Friday, June 12, 2020

Jordania teme la opción palestina - Dan Schueftan - Israel Hayom



Al discutir sobre la soberanía israelí, debemos considerar el triángulo formado por Israel-Jordania-Palestina, y tener en cuenta que el movimiento nacional palestino es el enemigo más peligroso del régimen hachemita de Jordania. Los palestinos están mirando no solo hacia Jaffa y Haifa, sino también a Amman.

Si se funda un estado palestino independiente en Cisjordania, primero canalizará sus esfuerzos de subversión hacia Jordania, donde la mayoría de los residentes son palestinos. Si logra derrocar al régimen hachemita y vincularse con elementos radicales árabes e iraníes en la región, será más fácil para los palestinos luchar contra Israel de manera más efectiva.

Quien piense que los palestinos estarán satisfechos con una vida tranquila en un pequeño estado atrasado entre Jenin y Jericho es un completo ignorante o alguien patológicamente adicto al autoengaño.

Tal autoengaño intencional niega 100 años de cultura política palestina, así como el comportamiento de los millones de habitantes de Gaza desde la retirada de Gaza en 2005, quienes se han visto obligados ellos mismos y sus hijos a una destrucción continua consecuencia de la violencia inútil y sin restricciones de Hamas y del resto de organizaciones terroristas. Si una entidad palestina soberana pudiera exportar sus éxitos basándose en una ideología radical,  encendería a su vez la imaginación de los palestinos en ambas orillas del río Jordán, y si logran conectarse, agitaría, radicalizaría y armaría a los palestinos de Jordania: por lo que el régimen de Ammán estaría en peligro.

Muchos esperan que Hamas se haga cargo de una futura entidad palestina en Cisjordania, especialmente si las Fuerzas de Defensa de Israel y la Agencia de Seguridad de Israel (Shin Bet) no defienden a Fatah. Posteriormente, habrá un peligro aún más grave e inminente que emanaría de la fuerza de la Hermandad Musulmana en Jordania.

El establishment de la Defensa israelí se opone a la plena soberanía palestina. El amplio consenso israelí exige el control militar del valle del Jordán para defender a Israel de la esperada agresión de los palestinos. Basado en muchos años de experiencia pacífica con los jordanos, estos medios no serían necesarios si el régimen hachemita regresara a Cisjordania.

Estas mismas amenazas y la desconfianza justificada hacia los palestinos guían la política jordana. Deben ser cautelosos ya que los palestinos son una amenaza existencial para ellos. El movimiento nacional palestino ya trajo la guerra civil a Jordania, en 1970, gracias a una cultura política desenfrenada que les ha definido desde sus inicios. Amman no está interesado en una repetición.

Si reconocemos que los palestinos son los enemigos del régimen hachemita, entonces la situación actual es la más cómoda para Jordania. El control israelí evita que Hamas se apodere de Cisjordania, y el amortiguador israelí en el valle del Jordán impide el contacto incontrolado entre los palestinos y Jordania. Negar a los palestinos la plena soberanía les impide recibir ayuda extranjera (de Irán, Turquía, las milicias chiítas, el Estado Islámico) y también evita el lanzamiento de cohetes desde su territorio, y no hay amenazas por su posible control del aire y del ciberespacio. Los palestinos ya han demostrado su tendencia a convertir cualquier cosa en un arma, incluyendo cometas y globos. Los jordanos tienen interés en el control israelí duradero en el valle del Jordán, con o sin soberanía.

La verdadera e importante preocupación jordana con respecto a la situación actual, y lo que podría suceder como resultado de ella, resulta digna de una discusión en profundidad. Su temor es que Israel empuje a la población palestina más allá de Cisjordania, hacia Jordania, de manera que traten de establecer una patria palestina alternativa allí, lo que significaría el fin del régimen hachemita. Este miedo tiene raíces. Los ex ministros de defensa Moshe Dayan y Ariel Sharon apoyaron esta idea e intentaron promoverla durante la guerra civil jordana en 1970, y también durante la Primera Guerra del Líbano en 1982. Además, importantes círculos de la derecha israelí, que desean unir Judea y Samaria con Israel, esperan crear condiciones sobre el terreno para alentar la emigración masiva hacia el este.

Pero en las últimas décadas, esta noción ha sido llevada al margen de la política israelí convencional. Incluso en la derecha, su vigencia es más débil que durante los tiempos de los ministros de defensa dominantes mencionados anteriormente. Los palestinos que residirán en la mayor parte de Cisjordania ya no tendrían más razones para emigrar hacia Jordania, incluso cuando Israel controle el Valle del Jordán, y aún podrán mantener sus lazos con el mundo árabe a través de Jericó, siempre que no pongan en peligro a Israel o Jordania.

Aquí también hay una gran diferencia entre aplicar la soberanía a todos los asentamientos y aplicarla al Valle del Jordán. Aplicarlo a todos los asentamientos pone en peligro no solo a Israel, sino también a Jordania. En el valle del Jordán la situación es fundamentalmente diferente.

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