Sunday, March 11, 2018

La protesta popular (en apoyo a Netanyahu) se enmarca en las interminables investigaciones policiales contra él - Debka



La policía aún no tiene pruebas para una demanda por sobornos contra el primer ministro Binyamin Netanyahu, incluso después de un tercer testigo estatal y un segundo año de investigación.

Las últimas encuestas de opinión dan fe de dos tendencias paralelas en la calle israelí: el Likud del primer ministro saldría adelante en las elecciones generales si se celebraran hoy, mejorando sus actuales 26 escaños en la Knesset a 30 o incluso 36; y el 56 % dice no confíar en las autoridades policiales, es decir, la policía, la fiscalía estatal y los tribunales, incluida la Corte Suprema.

Estas tendencias surgen de la indignación popular por la forma en que el primer ministro y su familia están siendo tratados por la policía y los medios de comunicación, que se refieren a ellos como criminales condenados sin el beneficio del debido proceso. Existe la sensación de que si estas autoridades son lo suficientemente poderosas y despiadadas para perseguir a los más poderosos, presentándolos como culpables antes de que se demuestre su inocencia, podría ocurrirle a cualquiera.

Algunas personas dicen que podrían votar al Likud por primera vez, aunque nunca lo hubieran hecho antes, como una señal de protesta, especialmente después de la actuación policial del viernes 2 de marzo. Mientras el país celebraba Purim con desfiles, disfraces y fiestas divertidas , Netanyahu y su esposa Sarah fueron encerrados por separado para las sesiones de interrogación policial que duraron cinco horas, durante las cuales fueron confrontados con testimonios de testigos en instalaciones separadas. Posteriormente, el portavoz de la policía se jactó orgullosamente de su operación de "estilo militar" y filtró información de "fuentes anónimas" de que cientos de millones de shekels han cambiado de manos en sobornos.

Esta actuación se produjo tres días antes de que el primer ministro se reuniera con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca y discutiera asuntos de vital importancia para la seguridad nacional.

Pero ese no fue el final. La noticia de que el ex asesor de la familia Netanyahu, Nir Hetetz, había pasado a ser testigo del Estado, cayó sobre la cabeza del primer ministro el día en que él y su esposa Sarah fueron recibidos en la Casa Blanca con gran afecto y respeto. El primer ministro replicó: "Uno o mil testigos del estado no cambiarán el hecho de que no tengo nada que esconder".

La gente se conmocionó aún más cuando los reportajes televisivos de esa noche relegaron las conversaciones entre Netanyahu y Trump a un pequeño espacio de las noticias, y comenzaron largas arengas por parte de los "reporteros" sobre cómo el testigo Hefetz había descrito desagradables escenas familiares entre Netanyahu y su esposa por una rabieta de su hijo Yair, sobre una decisión sobre un asunto de seguridad por parte del primer ministro. El reportero ya lo sabía todo, aunque el testimonio de Hefetz estaba cubierto por una orden de silencio. Incluso si este chisme barato fuera cierto, la gente se preguntaba cómo eso podría apoyar un caso criminal contra el primer ministro. Entonces, ¿cuál fue el sentido de publicarlo? ¿Y no podía esperar hasta que Netanyahu hubiera regresado a casa?

Los medios que informan citando "fuentes anónimas" recurren habitualmente a filtraciones puntuales, ya sea de la investigación policial y de la fiscalía (por presión sobre sospechosos) o de los abogados involucrados en el caso para fomentar el malestar. Sin embargo, retazos de chismes, difamaciones y especulaciones dañinas se presentan en los noticiarios de televisión y en los titulares de las noticias diarias como un hecho. En cada nueva filtración se afirma que la policía tiene el último clavo para el ataúd del primer ministro, y todo ello finalmente no lleva a ninguna parte.

El lunes por la noche, un reportero de televisión fue muy directo. Anunció: "Una fuente principal me ha dicho que [la policía] había completado el Dossier 4000. El soborno equivale a la cárcel". (Este dossier cubre la denuncia de que Netanyahu dio beneficios ilícitos a Shaul Elovitch, propietario de la empresa de telecomunicaciones Bezeq y a la web de noticias Wallah, para una cobertura favorable).

Después, el presentador de televisión se burló de que Netanyahu, que estaba sentado en ese momento en la Oficina Oval con el presidente de los Estados Unidos, sin duda estaría más preocupado por el caso contra él que por los temas de su conversación con Trump, otro "hecho" proporcionado a una audiencia ya muy escéptica.

Este escepticismo es aún más serio cuando se extiende a la policía. Si todo lo que tienen que ofrecer a los medios son rumores y chismes, ¿cuán sólido puede ser su caso?, según el razonamiento más común.

Tres sospechosos, antiguos cercanos asesores o confidentes del primer ministro, se han convertido en testigos del estado. Hefetz afirmó haber estado retenido durante dos semanas en condiciones inhumanas para doblegarle. Sin embargo, hasta ahora la policía solamente ha reunido como material acusaciones sin más, una decepción humillante para la policía después de más de un año de graves acusaciones de corrupción contra un primer ministro. Su conducta en el caso ha dado lugar a la creciente conciencia de que algo anda muy mal en la aplicación de la ley, sobre todo si el axioma de que nadie está por encima de la ley en una sociedad democrática puede ser torcido para significar que nadie está a salvo de la ley.

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