Saturday, December 15, 2018

El objetivo: Que no haya judíos en Europa, ni ningún Estado judío en el Oriente Medio - Giulio Meotti - Arutz 7


Nada menos que el 40% de los judíos europeos ha considerado tener que abandonar sus países en los últimos cinco años, según una nueva encuesta realizada por la agencia de la UE para los derechos fundamentales, que puso de relieve la creciente preocupación entre las comunidades judías en Europa, con casi el 90% de los judíos diciendo que el antisemitismo ha aumentado desde 2013.

"Décadas después del Holocausto, los niveles alarmantes y crecientes de antisemitismo continúan afectando a la UE", dijo en un comunicado Michael O'Flaherty, director de la agencia europea. "Los judíos tienen derecho a vivir libremente, sin odio y sin temor por su seguridad". Bonitas palabras. Pero ese es exactamente el asunto.

Los islamistas europeos, los actores principales de este nuevo antisemitismo junto con los izquierdistas haciendo su papel preferido de idiotas útiles, están tratando de crear una "solución final" 2.0 de lo que ellos llaman el "cáncer judeo-sionista" en el Oriente Medio (el moderado líder iraní Rouhani tiene el derecho de autor para ese término).

Realmente quieren un mundo Jüdenrein, sin judíos. Sin judíos en Europa, huyendo del antisemitismo, y sin judíos en el Oriente Medio, con la destrucción de Israel.

Europa se ha convertido en el epicentro de la nueva guerra contra Israel y los judíos. Europa lucha contra el Estado judío en los ámbitos políticos, en los corredores del poder en Bruselas, en varias capitales de Europa occidental y en las Naciones Unidas, dentro de Israel con las ONG que financia, en los medios de comunicación y finalmente en la diplomacia. Así que los responsables de la masacre de judíos en la pizzería Sbarro de Jerusalén, de la masacre de niños judíos en la discoteca Dolphinarium en Tel Aviv, de la carnicería de familias judías durante la cena de Pascua en el Park Hotel de Netanya, no son denominados "terroristas" en Europa, sino "militantes".
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Europa ya no es un espectador. Se ha vuelto deliberadamente responsable del abominable crimen del genocidio cultural: eliminar la existencia histórica de un pueblo, los judíos, para eliminar su legitimidad política actual y sus derechos humanos, religiosos, culturales e históricos. Es por eso que Europa votó junto con los regímenes islámicos en las recientes resoluciones de la ONU que niegan la historia judía de Jerusalén.

Las famosas "luces de la razón" de Europa se están desvaneciendo bajo la presión de diferentes fenómenos. En primer lugar, el islamismo que está sumergiendo a Europa bajo la oscuridad en muchos de sus territorios y que se degrada severamente. La llegada masiva de migrantes procedentes del Oriente Medio, del Magreb y de África que Europa no puede integrar, ni ayudar a regresar a sus países de origen, y que se dejen vergonzosamente en la precariedad, y que son y serán la fuente de grandes males. En suma, erosión, decadencia e impotencia.

Pero también son la fuente del desarrollo de este violento antisemitismo que representa la permanente denigración de Israel.

Estamos en el punto de que muchos judíos evalúan abandonar Europa para vivir en Israel. Un gran paso atrás, judíos que huyen nuevamente de Europa para buscar la paz y la seguridad en un país que solo tiene enemigos a su alrededor, aquellos que, como una sola entidad, cultivan la voluntad de encontrar el camino para destruir a Israel y arrojar su cadáver al mar.

"Israel es un componente vital de un orden emergente por ser el paradigma del Estado-nación totalmente comprometido con su defensa y supervivencia", acaba de escribir Melanie Phillips. El orden de operaciones se compone de la América de Trump, el Brexit, la Europa del Este y el Estado judío.

Ese nuevo orden es la última oportunidad occidental para su supervivencia cultural. Es por eso que el antisemitismo se ha convertido en un importante motor del caos occidental.

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