Sunday, August 12, 2018

La nueva demagogia progresista: Ahora dicen que el racismo es "prejuicio más poder". ¿Qué implica eso para los judíos? - Charles Dunst - Times of Israel



¿Los judíos son demasiado poderosos para ser considerados "víctimas" del racismo?

Algunos progresistas piensan así y han estado minimizando las acusaciones de antisemitismo a la luz de un debate sobre los prejuicios y el poder.

Esta semana, el New York Times tomó la polémica decisión de contratar a Sarah Jeong, una escritora de tecnología, para su junta editorial. Algunos la han llamado una racista "anti-blancos", señalando sus numerosos tweets anteriores  en los que ella proclamaba que "los hombres blancos son una mierda", "#CancelWhitePeople", "me alegra ser cruel con los hombres blancos maduros" y  también bromeó sobre la falta de cosas que los blancos pueden atribuirse: "¿Alguna vez han intentado descifrar todas las cosas que los blancos pueden hacer y que no son apropiación cultural? Literalmente no hay nada... Bueno, esquiar tal vez, y también el golf. ¿Como es que no se sienten mal? ¿Por qué no podemos dar un descanso a la gente blanca? Debe ser tan aburrido ser blanco", escribió. [N.P.: una de las cosas más relevantes es que la controversia llega seis meses después de que el mismo NYTimes despidiera a una reportera tecnológica por tweets racistas derechistas, pero en esta ocasión los tweets racistas son aceptables para los progresistas]

El debate sobre sus tweets a menudo se ha centrado en la noción de racismo contra los blancos, y especialmente si las minorías (Jeong es coreanoamericana) pueden ser acusadas de racismo cuando ridiculizan la estructura de poder de los blancos.

El ex asistente de campaña de Bernie Sanders, Symone Sanders, dijo en la CNN la semana pasada que Jeong no estaba siendo racista porque el racismo es solo "prejuicio más poder", lo que implica que solo aquellos en posiciones de poder sobre otros pueden ser racistas.

Esta afirmación no es nueva: ella está construyendo sobre el trabajo de otros, como la científica social Patricia Bidol-Padva, quien usó la definición de "prejuicios más poder" en los años setenta. Como un comediante podría explicarlo, el racismo significa "golpear hacia abajo", no golpear en si mismo.

Prominentes activistas como Linda Sarsour y Melissa Harris-Perry también han promovido la idea y la han aplicado para defender a las personas que consideran relativamente impotentes frente a las acusaciones de antisemitismo.

Lo que siempre me preocupa en el mundo es el poder, y cómo se ejerce el poder en formas que causan la desigualdad”, dijo Harris-Perry a principios de este año con relación a la Nación del Islam, cuyo fundador Louis Farrahkhan es un notorio antisemita. "Entonces, si puedes demostrarme que el ministro Farrakhan ha tomado su posición de poder y ha utilizado su posición para crear desigualdad para el pueblo judío, entonces lo denunciaré mañana mismo".

Continuó contrastando a Farrakhan con el presidente estadounidense Donald Trump, a quien considera un intolerante y un antisemita que sí ejerce el poder real.

"¿Porque Louis Farrakhan tiene el poder para hacer qué cosas? ¿Él dirige una organización que controla qué tipo de recursos? ¿Y qué políticas crea? ¿Y dónde está la propiedad?", se preguntaba Harris-Perry retóricamente.

Algunos piensan que esta nueva formulación del racismo tiene implicaciones problemáticas para los judíos, por múltiples razones.

En primer lugar, equipara a los judíos con personas blancas y presumiblemente institucionalmente privilegiadas, ignorando la historia y la prevalencia continua del antisemitismo.

"Si los judíos son vistos exclusivamente como 'blancos' (algo que, en la actual permutación del progresismo lo serían), y los 'blancos', por definición, no pueden ser objeto de ataques racistas, entonces el antisemitismo se convierte en una preocupación trivial", ha comentado KC Johnson, profesor de historia en Brooklyn College, ex instructor Fulbright de la Universidad de Tel Aviv y colaborador habitual del Washington Post.

En segundo lugar, ignora el hecho de que los judíos como clase han sido falsamente calumniados a menudo  por ser demasiado poderosos, lo que, paradójicamente, los haría objeto de castigo bajo la definición de prejuicio más poder.

"El antisemitismo es una extraña forma de prejuicio",  escribió Olivia Goldhill en Quartz . "En lugar de denigrar a los judíos como inferiores, los cataloga como maliciosamente superiores", y por lo tanto dignos de denigración.

El Museo Conmemorativo del Holocausto de los EEUU reconoce el antisemitismo como racismo y como "prejuicio u odio contra los judíos basado en falsas teorías biológicas". El mes pasado, un juez federal dictaminó que la ley de discriminación racial se aplica a los judíos, señalando la obsesión de los antisemitas por su "sangre judía" y por "el hecho de que eran judíos".

Sin embargo, especialmente en la izquierda, algunos ven el antisemitismo como un fenómeno totalmente separado del racismo, y quizás en todo caso como una forma menor de racismo. El auténtico racismo, en esta línea de pensamiento, es fundamentalmente peor que todas las demás formas de prejuicio precisamente porque sería sistémico.

"Quiero hacer la distinción de que si bien el antisemitismo es algo que afecta a los judíos estadounidenses, es diferente del racismo contra el negro o la islamofobia porque no es sistémico", dijo Sarsour, líder de marzo de las mujeres y prominente activista en el boicot contra Israel. El movimiento de boicto, desinversión y sanciones, en un vídeo publicado en Facebook por Jewish Voice for Peace en abril, afirmó que el "antisemitismo no es sistémico, y tenemos que hacer esa distinción".

Los judíos, según este argumento, están demasiado incrustados en el sistema, es decir, son demasiado poderosos, como para etiquerar los prejuicios que se ejerzan efectivamente contra ellos como racismo.

La rabino Jill Jacobs, directora ejecutiva de T'ruah, de tendencia izquierdista, refuta ampliamente esta idea.

"Hay una diferencia entre el antisemitismo y las acusaciones de racismo contra los blancos, que no son un grupo étnico histórico coherente, y que nunca han sido víctimas de prejuicios sistémicos", dijo Jacobs a JTA. "Los judíos han experimentado un genocidio aún vivo en la memoria, y continúan experimentando antisemitismo tanto en palabras como en acciones. Los judíos asquenazíes disfrutan de los privilegios blancos la mayor parte del tiempo, pero también encuentran regularmente el antisemitismo perpetrado por personas de muchos orígenes".

KC Johnson y otros sugieren que la dinámica de "prejuicio + poder" está en juego en Inglaterra, donde el líder del Partido Laborista Jeremy Corbyn ha sido acusado de permitir el antisemitismo dentro de su partido. De acuerdo con esta teoría, los laboristas se muestran despreocupados con respecto a los ataques contra los judíos porque son relativamente ricos y políticamente influyentes, a diferencia de los musulmanes, que carecen del mismo poder institucional y por lo tanto necesitan de una mayor defensa.

"Hemos tenido una visión previa de cómo funciona este enfoque en los recientes eventos en el Reino Unido con el Partido Laborista", dijo Johnson a JTA.

Corbyn "entiende el racismo puramente a través del prisma del poder que, según su cosmovisión marxista simplista y vulgar, los judíos poseen", según James Kirchick, miembro de la Institución Brookings.

Bret Stephens, un columnista conservador de The New York Times, también se preocupa por los efectos de redefinir el racismo como solamente ligado a los "sin poder".

"El criterio para el racismo es objetivo o no tiene sentido", escribió en una columna donde daba la bienvenida a Jeong al NYTimes. "Si los liberales deciden por sí mismos quién es o no un racista de acuerdo con sus criterios políticos, los conservadores tendrán derecho a ignorarlos".

Jacobs, por otro lado, dijo que estaba interesada en ir más allá de los llamados "Juegos Olímpicos de la opresión" y hacia la resolución de problemas.

"Todavía hay mucho trabajo por hacer para desmantelar el racismo, el sexismo, el antisemitismo y otros ismos dentro de nuestra sociedad", dijo la rabino a JTA. "Deberíamos centrarnos en hacer ese trabajo en lugar de discutir sobre las jerarquías de privilegio y poder".

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