Saturday, November 04, 2017

La declaración de Balfour y la negación palestina - David Gerstman - The Tower



En su discurso del jueves en honor del centésimo aniversario de la Declaración de Balfour que pedía el "establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío", la primera ministra británica Theresa May afirmó que "absolutamente" no se disculparía por la declaración tal como palestinos le exigían. Más bien, continúo, "estamos orgullosos de nuestro papel pionero en la creación del Estado de Israel".

¿Y por qué se disculparía el gobierno de May?

Según el Ministerio de Información palestino, la Declaración Balfour es "el mayor crimen político en la historia de la humanidad".

La idea de que Gran Bretaña perjudicó a los palestinos con la Declaración Balfour se basa en dos creencias. La primera es que Gran Bretaña actuó unilateralmente al promover un hogar nacional judío. La segunda es que la Declaración Balfour ha impedido que los palestinos se conviertieran en un estado.

Martin Kramer escribió un extenso ensayo a principios de este año demostrando que la declaración fue de hecho aprobada por los principales aliados del Reino Unido, incluidos Francia y los Estados Unidos. Sin la aprobación de las principales potencias de ese momento, Gran Bretaña no habría emitido la declaración. "Al expresar un amplio consenso de los Aliados", escribió Kramer, "incluso podría verse como algo comparable a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU actual".

Con respecto a la segunda premisa, Lior Weintraub, vicepresidente de The Israel Project, escribió esta semana que no fue la Declaración Balfour la que impidió que los palestinos lograran la estatalidad:

Al contrario, se debe a que la rechazaron al igual que todo acuerdo posterior que les hubiera otorgado un estado, junto con el de los judíos. Los líderes palestinos rechazaron la oferta británica de una solución de dos estados en 1937. Rechazaron el plan de partición de la ONU de 1947. No lograron cumplir su parte del trato durante la iniciativa de paz del presidente Clinton en 2000 y, nuevamente en 2007 durante la Conferencia de Annapolis iniciada por la administración de George W. Bush.

La objeción palestina a la Declaración Balfour está consagrada en su carta nacional, la cual declara : "La Declaración Balfour, el Mandato para Palestina y todo lo que se ha basado en ellos se consideran nulos e inválidos". El mismo artículo del estatuto también niega "las afirmaciones de lazos históricos o religiosos de los judíos con Palestina", calificándolos de "incompatibles con los hechos de la historia".

El comentarista político israelí Dan Margalit ha descrito la solicitud palestina de que May se disculpe por la Declaración como la "afirmación por parte palestina de que incluso si se reconcilian con la existencia de Israel, Israel seguirá siendo un trasplante extranjero a sus ojos, una especie de bastardo diplomático ilegal".

Si bien el lenguaje de la declaración no menciona explícitamente a los palestinos, llama a los judíos que establecerían su hogar nacional a respetar "los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina".

En otras palabras, la Declaración Balfour no es incompatible con la condición de un Estado palestino.

Shany Mor observaba en  "The Mendacious Maps of Palestinian Loss" (los mentirosos mapas de las perdidas territoriales palestinas, publicado también The Tower Magazine, que contrariamente a la narrativa de que los palestinos no habían obtenido nada de las negociaciones con Israel, "todas estas ganancias de tierras palestinas tuvo lugar en los últimos 20 años, y cada metro cuadrado no provino de Turquía, Gran Bretaña, Jordania o Egipto, sino solamente de Israel, y casi siempre a través de negociaciones de paz".

En lugar de maldecir el pasado, los palestinos estarían mejor atendidos si miraran hacia el futuro y negociaran con Israel. Al descartar las concesiones territoriales por una razón u otra, los palestinos se han asegurado no lograr la estatalidad, o al menos la separación de Israel.

La negación palestina de la legitimidad de la Declaración Balfour es un recordatorio de que veinticuatro años después de que Yasser Arafat se comprometiera con una "resolución pacífica" de todas las cuestiones entre Israel y los palestinos "a través de negociaciones", y de hacer "inoperante" todos los artículos de la carta palestina que negaban el derecho de Israel a existir, el liderazgo palestino prefiere abrazar estos últimos artículos que involucrarse en una resolución mediante negociaciones.

Weintraub comentaba que este rechazo palestino no ha perjudicado significativamente a Israel, sin embargo, "al otro lado de la frontera la tragedia más grande del pueblo palestino ha sido su traición por sus propios líderes". Una y otra vez, su bienestar ha sido sacrificada en el altar de las cínicas maniobras políticas, dejando al pueblo palestino empobrecido, la Autoridad Palestina sin rendir cuentas y el liderazgo de Hamas viviendo de lujo en el exilio".

Miriam Elman, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Syracuse, resumió que "la actual hostilidad hacia el Centenario de la Declaración Balfour nos dice mucho sobre por qué el conflicto israelo-palestino sigue siendo tan intratable. No se trata realmente de los asentamientos posteriores a 1967 o de las fronteras posteriores a 1967, sino de una intolerancia muy básica y visceral  a la legitimidad de la soberanía judía en cualquier parte de la patria ancestral del pueblo judío".

Y hasta que los líderes palestinos dejen de negar la legitimidad de Israel y negocien seriamente por la paz, es el pueblo palestino el que sufrirá más.

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