De como los líderes de Israel abandonaron injustamente a Hotovely por sus espúreos objetivos políticos - Alexander J. Apfel - Ynet
Las críticas a las que ha sido sometida la viceministra de Asuntos Exteriores Tzipi Hotovely desde que hizo unos comentarios en los que destacó el hecho de que algunos, aunque no todos, de los judíos estadounidenses y de la diáspora no han comprendido las complejidades de los desafíos que afronta Israel, no solo son eran desproporcionados e injustificados, pero las críticas internas son una habitual táctica política de los políticos israelíes diseñada para ganar el favor de las corrientes liberales y progresistas de los judíos estadounidenses.
Hablando acerca de algunos judíos de los Estados Unidos que critican las políticas de Israel, ya sea por la construcción en Judea y Samaria, o por las operaciones y respuestas militares a las provocaciones de un enemigo u otro, Hotovely simplemente afirmó una verdad.
"Creo que su problema no es comprender la complejidad de la región. Sobre todo en gente que nunca ha tenido que enviar a sus hijos a pelear por sus países. La mayoría de los judíos americanos no tiene hijos sirviendo como soldados, yendo a los infantes de marina, yendo a Afganistán o a Irak", comentó Hotovely.
"La mayoría de ellos lleva una vida bastante acomodada. No tienen ni idea de lo que se siente al ser atacados por cohetes y creo que parte de esto significa experimentar a lo que Israel se enfrenta a diario".
Si bien estas dos declaraciones desencadenaron tanta indignación, ¿quién puede discutirlas?
Muchos judíos en la diáspora emiten juicios negativos sobre los soldados del IDF que defienden valiente y desinteresadamente ese precioso país sobre el que de manera tan gratuita opinan.
Esos mismos judíos americanos no tienen absolutamente ninguna idea de lo que significa la experiencia de ser un soldado, y la indignación que ha surgido por mencionar este simple hecho puede quizás atribuirse a la culpa colectiva, en lugar de una seria objeción con respecto a su precisión.
Notablemente ausente de la exageración de los titulares de los medios que recogieron la entrevista fue incluir cualquier contexto. Los informes deliberadamente aislaron las citas y las distorsionaron en los titulares fomentando la histeria.
Hotovely estaba hablando en referencia al hecho de que una coalición de grupos judíos izquierdistas había sofocado recientemente la libertad de expresión al evitar que ella hablara en el hogar Hillel de la Universidad de Princeton. Ella también estaba hablando, como dijo el entrevistador, de "aquellos judíos que ya no sienten que tienen una conexión con Israel a ningún nivel".
No es ninguna coincidencia que ninguno de los principales diarios en línea, incluido el que publicó la historia, haya mencionado que Hotovely también dijo durante su entrevista: "Este es el hogar de todos los judíos de todas las corrientes. Todos son bienvenidos a venir aquí para influir en la política israelí. Por favor vengan".
Esto no se veía en ninguna de las historias sobre la entrevista.
La mayoría de los judíos a los que ella se refería - salvando a aquellos que han servido en el IDF u otros ejércitos - no pueden saber cómo se siente estando en un campo helado o insoportablemente caliente durante días y días, tener un tanque convertido en tu hogar, enfrentarse a un terrorista palestino que viene a matarte, a tus camaradas y a tus conciudadanos civiles, y lo más posible es que nunca lo sepan.
Cuando Hotovely declara que los judíos americanos que a veces son particularmente críticos con las políticas israelíes, o se han distanciado del país, no "comprenden la complejidad de la región" o simplemente observa que esos mismos judíos nunca han entregado a sus hijos para que se enfrente a un enemigo que anhela su sangre, ella solo está diciendo un hecho real.
Negarlo y luego expresar furia al respecto refleja una arrogancia absoluta.
¿Es realmente tan inconcebible que un judío que vive en un país con tan vastas extensiones que se extienden desde el Pacífico hasta el Atlántico, sin vecinos inmediatos empeñados en su destrucción, no entienda las "complejas realidades" que acechan a un país cuyas fronteras se extienden desde el Mediterráneo hasta el río Jordán en su punto más ancho, y con unos vecinos obsesionados con lograr su desaparición definitiva?
Francamente, el hecho de que Hotovely se haya visto obligada a arrastrarse excusándose para salvar su carrera política después de hacer estos comentarios es una auténtica farsa.
El primer ministro Netanyahu y el presidente Rivlin pudieron reducir el ruido que rodeaba a sus comentarios simplemente contextualizándolos. No tuvieron que dejarla caer sobre una espada que la crisis del Kotel ha agudizado.
La furia espuria expresada por algunos políticos en el gobierno no es más que una estratagema política calculada para reparar las fracturas que se han formado por las diferencias religiosas entre Israel y las corrientes más liberales de los judíos estadounidenses.
Hotovely es simplemente el cordero sacrificado arrojado al altar. Castigarla exageradamente y, posiblemente, echarla del gobierno - lo que incrementaría el error - para intentar recuperar el favor hacia Israel de esos judíos liberales estadounidenses, es lo que piensan que podría sacarles de sus tribulaciones políticas acontecidas desde la controversia del Kotel.
La histeria que se ha desencadenado a raíz de sus comentarios es muy poco sincera y tristemente da credibilidad a la idea de que Israel es simplemente un portavoz subordinado de algunos judíos estadounidenses a los que, si se les contesta con verdades desagradables, pueden ofenderse al cuestionarse su grado de conocimiento y comprensión, muy imperfectos y estereotipados.
Además, el oprobio que se ha lanzado contra Hotovely aquí en Israel, es también ilustrativo del hecho de que Israel también sufre de una forma extrema de corrección política que desafía la lógica.
Netanyahu no debería haber dicho que "sus comentarios no reflejan la posición del Estado de Israel", ya que si realmente hubiera escuchado lo que ella dijo en su totalidad, seguramente se habría dado cuenta de que, por el contrario, reflejan precisamente la posición no expresada de su gobierno. .
Rivlin decidió echar a Hotovely a la intemperie cuando se refirió a un acuerdo firmado dos años después de la independencia de Israel por Ben Gurion y el presidente del Comité Judío Estadounidense Jacob Blaustein, el cual buscaba determinar la naturaleza de la relación entre las comunidades judías de Israel y de los Estados Unidos.
"Israel representa solamente a sus ciudadanos, y sólo habla en su nombre", dijo Rivlin mientras enumeraba lo que afirmó que eran algunas de las principales cláusulas del acuerdo.
Vale la pena señalar que los comentarios de Hotovely, de ninguna manera, socavaron este principio.
"Los judíos estadounidenses son ciudadanos de los Estados Unidos y solo a los Estados Unidos deben lealtad", continuó. "Ninguna de las partes intervendrá en las decisiones políticas de la otra".
Pues bien, ¿esto también se aplica a grupos como J Street? ¿Se aplica también a los prominentes judíos liberales y progresistas que buscan difamar al gobierno israelí y atacar a la población ortodoxa de Israel por las políticas relacionadas con el Kotel? ¿O es que la obligación de cumplir con este principio está estrictamente reservada para los israelíes?
¿Debería Hotovely, y cualquier otro israelí, ya sea en el gobierno o no, ser obligado a permanecer en silencio sobre un tema tan importante, un tema que capta la atención de todos los judíos, mientras un número significativo de esos mismos judíos liberales pueden pública y libremente ser capaces de censurar a Israel, inclusive con demasiada frecuencia injustificadamente?
En un discurso de Jacob Blaustein en la reunión del comité ejecutivo de su AJC, el 29 de abril de 1950, titulado "La voz de la razón", hizo dos comentarios cruciales que Rivlin no mencionó.
"El futuro de los judíos estadounidenses, de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos, está completamente vinculado con el futuro de América. No tenemos alternativa, y no queremos otra alternativa", dijo Blaustein durante un discurso en Nueva York.
Esencialmente, Hotovely estaba aplicando simplemente este mismo principio a Israel. Por qué los judíos estadounidenses, por no mencionar a los líderes israelíes, deberían enfurecerse por esto es un misterio.
Finalmente, Rivlin, y de hecho algunos judíos de la Diáspora que están preparados para criticar persistentemente las políticas internas y militares de Israel, harían bien recordando el punto quizás más pertinente mencionado por Blaustein en su discurso sobre la judería estadounidense:
"No asumiremos que conocemos todas las respuestas".
Hotovely debería estar orgullosa de expresar finalmente la verdad. Debería ser celebrada, no atacada, por recordarle a cierta sección de la diáspora judía las palabras de Blaustein. Los líderes de Israel deberían apoyarla firmemente, y ni por un momento considerar su salida del gobierno.
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La polémica se ha centrado en el servicio militar de los judíos liberales estadounidenses, y aunque se ha reconocido que sus cifras son más bajas que su porcentaje demográfico, también es cierto que su contribución en otros temas es muy elevada.
Pero lo que yo creo es que se está "ocultando" el principal motivo del cabreo de los judíos liberales americanos, y que trata de otra parte de sus declaraciones muy poco reseñada. Aquí una de las pocas reseñas de esas "otras declaraciones":
Anteriormente en la misma entrevista, Hotovely corrió el riesgo de provocar más indignación entre las denominaciones más liberales y progresistas de la judería estadounidense cuando dijo que la mayoría de las veces la plaza no ortodoxa de Ezrat Yisrael, en el Muro Occidental, estaba vacía porque los judíos estadounidenses de esas denominaciones no tenían un gran interés en visitar el sitio sagrado .
Además, afirmó que una sugerencia del gobierno de reservar una sección para los servicios de oración igualitarios fue rechazada porque todas las corrientes liberales realmente buscaban el reconocimiento de sus movimientos, utilizando el Kotel como una herramienta para ese fin.
"Creo que es una meta muy importante acercar a los judíos estadounidenses a Israel, creo que este es uno de mis objetivos, pero debemos ser abiertos al respecto", dijo Hotovely.
Refiriéndose a la sección no ortodoxa, Hotovely afirmó: "La mayoría de las veces está vacía. Y la razón por la que está vacía, si me lo preguntan, no es porque no les guste el acuerdo, en realidad está vacía porque la mayoría de las veces esas personas ni siquiera están interesadas en ir al Kotel".
"El gobierno israelí estaba haciendo mucho para asegurarse de que puedan tener una oración igualitaria, que las mujeres puedan ir juntas con su familia, que los hombres puedan ir con sus hijas", y agregó que la controversia era realmente de carácter político, más que religioso.
"Todo está preparado, pero no están dispuestos a ir porque si me preguntan, este es un asunto político. Quieren que se les reconozca a través del asunto Kotel y están convirtiendo un lugar religioso y sagrado en una disputa política, y realmente creo que la solución que se les ofreció fue bastante buena".
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