Sunday, October 21, 2018

Normalizando el antisemitismo en los Estados Unidos - Asaf Romirowsky - Jewish Press


El senador demócrata Cory Booker con una asistente en la conferencia Netroots Nation 2018 en Nueva Orleans, agosto de 2018

En su película The Ghost Breakers de 1940,  Bob Hope se encuentra en Cuba frente a una extraña amenaza: los zombies.

Un conocido le explica: "Un zombie no tiene voluntad propia. Los ves a veces caminando ciegamente con los ojos muertos, obedeciendo órdenes, sin saber lo que están haciendo, sin preocuparse por nada", a lo que Hope responde de manera célebre: "¿Quieres decir como los demócratas?".

Veinticinco años después del acuerdo de paz de Oslo, la izquierda progresista, que ahora domina al Partido Demócrata, camina "con los ojos muertos, siguiendo órdenes" con respecto al Oriente Medio y el conflicto israelí-palestino. .

La candidata demócrata al Congreso, Alexandria Ocasio-Cortez, denunció "la ocupación de Palestina" en una entrevista televisiva, pero se perdió entre dudas cuando la presionaron para explicar lo que realmente quería decir.

Incluso un demócrata moderado como Cory Booker, que una vez estuvo cerca de la comunidad judía, consideró oportuno  hablar con unos activistas del BDS  para mostrar sus credenciales progresistas.

En general, la visión progresista ve a los judíos no solo como "blancos", sino también como racistas y agresores debido a su supuesto poder. Todo esto ilustra la lenta erosión del estatus de Israel en la cultura estadounidense.

Pero la desconexión es aún más profunda. Al igual que Cortez, los niños de la era de Oslo no recuerdan las negociaciones de los años 90, ni al entonces presidente de la OLP, Yasser Arafat, y crecieron con consignas y palabras de moda tales como "ocupación" e "intifada".

Por otro lado, esta generación, tanto en el Oriente Medio como en el exterior, es extremadamente activa en línea. De hecho, el 63% de los niños palestinos tienen acceso a Internet a través de un ordenador y el 51% dice que posee un smartphone.

Internet ya está jugando un papel importante en sus vidas y lo que están viendo es la "resistencia" palestina contra Israel, y no a la sociedad palestina que sufre la opresión de Hamas o la Autoridad Palestina.

Los enfrentamientos más ostentosos tienen lugar en Twitter y Facebook, donde los palestinos siembran denuncias de aldeas destruidas y crímenes de guerra, incluso afirmando que Tel Aviv se fundó sobre las ruinas de aldeas inventadas. Gratificación instantánea, sí. Honestidad, no tanto.

Las mismas tendencias son evidentes en la educación superior, donde las clases en línea han aumentado significativamente. En este contexto, hay menos oportunidades para el debate y la discusión.

Nuestra creciente dependencia colectiva de la tecnología y las redes sociales es innegable, pero estas tendencias y el tono general de la política reducen los problemas complejos a ecos ruidosos y, por lo tanto, conducen a la polarización.

Uno de los temas principales de Oslo fue crear confianza entre las partes a través de medidas de fomento de dicha confianza. Se establecieron nuevos mecanismos para garantizar la igualdad de derechos en el empleo y la aplicación de la ley, y las armas de la milicia fueron retiradas bajo vigilancia internacional.

La esperanza era crear un alto nivel de confianza a través de la interacción cara a cara.

La actual política de redes sociales es exactamente lo opuesto a estas medidas de fomento de la confianza. Todo lo que queda es analizar las discusiones en línea y los debates para comprender las actitudes generales.

El arduo trabajo de generar confianza ha desaparecido y, en su lugar, nos encontramos con zombies ciegos buscando fama y gloria.

Cuando Arafat rechazó el acuerdo de Camp David II en 2000, devastó el campo liberal de la izquierda. No entendieron cómo Arafat podía rechazar la perspectiva de un verdadero estado palestino.

La izquierda progresista de hoy, liderada por Bernie Sanders y otros como él, está más alejada de los hechos que el Partido Demócrata bajo Clinton.

No entienden que el nacionalismo palestino nunca contempló el conflicto como uno entre dos grupos nacionales con demandas y aspiraciones legítimas.

No reconocen que Arafat y sus sucesores han dicho que apoyan una solución de dos estados como una forma de apaciguar a Occidente.

Todo esto ha llevado a una normalización constante del antisemitismo en la sociedad estadounidense, especialmente en los círculos progresistas. Uno de los efectos más perniciosos de esta normalización es el discurso sobre Israel.

Una tergiversación continua de violaciones de derechos humanos, comentarios difamatorios sobre supuestas "limpiezas étnicas" y "genocidios" israelíes, así como los ataques violentos contra los israelíes, sus partidarios internacionales y el proceso de paz en sí, han terminando pesando poderosamente en el discurso civil estadounidense.

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