Sunday, January 20, 2019

La división de la Unión Sionista (el laborismo) revela una división étnica entre la izquierda israelí - Danny Zaken - Al Monitor



El líder del partido laborista, Avi Gabbay, anunció inesperadamente el divorcio político de su partido de su compañera de la Unión Sionista, la líder de Hatnua, Tzipi Livni, el 1 de enero. El anuncio, que dividió a la Unión Sionista en sus componentes originales, fue seguido por un rápido deterioro de la posición del partido en los sondeos hasta alcanzar una previsión de escaños de un solo dígito, acompañados por creciente voces internas que piden que se despida a Gabbay.

La medida atestigua el fracaso de Gabbay en mejorar la imagen del partido que gobernó a todo Israel desde el establecimiento del estado hasta 1977.

Más allá de las razones políticas detrás de la decisión, la descripción de Gabbay de los años de su infancia apunta a otro factor no menos significativo: la discriminación contra un mizrahi que creció en un barrio pobre, en favor de los acomodados y arrogantes asquenazís representados por Livni. En un discurso hostil en el que explicó su decisión de romper con Livni y su partido, Gabbay habló sobre crecer en un barrio pobre de Jerusalén en la década de 1950 en una familia que llegó de Marruecos. Este barrio y otros sirvieron originalmente como campamentos de tránsito para los nuevos inmigrantes y se convirtieron en barrios pobres a lo largo de los años.

Gabbay dijo: “Crecimos en chozas de amianto rodeadas de edificios nuevos que estaban poblados por familias más educadas de un nivel económico más alto. Algunos de los niños de esos edificios eran nuestros buenos amigos. Otros nos miraron a nosotros, a los niños de los barrios pobres. Desde muy joven, elegí no dar poder a los engreídos. No darle poder a nadie que me diga que no tengo oportunidad”.

Como es bien sabido, Gabbay tuvo un largo camino desde los barrios marginales hasta una carrera exitosa en la que desempeñó el cargo de CEO de Bezeq, la compañía de telecomunicaciones más grande de Israel. Gabbay se retiró de Bezeq con una fortuna de alrededor de 50 millones de shekels (13.5 millones de $). Luego pasó del sector empresarial a la política, primero en el Kulanu de Moshe Kahlon y luego como ministro de protección ambiental hasta que renunció en 2016.

Gabbay, quien creció en un hogar orientado políticamente hacia el Likud, solo se unió a los Laboristas hace unos dos años. Casi inmediatamente ganó las elecciones internas para presidente luego de que se jactara de que cosecharía 30 escaños en la Knesset para el partido y traería votantes del Likud al Partido Laborista. Pero sucedió lo contrario. Aunque Gabbay intentó  apelar a los partidarios del Likud, no entendió que los votantes del partido Laborista y del Likud no hablan el mismo idioma.

El intento de Gabbay de devolver a una multitud religiosamente tradicional al laborismo fue un fracaso total. En una conferencia ante estudiantes universitarios en la ciudad de Beersheba, en el sur de Israel, en noviembre de 2017, Gabbay habló sobre la conocida declaración del primer ministro Benjamin Netanyahu ante rabino Kadouri en 1997: "La izquierda ha olvidado lo que significa ser judío". La respuesta de Gabbay a un estudiante que planteó el tema fue: "No es cierto. Somos judíos y tenemos que hablar de nuestros valores judíos". Agregó además: "Somos judíos, vivimos en un estado judío. Creo que uno de los problemas del partido Laborista es que se ha distanciado de esto". Al igual que la declaración original de Netanyahu al rabino Kadouri, la declaración de Gabbay tocó un punto muy sensible y suscitó fuertes críticas por parte de los sectores más de izquierdas. Incluso cuando Gabbay trató de guiñar el ojo al sector más moderado de la plataforma izquierdista del Partido Laborista, fue duramente criticado. Como resultado, se vio obligado a retirar su declaración de octubre de 2017 de que, en el caso de un acuerdo de paz, los asentamientos pueden no necesitar ser evacuados .

Las críticas a Gabbay han aumentado en los últimos meses y se acerca el día de las elecciones. Uno de los miembros laboristas de la Knesset le dijo a Al-Monitor bajo condición de anonimato: “Elegimos a alguien que pensamos que podría hacer que volviéramos a ser una alternativa. Apostamos por Gabbay y lo perdimos todo. No es que él esté cambiando el ADN del partido, sino que lo está desmantelando”.

La semana pasada, en el contexto de la crisis de Gabbay y de los miserables resultado en las encuestas, varios miembros de la Unión Sionista habrían hecho preparativos para abandonar la facción. Irónicamente, fue Livni quien evitó el movimiento antes de que ella supiera que Gabbay tenía la intención de desmantelar tal sociedad.

El 3 de enero, la revuelta se hizo pública cuando el miembro laborista de la Knesset, Eitan Cabel,  exigió el despido de Gabbay y dijo en una entrevista con la Radio del Ejército que si la política fuera el mundo de los negocios, Gabbay habría devuelto las llaves hace mucho tiempo. Las encuestas publicadas el día anterior mostraban que el laborismo bajo Gabbay, y sin Livni, ganaría solamente de 7 a 8 escaños, por debajo de los 24 escaños actuales de la Unión Sionista en la Knesset. En el partido comenzó a circular entre sus miembros una petición para celebrar una "convención que despida a Gabbay", aunque no está claro si tal cosa es factible.

Pero Gabbay no se rinde. En una entrevista el 3 de enero en el Yedioth Ahronoth, Gabbay manifestó que no tiene intención de permitir que otro candidato lidere al partido Laborista o su facción en las próximas elecciones. Está seguro de que logrará convencer al público de que es el candidato más apropiado y digno para liderar un proceso de cambio.

En la entrevista, Gabbay negó que el despido de Livni durante una transmisión en vivo fuera un acto de chovinismo. Cuando se le preguntó por qué no le contó a Livni sus intenciones de antemano y en privado, afirmó: "Crecí en un barrio depauperado. Allí aprendí que si alguien te golpea, le devuelves el golpe en lugar de apresurarte a solicitar las paces”. Su respuesta confirma que se ofendió con las críticas y maniobras subterráneas de Livni, y quería devolverle sus ofensas. Hay quienes ven en sus palabras otro guiño hacia la derecha, si se interpretan en la esfera diplomática en relación con los palestinos.

Incluso si Gabbay sobrevive a los intentos de derrocarlo, el esperado fracaso del partido Laborista en las cabinas de votación llevará al reconocimiento de que Gabbay no ha logrado transformar el partido, y que para una generación de inmigrantes y judíos mizrahim se mantiene la discriminación contra ellos en la izquierda israelí.

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