Sunday, July 15, 2018

Los judíos liberales estadounidenses están destruyendo su propia religión - Jonathan Neumann - NYPost



El judaísmo estadounidense está roto.

Cuando dos de los escritores más célebres de la comunidad judía, Michael Chabon y su esposa Ayelet Waldman, escriben una carta abierta donde se dice: "Cualquier judío, en cualquier lugar, que no actúe para oponerse al presidente Donald Trump y a su administración, está actuando a favor del antisemitismo; cualquier judío que no condene al presidente, directamente y por su nombre, por su racismo, supremacismo blanca, intolerancia y odio a los judíos, aprobando todas esas cosas con su indolencia, no se precisa mirar muy lejos para ver por qué".

El judaísmo estadounidense está roto porque la izquierda judía lo rompió.

Una molesta fijación en el "tikkun olam", que literalmente significa "reparación del mundo", ha permitido que el judaísmo caiga en un penoso estado.

El término "tikkun olam" se extrajo silenciosamente de su contexto en una oración judía antes de la Segunda Guerra Mundial para monopolizar su uso y concentrarlo en la justicia social. Fue popularizado en las décadas de 1970 y 1980 por radicales como Michael Lerner, fundador de la revista de extrema izquierda Tikkun.

Desde entonces, se nos ha hecho creer que el propósito de los judíos en el mundo es hacer campaña por unos impuestos más altos, por la permisividad sexual, por un gasto militar reducido, a favor de la inmigración ilegal, la oposición al fracking, por el destierro de la religión de la plaza pública y cualquier otro causa liberal y progresista bajo el sol, y todo en nombre de Dios.

Pero la verdad es que el "tikkun olam" y su tergiversación como expresión de políticas izquierdistas no tiene ninguna base en el judaísmo. El "tikkun olam" actual no tiene ninguna identificación con el judaísmo, ya que representa a una religión distinta, cuyos adeptos, podría decirse, se han apropiado y desvirtuado culturalmente esta antigua fe. Esta religión actual del "tikkun olam" capta la lealtad de la mayoría de los judíos no ortodoxos (y algunos ortodoxos), que constituyen la abrumadora mayoría de la comunidad judía estadounidense. El dogma de esta religión es llamativamente simple: el judaísmo solamente puede ser el "tikkun olam", o lo que es lo mismo, solamente puede ser la religión de la justicia social y del liberalismo. Los judíos estadounidenses están llamados a no hacer menos - si no aún más - que cultivar un paraíso liberal en América.

En esto, los judíos liberales estadounidenses a menudo han tenido el respaldo hipócrita del cuerpo de celebridades judías - literatos, ejecutivos de Hollywood, académicos, políticos y financieros - que dicen una cosa en público, mientras que, en varios casos, hacen cosas bastante diferentes en privado (Weinstein).

Pero, sobre todo, este liberalismo, este "tikkun olam", enseña que el pueblo judío es una reliquia anticuada y chovinista, que no tiene necesidad de un estado nacional propio en su antigua patria. En consecuencia, los activistas judíos estadounidenses de la justicia social ayudan a difamar a Israel y debilitan los lazos de los Estados Unidos con el Estado judío.

Esta peligrosa ideología culminó en la elección y en la administración de Barack Obama, quien fue aclamado como el "presidente de tikkun olam", una especie de sinónimo del "primer presidente judío". Repetidamente Obama hizo referencia al significado del "tikkun olam" para su propia vida, alimentado por sus mentores judíos liberales en Chicago, y fue a causa de este compromiso con el "tikkun olam", no a pesar de él, que se convirtió en el presidente más hostil hacia Israel en la historia.

Pero ahora el movimiento del "tikkun olam" está en crisis. Sus activistas han sido desalojados de la Casa Blanca junto con su mesías, siendo reemplazados por una coalición de cristianos religiosos y judíos tradicionalistas y ortodoxos. Y aunque lo natural en lo que respecta a estos exiliados políticos es oponerse a la nueva administración, estos activistas están descubriendo que en las marchas de la izquierda por la justicia social no parece haber lugar para los activistas judíos.

Y entonces estos judíos se encuentran ante la alternativa que les imponen: tener que elegir entre la justicia social y ser judío. Chabon y Waldman ya han hecho su elección por la primera.

Pero hay una alternativa.

Una nueva generación de judíos tradicionalistas, orgullosos de su herencia y celosos por preservarla, no se siente impresionado ante este judaísmo roto que existe en los Estados Unidos. Estos judíos saben que sus antepasados ​​no existieron y sobrevivieron para adorar a un partido político ni para morir por las causas de moda.

Reconocen que el futuro del judaísmo estadounidense depende de superar la ecuación superficial e ignorante de un judaísmo cuyo único sentido es el del activismo de izquierdas. Lo que se necesita es una verdadera renovación judía: una comunidad que defiende la libertad religiosa y que no en contra de ella; que afirme la alianza entre los Estados Unidos e Israel, en lugar de socavarla; y, sobre todo, cree que es una comunidad que tiene una razón de peso, la herencia de la civilización cultural y religiosa judía, para persistir.

Es hora de que la judería estadounidense "se repare a sí misma" en lugar de enfocar su interés y su soberbia en "reparar el mundo".

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