Thursday, March 29, 2018

Hemos hallado esvásticas: tenemos que hablar - Shmuel Rosner



En junio pasado, se encontraron carteles que negaban el Holocausto en un centro comercial y cerca de una escuela judía en Sunnyvale, California. ¿Cómo hemos reaccionado ante este hecho tan divertido? A principios de esta semana leí toda la lista de incidentes antisemitas en los Estados Unidos publicada por la Liga Antidifamación (ADL) para verificar que "nunca hemos tenido un momento como este", tal como dijo Jonathan Greenblatt de la ADL..

2017, argumentó la ADL, ha sido el peor año en mucho tiempo para el antisemitismo en los Estados Unidos. Este argumento provocó un artículo en The New York Times de Jonathan Weisman donde afirmó: "Los líderes judíos estadounidenses... han estado notablemente callados, centrados en su lugar, como lo han estado durante décadas, sobre Israel, no sobre la tormenta en nuestro propio país".

El antisemitismo también será el foco de una conferencia en Israel del 12 al 14 de mayo. En preparación de ello, otra líder de la ADL, Sharon Nazarian, escribió un artículo en el que se quejaba de que "demasiados judíos están dando un 'pase libre' a movimientos racistas de extrema derecha. ¿Por qué? Porque estos movimientos son 'pro-Israel' ".

Repasemos lo comentado anteriormente: este momento es único en su gravedad. Es un momento de hablar, y los judíos no hablan porque su enfoque es sobre Israel.

Pero más que el antisemitismo haya cambiado en las últimas tres décadas, somos nosotros los judíos quienes hemos cambiado. Es nuestra respuesta a los incidentes antisemitas lo que ha cambiado.

¿Algo de esto es verdad? Uno se lo pregunta. Según el propio informe de la ADL, 2017 no fue el peor año de incidentes antisemitas en los EEUU. Fue el segundo peor años desde 1994. Ahora bien, ¿en el 1994 el presidente era Donald Trump? ¿Fue un año en el que un enfoque sobre Israel evitó que los judíos hablaran en contra del antisemitismo? ¿Estaba Netanyahu en el poder en ese momento, aliando a Israel con los derechistas antisemitas?

No, el presidente era Bill Clinton y el primer ministro israelí era Yitzhak Rabin. Y sí, hubo incidentes de ataques a judíos en los EEUU debido a las tensiones en el Oriente Medio y al terrorismo. Y no, por lo que puedo recordar - y algunas investigaciones parecen confirmar mis recuerdos -, menos judíos utilizaban el antisemitismo como una herramienta política con la cual martillear a la oficina del presidente, o al gobierno de Israel, o a los líderes judíos por "no hacer lo suficiente".

Mirando hacia atrás, a 1994, y pasando por la larga lista de incidentes de 2017 ("esvástica encontrada en el baño de una escuela secundaria en Lexington, Ky."), podemos entender que más que el antisemitismo haya cambiado en las últimas tres décadas, somos nosotros los judíos quienes hemos cambiado a la hora de nuestra respuesta ante los incidentes antisemitas.

Mucho más que en el pasado, nos señalamos entre nosotros mientras buscamos los factores misteriosos que encienden el antisemitismo. Vemos el antisemitismo en todas partes, usamos el antisemitismo para fines políticos escasamente codificados, e identificamos el antisemitismo entre nuestros rivales ideológicos mientras hacemos la vista gorda ante el antisemitismo dentro de nuestros propios campos ideológicos. Como lo explicó acertadamente Andrew Silow-Caroll, el partidismo hace "más difícil para los judíos ponerse de acuerdo sobre lo que constituye la mayor amenaza antisemita del momento".

Consideren la respuesta al embajador de los EEUU en Israel, David Friedman, por parte del líder palestino Mahmoud Abbas llamándolo "hijo de un perro": "¿Antisemitismo o discurso político? No soy quien para juzgar. Lo dejo en sus manos", dijo Friedman en un discurso en el Sexto Foro Global de Lucha contra el Antisemitismo el 19 de marzo.

Abbas merece ser condenado por esta fea declaración. ¿Pero deberíamos llegar a la conclusión de que "hijo de un perro" es antisemita? Hosni Mubarak, de Egipto, se la dirigió a Yasser Arafat en 1994 cuando se negó a firmar un documento del Acuerdo de Oslo en El Cairo. "¡Eres kalb ibn kalb, perro hijo de perro, yo soy el anfitrión! ¡Qué crees que estás haciendo!", le gritó Mubarak.

¿Abbas es antisemita? Sin duda tiene un historial bastante cuestionable de negación del Holocausto. ¿Fue su comentario contra Friedman antisemita o simplemente muy feo, al estilo del que se emplea en el Oriente Medio? En la atmósfera actual, la respuesta de muchos judíos a esta pregunta dependerá de su ideología: los judíos de derecha lo llamarán antisemitismo, en su intento de deslegitimar a Abbas, mientras que los judíos de izquierda lo tildarán de manifestación de frustración y de ira en su intento de deslegitimar a Friedman.

Tal vez lo que necesitamos es un Foro Global para combatir la politización de los Asuntos Judíos.

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