Saturday, March 10, 2018

Borrar al judío de la memoria del Holocausto - Dra. Elana Heideman - Mida



El 27 de enero de 1945, Auschwitz-Birkenau fue liberado. Ese día, las tropas soviéticas atravesaron las mismas puertas que habían confinado las libertades de tantos. Fueron testigos de la condición física de los reclusos sobrevivientes y el espantoso espacio de vida en el que los prisioneros fueron obligados a dormir, comer y tratar de conservar una apariencia de humanidad a la sombra de la muerte, viviendo en una realidad torturante desconocida para la humanidad hasta entonces.

Los libertadores de lo que es conocido como el mecanismo más prominente del mal nazi descubrieron solamente restos dispersos de evidencias de lo que quedaba atrás: los restos de cámaras de gas y crematorios, montones de ropa y objetos preciosos que alguna vez pertenecieron a los judíos que habían perecido hace mucho tiempo. Vieron ante sus ojos a los muertos vivientes.

El Holocausto, sin embargo, no terminó el día en que Auschwitz fue liberado.

Para entonces, la mayoría de sus principales víctimas, los judíos de Europa, habían sido gaseados, fusilados o forzados a marchas de la muerte. La persecución metódica, la deshumanización y el asesinato de la única población conjunta destinada a ser exterminada por los nazis continuaron por otros tres meses.

A medida que pasan los años, el recuerdo de este acontecimiento histórico comienza a desvanecerse, disminuido su peso bajo la negación del Holocausto, las distorsiones, el desplazamiento de la culpa, las comparaciones ilegítimas, la "fatiga" del Holocausto y, más recientemente, el retorno de los tropos antijudíos tradicionales que, o bien deslegitiman la importancia del Holocausto o bien reclaman una renovación de sus objetivos.

Como resultado, innumerables organizaciones se han embarcado en esfuerzos educativos y en campañas para intentar reformular el Holocausto como una experiencia humana colectiva con implicaciones universales donde, lamentablemente, se dejan de lado la identidad y la memoria de los judíos para quienes se creó específicamente la máquina del asesinato.

Un hito importante en la afirmación internacional de la memoria del Holocausto se logró en el 2005 cuando, después de años de movimientos, se eligió el 27 de enero como la fecha para reconocer y recordar a las víctimas que sufrieron bajo manos de los nazis. Para los judíos que presenciaron el milagro de su liberación, como compartió Marta Wise, una judía eslovaca de 10 años que llegó a Birkenau en noviembre de 1944: "Para mí, en lo que a mí respecta, el 27 de enero es mi segundo cumpleaños… porque fue entonces cuando conseguimos otro contrato de arrendamiento de la vida".

La fecha de la liberación de Auschwitz tuvo un significado particular y universal que resurgió con las Naciones Unidas, el organismo que estableció el día de la memoria internacional: junto con los 1.1 millones de judíos procesados ​​para su extinción, más de 100.000 prisioneros de guerra, polacos, gitanos, personas con discapacidades y otras minorías, también murieron en Auschwitz por inanición, enfermedades y trabajos forzados.

Más que cualquier otro lugar, Auschwitz ha llegado a representar los horrores del Holocausto, en el que más de 6 millones de judíos fueron sistemáticamente asesinados por la Alemania nazi y sus aliados. Su nombre se ha convertido en sinónimo del genocidio nazi, ya que refleja el meticuloso esfuerzo alemán para exterminar a los judíos de Europa, un plan denominado la "solución final".

Los campos de exterminio fueron lo más notorio en un sistema que Alemania construyó y operó en la Polonia ocupada, hogar de la población judía más grande de Europa antes de la guerra, y en el corazón de una red ferroviaria que permitió a los nazis transportar a los judíos allí desde otros lugares de Europa. Por lo tanto, Auschwitz-Birkenau sigue siendo un símbolo de la campaña sistemática y legal, así como de los mecanismos sociales y políticos que posibilitaron el exterminio de los judíos.

Muchos caminos condujeron al éxito de este "campo" en particular, cuyos métodos de asesinato se fueron perfeccionando en cada fase del Holocausto que le precedió: desde los guetos, a los fosos de exterminio, a los centros de exterminio donde judíos, y solo judíos, fueron procesados ​​a través de la máquina de la muerte. Pero, ¿es más importante recordar Auschwitz-Birkenau que Treblinka, Sobibor, Belzec, Chelmno, Majdanek? ¿Y qué decir de Bergen Belsen, Buchenwald, Mathausen?

El Día Internacional de la Memoria del Holocausto fue una iniciativa del Estado de Israel bajo la dirección del entonces ministro de Asuntos Exteriores Silvan Shalom, como jefe de la delegación de Israel ante las Naciones Unidas. La visión de este día era doble: el primer objetivo fue proteger la memoria y recordar a aquellos que fueron masacrados durante el Holocausto, y el segundo fue demostrar un compromiso global para educar a las generaciones futuras en los horrores del Holocausto en cooperación con organismos internacionales que entendieran la singularidad de este evento histórico.

Como Shalom proclamó a las Naciones Unidas en ese día: "Este año y cada año, debemos reafirmar nuestro compromiso con los derechos humanos... También debemos ir más allá del recuerdo y la memoria, y asegurarnos de que las nuevas generaciones conozcan esta historia. Debemos aplicar las lecciones del Holocausto al mundo de hoy, y debemos hacer todo lo posible para que todos los pueblos puedan disfrutar de la protección y los derechos que representan las Naciones Unidas".

Al extraerlo de la jornada israelí/judía del Yom HaShoah, históricamente asociada con el heroísmo judío y donde se celebraba el inicio del Levantamiento del Gueto de Varsovia, el día internacional de la Memoria del Holocausto ayudaría a la población mundial a considerar su importancia para toda la humanidad.

Sin embargo, el resultado desafortunado es que el Holocausto está siendo internacionalizado, universalizado, en detrimento de sus víctimas judías, de los derechos a la memoria judía y a la dignidad del mundo judío que vive en la actualidad.

Uno podría suponer que el Día Internacional de la Memoria del Holocausto sería un día para enseñar la singularidad del Holocausto, para explorar e inspirar discusiones sobre las formas de evitar que el mismo odio vuelva a surgir. Pero esa suposición sería incorrecta. Las dos amenazas más importantes para la integridad de la memoria del Holocausto son cada vez más evidentes. En primer lugar, la identidad judía de las víctimas se ha reducido en virtud de la referencia generalizada a los "11 millones de víctimas", ampliada para incluir a los diversos grupos considerados inferiores por los nazis. En una memoria colectiva y universalizada, la experiencia del sufrimiento en condiciones de guerra, de trabajo forzoso y de tiranía, y que no puede ni debe equipararse con las circunstancias únicas de la supervivencia esporádica y el deterioro de la condición humana a la que se enfrentaron en particular los judíos obligados a soportarla.

En segundo lugar, los derechos de memoria de la experiencia se están alejando de los judíos. La terminología se está alterando hasta el punto de que muchos consideran necesario decir "el Holocausto judío", como si hubiera de otro tipo. Las ceremonias se centran cada vez más en reflexiones simplificadas de una experiencia que, en verdad, fue muy específica de los judíos. En lugar de la conmemoración internacional, parecería que estamos presenciando una desjudaización internacional de la memoria del Holocausto.

Cada vez más, el mensaje del Día Internacional de la Memoria del Holocausto se está modificando para cumplir con las tendencias políticas y sociales del momento. Está siendo alterado por personas que no presenciaron la selección de judíos, que no olieron el hedor de los cuerpos en llamas y que no vieron llegar las cenizas al cielo. Y aunque el Día Internacional de la Memoria del Holocausto pretendiera resistir las crecientes tendencias de negación del Holocausto, una desconexión de la identidad judía del Holocausto hace que sea aún más sencillo continuar alterando la verdad que los testigos han procurado preservar tan arduamente. Como Elie Wiesel dijo una vez sobre los que perecieron: "olvidarlos sería como matarlos dos veces". Así pues, también se está olvidando la razón por la que fueron blanco de la interminable letanía de torturas impuestas por los nazis: por la única razón de haber nacidos judíos.

Por esta razón, cada año, llega este "aniversario" internacional de la memoria colectiva y los judíos de todo el mundo se sienten en conflicto. ¿Cómo podemos asegurar la memoria de nuestra gente si nuestro sufrimiento se perpetúa permitiéndose al mismo tiempo que la singularidad de la experiencia judía bajo los nazis sea minimizada, disminuida, erosionada por la universalidad de este día conmemorativo? Además, para aquellos que honran al Yom HaShoah como el día judío de la Memoria para nuestros hermanos brutalmente golpeados, hambrientos, asesinados y gaseados, ¿cómo equilibramos dos días de memoria?

Un paso crucial es asegurarse de que El Holocausto sea recordado internacionalmente y que todos lo comprendan: no es "un holocausto" sino más bien "El Holocausto". Es el intento metódico y objetivo de exterminar al pueblo judío, surgido de una larga historia del odio a los judíos tan arraigado en la psique de una gran parte de la humanidad que hizo la vista gorda ante la persecución, deshumanización y asesinato de los judíos en curso. Por desgracia, han existido otros genocidios antes y después, dirigidos hacia la eliminación de otras naciones. Pero ninguno ha sido tan científicamente ejecutado y tan a sangre fría, siendo el resultado de racionalidades socialmente aceptadas y lúcidas que culminaron en un plan para la matanza deliberada y generalizada dentro de una sociedad civilizada.

Más de una década después de su creación, este día de la memoria se ve cada vez más marcado en las redes sociales por campañas de hashtag, el intercambio de historias, recuerdos, vídeos y fotos de familiares fallecidos hace mucho tiempo. En Israel, el día está marcado por las presentaciones del Ministerio de Asuntos de la Diáspora sobre las principales tendencias e incidentes relacionados con el antisemitismo durante el año anterior, enfatizando así la correlación entre las persecuciones del pasado y las del presente en todo el mundo. Los vídeos y gráficos que circulan aumentan el potencial para que el recuerdo del Holocausto como una experiencia fundamentalmente judía sea viral y central a la hora de señalar la importancia del día de la liberación de Auschwitz. ¿Pero es esto suficiente?

Al hacerlo, todos debemos preguntarnos: las voces de los sobrevivientes, ¿qué nos dicen que se olvida en los "actuales esfuerzos de conmemoración"? Hablan de horrores inimaginables, de gritos, angustia, miedo y muerte que transformaron la condición humana de los judíos en particular. Nos enseñan sobre canciones en la oscuridad, sobre la fe que perseveró aun en la duda, y sobre la creencia en nuestra propia humanidad, en nuestros propios derechos y en nuestro sueño de vivir libres como judíos. Comparten la búsqueda interminable de la vida a pesar de todo, y de la capacidad para el bien y el mal que descansa dentro de cada uno de nosotros, así como nos recuerdan los peligros del odio y el silencio de los cuales también somos capaces. Gritan y dicen: "¿cómo permitieron ustedes, la gente del mundo, que esto ocurra?". Y piden que no se olviden en el ámbito de un mundo internacionalizado.

En el Día Internacional de la Memoria del Holocausto, si bien es apropiado honrar a todas las víctimas del nazismo, nos corresponde a nosotros no permitir que la historia judía, su memoria sea desechada del mismo modo que no podemos permitir que sean malversada ​​​​por ningún motivo u objetivo político.

Cuando este día de conmemoración haya concluido, siempre debemos recordar que nuestro trabajo tampoco ha llegado a su fin. Porque si el día conmemorativo del Holocausto es un día para reafirmar nuestro compromiso con los derechos humanos, también debe ser un día para reafirmar los derechos judíos y el derecho a la memoria judía de ese sufrimiento judío único impuesto por los nazis, sus colaboradores y el mundo silencioso que permitió que ocurriera el Holocausto.

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