derramaría menos sangre. Era un argumento sobre los componentes del poder en la diplomacia de Oriente Medio, sobre el muro de hierro, sobre la influencia de la determinación y la disuasión. Me encantaría que las cosas sean diferentes, pero hasta ahora los árabes han estado demostrando que lo que pasó en el pasado continuará pasando en el futuro.

La diferencia entre un columnista como yo y el primer ministro es que yo no tengo una responsabilidad sobre mis hombros. Trato de hacer la diferencia a través de las palabras. En una situación radical, puedo encontrarme con el aviso de una llamada. Las palabras de un primer ministro, por otro lado, tienen un efecto diferente. A veces, se convierten en esposas. Siempre son responsables de la vida de muchas personas.

El mayor problema del gobierno actual es la enorme brecha existente entre lo que es posible y lo que dice. Es muy difícil bajar del lugar al que suben las palabras sin estrellarse. En una conversación que tuve la semana pasada con un alto miembro del Likud, éste acusó al líder de Bayit Yehudi, Naftali Bennett, de arrastrar a todo el mundo a un abismo. El Monte del Templo, Jordania, Turquía - una escalada del Oriente Medio - son todos a causa de la irresponsabilidad de Bennett. Esa es una excusa apropiada. Si no fuera Bennett, habrían sido miembros del Likud en Judea y Samaria, y si no fueran ellos, habría sido un columnista atacando desde la derecha. Al final del día, con todo el debido respeto a las excusas, es "la sabiduría del liderazgo" quien llama a los disparos.

Si el primer ministro Benjamin Netanyahu, a diferencia de mi opinión, creía desde el principio (como le dijo a sus asociados) que el precio por colocar los detectores de metales en el Monte del Templo era demasiado alto, no debería haberlos puesto allí en primer lugar. La crítica de la derecha no mata, pasa rápidamente. Hay suficientes votantes del Likud que tendrán fe en Netanyahu, incluso si coloca detectores de metal en medio de las calles.

Si Netanyahu pensaba que estaba dispuesto a pagar el precio y hacer lo que se necesitaba, no debería haber cedido. El mensaje al mundo árabe y al Movimiento Islámico es que vale la pena presionar a Israel. El funeral vergonzoso de los terroristas en Umm al-Fahm  indica que sienten una sensación de victoria, y tal sentido sólo aumenta el apetito.

La profecía fue dada a los locos, pero permítanme predecir que el diluvio de respuestas de la derecha a la Oficina del Primer Ministro al día después formarán parte de los cuentos populares de Jerusalén. Excusas sagradas. Las cámaras no se instalarán en el Monte en los próximos meses, el proyecto de ley de nacionalidad no será aprobado a pesar de su importancia, al igual que no ha sido aprobado en numerosas ocasiones en la última década, y no habrá controles de seguridad manuales a pesar de las declaraciones. ¿Por qué? Porque no se pueden hacer con decenas de miles de personas durante la oración del viernes.

Por cierto, si ya estamos refutando los cuentos de hadas, las cámaras - tan inteligentes como puedan ser - son incapaces de impedir completamente el contrabando de armas. Así que el mundo, ese que está buscando soluciones, todavía utiliza detectores de metales y máquinas de rayos X. Pregunten a cualquiera que entre en el Muro Occidental o pase por un aeropuerto. Existen bases de datos de rostros y experimentos iniciales de identificación de metales. Pero aún no están en funcionamiento, a menos que el terrorista lleve una señal diciendo "terrorista".

Y finalmente, el precio. Si tengo que seguir adivinando, creo que más terroristas árabes llegarán a través de la brecha abierta con el ataque al Monte del Templo. Cada ataque terrorista en ese lugar es estratégico. Si no logramos evitarlo con todas las medidas disponibles, es posible que extrañemos los disturbios que han tenido lugar hasta ahora. Una oportunidad que no vale la pena incluso a corto plazo.

La diferencia entre las declaraciones y la realidad

El interés jordano es luchar contra la independencia palestina. Es completamente diferente de lo que se dice en las declaraciones públicas. La pesadilla más grande del gobierno jordano es encontrarse con un estado palestino en el valle del Jordán. Esa es una de las razones por las que los vínculos de seguridad con Jordania son un componente tan importante en la región, y sus detalles probablemente permanecerán confidenciales, incluso dentro de 50 años.

El guardia de seguridad que aparentemente fue atacado en la embajada israelí en Jordania antes de disparar su arma es una excusa. Él no habría permanecido allí en cualquier caso, sin importar las circunstancias del tiroteo y el porcentaje de lesiones. Cuando las excusas se convierten en una fe, un incidente que debe ser resuelto silenciosamente y olvidado es acompañado por fotos oportunistas y declaraciones. Dudo que Israel hubiera reaccionado con tanta cortesía a un guardia de seguridad que matara a un doctor israelí durante un acto similar. Esta brecha entre las declaraciones y la realidad requiere un autoexamen. Comienza con la preocupación existente por las cuestiones marginales en los últimos dos años.

Gran parte de nuestro discurso público está dedicado a las organizaciones de izquierdas. El New Israel Fund, los izquierdistas y Breaking the Silence se mencionan en casi todas las declaraciones políticas. Creo que todos son dignos de crítica y de reprobación pública. El New Israel Fund apoya a algunas organizaciones despreciables (también apoya a muchas otras organizaciones dignas), Breaking the Silence está dañando a Israel en los escenarios internacionales, y los izquierdistas no comparten mis opiniones, por desgracia. Es una batalla apropiada, pero no es algo que el gobierno y el primer ministro deban tratar en los medios de comunicación. Cuando te involucras excesivamente en una cuestión marginal, te vuelves adicto.

¿Pero qué haces cuando no hay izquierdistas involucrados? Tienes otras excusas. El punto más bajo de la semana pasada fue el intento de culpar al establishment de defensa por la política de zigzag de Netanyahu. No necesitamos que el Departamento de Investigación de la Dirección de Inteligencia Militar o el Shin Bet nos digan que las decisiones relacionadas con el Monte del Templo tienen un potencial explosivo. Todo lo que tenemos que hacer es estudiar historia o simplemente abrir Wikipedia y leer sobre ello. Una persona que no lo sepa no debería tomar decisiones. El trabajo del establishment de defensa es presentar escenarios, incluyendo los más difíciles. El trabajo de los decisionarios es decidir, saber que hay un precio y, en mi opinión, decidir pagarlo por el bien de la paz y de la tranquilidad en el futuro.