Saturday, December 15, 2018

El Forward pretende "dar gato por liebre" a sus lectores: ya sabemos que significa "desde el río hasta el mar" - Karen Bekker - JNS



Durante décadas, hemos escuchado a los medios anti-israelíes, a activistas y ONG's, e incluso al servicio de alojamiento en línea  Airbnb, que los asentamientos son el principal obstáculo para la paz, una declaración que contiene el supuesto implícito de que los judíos israelíes no podrán vivir en el futuro estado mayoritariamente árabe de Palestina. Porque, si simplemente pudieran convertirse en ciudadanos de ese estado, entonces la tierra en la que se asientan los asentamientos podría transferirse a Palestina, y ya no habría ningún obstáculo.

Ahora, un artículo de opinión en una web judía de izquierdas, The Forward, en defensa de los comentarios de  Marc Lamont Hill, afirma que lo contrario es lo cierto, es decir, que los judíos israelíes serían bienvenidos en el futuro en un estado mayoritario árabe (aunque sería mayor que el previsto por los defensores de un solución de dos estados). Y no solo eso, sino que también aquellos que no lo creen, están haciendo "suposiciones profundamente racistas e islamófobas sobre quiénes son los palestinos y qué quieren". ( "Del río al mar no significa lo que piensas que significa",  de Maha Nassar, 3 de diciembre de 2018).

Si la autora Maha Nassar tiene razón en lo que afirma, entonces debe informar al líder de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas quien ha dicho que, "en una resolución final, no veríamos la presencia de un solo israelí, civil o soldado, en nuestras tierras", lo que implica que él sí sería profundamente racista e islamófobo. Su gobierno ha prohibido la venta de tierras a judíos y recientemente  condenó a dos palestinos a 15 años de trabajos forzados por el delito de vender tierras a judíos. Nassar también podría querer informar al Consejo de Seguridad de la ONU que en su Resolución 2334, "expresó una grave preocupación por el hecho de que las actividades de asentamiento israelíes continúen poniendo en peligro la viabilidad de la solución de dos Estados basada en las líneas de 1967", y es que esa resolución también sería profundamente racista e islamófoba.

Por un lado, los medios y activistas antiisraelíes quieren que creamos que los judíos israelíes no pueden vivir en Palestina y, por lo tanto, los asentamientos son un obstáculo para el estado palestino. Y por otro lado, ahora nos dicen que los judíos estarían bien en un estado de mayoría árabe (más grande). Estas dos proposiciones simplemente no pueden ser verdad simultáneamente.

Por supuesto, la "Palestina libre" que describe Nassar, una que iría "del río al mar", incluiría no solo lo que es hoy Israel y Cisjordania, sino también lo que ahora es Gaza. Gaza es donde, en 2006, los residentes eligieron el poder de un régimen terrorista genocida que rápidamente expulsó a su oposición palestina en un golpe violento. El artículo 7 de la Carta de Hamas dice:
"El Profeta, la oración de Allah y la paz sean con él, dice: 'La hora del juicio no llegará hasta que los musulmanes luchen contra los judíos y los maten, hasta que los judíos se escondan detrás de árboles y piedras. y cada árbol y piedra dirá: 'Oh musulmán, oh siervo de Alá, hay un judío detrás de mí, ven y mátalo', excepto por el árbol Gharqad, porque es el árbol de los judíos".
Contrariamente a la afirmación de Nassar y muchos informes erróneos, esta Carta no fue derogada ni anulada por un documento de política de 2017. Las declaraciones de los funcionarios de Hamas expresan el mismo sentimiento. En 2017, el funcionario de Hamás Mahmoud Al-Zahhar dijo que "sacar a los judíos de la tierra que ocuparon en 1948 es un principio inmutable, porque aparece en el Libro de Alá". Más recientemente, una de las líderes de ese grupo, Yahya Sinwar, llamó a "comer los hígados" de los israelíes.

Seguramente, tales declaraciones no son un buen augurio para esa supuesta perspectiva de una coexistencia.

Si bien Nassar parece admitir que el uso por parte de Hamas de la frase "desde el río hasta el mar" es de hecho genocida, afirma que no todos los que la pronuncian lo dicen de esa manera. ("Al citar solamente el uso de la frase por parte de los líderes de Hamas, mientras se ignora el contexto liberacionista en el que otros palestinos la entienden, muestra un nivel perturbador de ignorancia acerca de las opiniones de los palestinos en el mejor de los casos, y un intento deliberado de frustrar sus legítimas aspiraciones en el peor", escribe Nassar).

Es indudablemente cierto que dentro de la población palestina hay personas que buscan una coexistencia pacífica. Pero incluso bajo la interpretación más generosa de la frase, la que el profesor Nassar y Marc Lamont Hill quieren que creamos que quiere decir, ese resultado daría lugar a una pérdida de la autodeterminación judía, un derecho que los árabes actualmente tienen en 21 países y que los musulmanes tienen en 56 países. También supondría la pérdida de la única patria judía, así como la pérdida de un refugio para los judíos perseguidos en la diáspora. Sería la pérdida del único lugar en la tierra donde los judíos pueden ir y encontrar sus vacaciones marcadas por el cierre de escuelas gubernamentales, su calendario en uso, su idioma hablado como el idioma principal.

La profesora Nassar, además, parece felizmente ignorante de los 1.300 años de historia, en la que judíos y cristianos que vivieron en tierras árabes fueron sometidos a una categoría de segunda clase o del dhimmi, una especie de leyes de Jim Crow en el Oriente Medio. Como dhimmis, los judíos, entre otras restricciones, "fueron excluidos del servicio público y del servicio armado..., se les prohibió portar armas..., no se les permitió montar caballos o camellos, construir sinagogas o iglesias más altas que las mezquitas, construir casas más altas que las de los musulmanes o beber vino en público..., no se le permitió orar o llorar en voz alta...", ya que eso podría ofender a los musulmanes.

Los dhimmi tenían que mostrar deferencia pública hacia los musulmanes, siempre dándoles prioridad o el centro del camino. Los judíos que vivieron como dhimmis en tierras árabes fueron sometidos periódicamente a la violencia sin ningún recurso. Finalmente, en los años cuarenta y cincuenta, los judíos que vivían en tierras árabes fueron expulsados. La idea de que convertir a Israel, el único estado con una mayoría judía del mundo, en el 22º estado árabe del mundo implicaría muchas dificultades para los judíos de Israel, no se basa, tal como afirma la profesora Nassar, en "suposiciones profundamente racistas e islamófobas", sino en una lectura de la historia.

Además, el artículo de una autodenominada "erudita de la historia palestina", está llena de distorsiones históricas. La opinión pública se convierte en territorio surrealista con el siguiente pasaje:

"Además, las fronteras propuestas de los dos estados (por la declaración de la ONU) significaban que el estado judío tendría aproximadamente 500.000 palestinos viviendo en él como una minoría. Y mientras que la narrativa israelí sostiene que esos palestinos hubieran sido bienvenidos como iguales en el nuevo estado judío, los enfrentamientos entre judíos y árabes en Palestina que siguieron al voto de la ONU, en particular los ataques de militantes sionistas y la posterior  expulsión forzosa de palestinos de su territorio, hogares y tierras en las áreas asignadas al estado judío, llevaron a los palestinos a concluir lo contrario".


A lo que Nassar se refiere como "enfrentamientos" y "ataques de militantes sionistas" fue en realidad una invasión de Israel por parte de cinco ejércitos árabes, asistidos por los árabes palestinos, y la defensa del incipiente estado judío contra esa invasión. La afirmación de que los árabes serían una minoría bienvenida en Israel no es una "narrativa". De hecho, hoy en día, un millón y medio de árabes viven en Israel como ciudadanos, y la Ley Básica de Israel les garantiza la igualdad de derechos. De manera reveladora, cuatro de los cinco enlaces en ese párrafo remiten a páginas de Wikipedia y el quinto es un enlace a un libro del desacreditado académico anti-Israel, Ilan Pappe.

Esos no son los únicos puntos ahistóricos en el artículo de opinión de la profesora de historia. Ella escribe que en 1947, los árabes que vivían bajo el Mandato Británico "vieron a toda Palestina, desde el río hasta el mar, como una patria indivisible" y que los árabes de Palestina se opusieron al Plan de Partición de la ONU porque "no podían ver" a su amado país dividido en dos. Por supuesto, Palestina no fue un "país" en 1947, y no lo fue nunca. En 1947, era un territorio gobernado por los británicos bajo un mandato de la Liga de las Naciones, cuyo mandato era tenía el propósito de establecer una patria judía. De hecho, el movimiento nacional palestino como tal comenzó en 1964, y el folleto en el que confía para apoyar su afirmación parece haber sido  publicado en 1969. Además, esa "patria indivisible" ya se había dividido previamente en dos cuando se creó Transjordania.

A pesar de la apropiación cultural de la profesora Nassar de la historia judía de Salomón y el bebé a dividir entre dos supuestas madres, a nadie pareció importarle que Transjordania quedara aislada del resto de Palestina.

Nassar escribe que en la década de 1960, "el llamamiento a una Palestina libre 'desde el río hasta el mar' ganó terreno [como] parte de un llamamiento más amplio por un estado democrático y secular establecido en toda la Palestina histórica". Pero en aquel tiempo no existía un solo estado árabe democrático y secular (ni existe aún hoy en día). ¿Dónde estaba el llamamiento para un Egipto libre desde el Sinaí hasta la frontera con Libia? ¿O el llamamiento a una Jordania libre, desde el río hasta Irak? Es difícil tomar en serio la afirmación de que una "Palestina libre desde el río hasta el mar" fuera un lema que aspiraba a una democracia secular y no a un territorio libre de judíos.

También es absurda su afirmación de que hubo "una campaña mediática israelí después de la guerra de 1967 que afirmó que los palestinos deseaban arrojar a los judíos al mar". La fuente que ella cita no respalda su implicación de que tales declaraciones nunca se hicieron. El 2 de agosto de 1948, el New York Times, apenas un portavoz sionista,  informó que:

"El Seikh Hassan el-Bana, jefe de la Hermandad Musulmana, la más grande de las organizaciones extremistas nacionalistas árabes, había declarado en una entrevista: "Si el estado judío se convierte en un hecho, los pueblos árabes impulsarán a los judíos que vivan en medio de ellos al mar". 


En 1967, Egipto bloqueó el puerto de Israel, expulsó a las tropas de la ONU y transmitió sus intenciones de atacar a Israel por radio. Jordania también les atacó, a pesar de la solicitud de Israel a Jordania de mantener el alto el fuego. Otras amenazas verbales provenientes de Egipto, Jordania, Irak y Siria antes de la guerra de 1967 han sido bien documentadas.

El 1 de junio de 1967, Ahmed Shukairy, entonces presidente de la Organización de Liberación de Palestina, dijo:

Esta es una lucha por la patria, somos nosotros o los israelíes. No hay camino del medio. Los judíos de Palestina deberán partir. Facilitaremos su salida a sus antiguos hogares. Cualquiera de la antigua población judía de Palestina (el Yishuv previo a las diversas aliyás) que sobreviva puede quedarse, pero tengo la impresión de que ninguno de ellos sobrevivirá".


Mientras que ella cita una encuesta de 2017 afirmando que "solo una pequeña minoría de palestinos ve la expulsión (de los judíos) como una solución al conflicto (alrededor del 15%), que por cierto es el mismo porcentaje de israelíes que lo ven como la única solución", omite que los árabes israelíes fueron incluidos con los "palestinos" en esta encuesta sesgando los resultados, ya que realmente solo el 11% de los palestinos favorecía el resultado preferido de Nassar de una "solución de un estado unitario con derechos iguales para judíos y palestinos".

La encuesta también utiliza una metodología extraña en la que a los participantes se les permitió elegir múltiples respuestas aceptables, pero la encuesta solo contó una respuesta por persona. Una encuesta más reciente muestra que el 35% de los residentes de Cisjordania y Gaza apoyan la "resistencia armada", no un proceso que probablemente resulte en una coexistencia pacífica.

En cuanto a la afirmación de Nassar de que los palestinos "quieren poder elegir a los líderes que controlan sus vidas", tal vez deberían hablar de eso con Mahmoud Abbas, que está a punto de comenzar el 15° año sucesivo de mandato electo de una elección para cuatro años, o con Hamas, que arroja su oposición política desde los  tejados. Hasta que los palestinos no estén dispuestos a pedir cuentas a sus propios líderes, la democracia seguirá estando fuera de su alcance.

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