Thursday, September 27, 2007

Los árabes y el Holocausto - Ashley Perry - Perspectiva Sefardí - Blog JPost

Hay un mito que ha ganado una creciente popularidad en muchos lugares y es que los palestinos y los árabes no deberían pagar las consecuencias de lo que fue realizado a los judíos en Europa durante el Holocausto. Este mito, por supuesto, está unido a otro: que el Estado de Israel fuera creado puramente de las cenizas del Holocausto. El hecho es que la Declaración Balfour, el acuerdo Weizmann-Feisel y la Comisión Peel, por nombrar una serie de acontecimientos que precedieron al Holocausto, conducían todos ellos y de forma significativa a la creación del Estado judío.

El mito más insidioso es la fabricación de una historia de inocencia completa a cuenta de las poblaciones palestinas y árabes durante el Holocausto. La postura árabe hacia Hitler y los Nazis fue siempre la de aliados y partidarios.

Las masas árabes, y su liderazgo, dieron alegramente la bienvenida a los Nazis que asumieron el poder en 1933, y los mensajes de apoyo hacía ellos llegaron desde todas las partes del mundo árabe, sobre todo del líder árabe-palestino, el Mufti Haj Amin Al-Husseini, quién fue el primer no europeo en solicitar su admisión en el partido Nazi.

El partido más importante que emuló a los Nazis dentro del mundo árabe fue el "Joven Egipto", fundado en octubre de 1933. Sus integrantes tenían tropas de choques, procesiones con antorchas, y eslogan que eran traducciones literales de los lemas Nazis – como "Un pueblo, Un partido, Un líder." Además, reprodujó el antisemitismo nazi, con llamadas al boicot de los negocios judíos y ataques físicos contra los judíos. Sami Al-Joundi, uno de los fundadores del actual partido dirigente sirio, el Ba'ath, afirmó en sus memorias: "Éramos racistas. Admirabamos a los Nazis. Nos sumergimos en la lectura de la literatura y de los libros Nazis ... Fuímos los primeros en pensar traduccir el Mein Kampf. Alguien que vivierá en Damasco por entonces, era testigo de la inclinación árabe hacia el Nazismo."

Existió, por supuesto, el infame pogromo de Irak, conducido por el Nazi Rashid Ali Al-Kaylani en 1941. Kaylani también requirió a Hitler el derecho "a ocuparse de los judíos" en los estados árabes, una petición que le fue concedida. Aparte de la postura secular favorable a los nazis, hubo muchos otros líderes religiosos árabes que publicaron Fatwas en las cuales se insistía en el apoyo que los aárabes deberían otorgar a los Nazis en contra de los Aliados.

Sin embargo, la figura árabe más infame y la más estrechamente identificada con el Holocausto fue el líder de los árabes palestinos, Haj Amin Al-Husseini. Husseini había huído a Alemania en 1941 e, inmediatamente, se le concedió un lugar especial entre la jerarquía Nazi. El Mufti e Hitler realizaron muchas declaraciones conjuntas declarando explícitamente que el enemigo principal que ambos compartían era los judíos. Sin embargo, la ideología de Mufti superó las palabras y se dirigió a las acciones.

En 1945, Yugoslavia intentó procesar al Mufti como un criminal de guerra por su papel a la hora de reclutar a 20.000 voluntarios musulmanes para las SS, los cuales participaron en la matanza de judíos en Croacia y Hungría.

El colaborador de Adolf Eichmann, Dieter Wisliceny (posteriormente ejecutado como criminal de guerra), en su testimonio en el Tribunal de Nuremburg, declaró que "el Mufti era uno de los iniciadores de la exterminación sistemática del pueblo judío europeo y que había sido un colaborador y un consejero de Eichmann e Himmler en la ejecución de este plan... Fue uno de los mejores amigos de Eichmann y lo incitaba constantemente para acelerar las medidas de exterminación." En una visita a Auschwitz, Husseini, según se informa, reprendió a los guardias que dirigían las cámaras de gas para que trabajarán más diligentemente. Durante toda la guerra, apareció regularmente en las emisiones de radio alemanas para el Oriente Medio, predicando a favor de los Nazis y con mensajes antisemítas para las masas árabes.

Incluso el mismo Mufti explicaba que la razón principal de su estrecha cooperación con los Nazis era su odio compartido hacía los judíos y su deseo común de su exterminación. "Nuestra condición fundamental para cooperar con Alemania era tener las manos libres para erradicar a cada judío de Palestina y del mundo árabe", escribió en sus memorias el hombre que era conocido como el 'Fuhrer del mundo árabe'.

Existen hasta pruebas recientemente desenterradas de los archivos secretos británicos de que los árabes palestinos habían comenzado a preparar proyectos para un campo de concentración/exterminación en Palestina, para cuando los Nazis llegarán hasta allí.

En África del Norte hubo más que meros proyectos de campos de concentración. De junio de 1940 a mayo de 1943, los Nazis, sus colaboradores franceses del régimen de Vichy y sus aliados fascistas italianos aplicaron en tierras árabes muchos de los elementos precursores de la Solución Final.

Éstos incluyeron no sólo leyes 'raciales' que privaban a los judíos de la propiedad, de la educación, del sustento, de la residencia y de la libertad de movimientos, sino también la tortura, los trabajos forzados, la deportación y las ejecuciones. Miles de judíos fallecieron durante el control de las fuerzas del Eje nazi y en la mayor parte de los casos, como con sus homólogos europeos, la población local a veces asistió, colaboró y participó en esta opresión y en los asesinatos.

Robert Satloff ha escrito extensamente sobre los árabes y el Holocausto, y encontró que la mayor parte de la población árabe local participó voluntariamente en ese odio institucional al judío. Un ejemplo que proporciona Staloff se refiere a una entrevista con un sobreviviente del campo de concentración situado en Djelfa, en el desierto argelino. Cuando se le preguntó si los árabes locales que administraban el campo seguían únicamente órdenes, él contestó que "nadie les dijo que les golpearán constantemente. Nadie les dijo que nos encadenarán juntos. Nadie les dijo que nos atarán desnudos a un poste y nos golpearán, sepultándonos en la arena mientras nos hacían levantar nuestras cabezas para golpearnos en ellas y orinarnos... No, ellos lo hicieron de propio grado y disfrutando con lo que hacían."

El libro de Satloff "Entre los virtuosos: las ocultas historias del Holocausto en las tierras árabes", relata las crónicas que en su mayor hablan de la naturaleza del Holocausto en las tierras árabes y en las comunidades sefardíes de África del Norte y del Oriente Medio. Ellas nos muestran cómo hubo árabes que ayudaron a salvar y a esconder a judíos durante el Holocausto, pero qué como en Europa estos ejemplos eran más bien excepciones frente a la ayuda al invasor o la indiferencia ante el sufrimiento y el asesinato de judíos.

En Libia, enviaron a muchos judíos no sólo a campos de concentración locales sino también a campos europeos como el de Bergen-Belsen y Biberach. En una película titulada "Goral Meshutaf" (Destino Compartido), algunos testigos oculares tunecinos afirman que los Nazis habían comenzado a construir cámaras de gas allí mismo. Si los Aliados no hubieran ganado la batalla decisiva del El-Alamain, quizás el destino de los judíos de Africa del Norte habría sido el mismo que aconteció al pueblo judío europeo.

Una población local complaciente o indiferente fue un ingrediente importante para la destrucción del pueblo judío europeo y eso estaba seguramente presente entre los árabes de África del Norte.

Muchos dirigentes actuales del Oriente Medio deben su base de poder a la aparición de estos precursores durante esos tiempos oscuros. Los palestinos todavía reverencian a Al-Husseini y muchos de los grupos terroristas se han denominado después como grupos que él fundó. Son muchos los que han sugerido las fuertes conexiones existentes con los partidos Baath de la Siria de Assad y del Irak de Saddam Hussein. Gamel Abdel Nasser, el fundador del estado egipcio moderno y el mayor defensor del panarabismo, fue un amigo de los Nazis y escondió a muchos de los que escaparon después de la guerra.

A menudo se piensa en el Holocausto como un desastre que aconteció únicamente a los judíos europeos. Sin embargo, cada vez hay más documentación que testimonia sobre el sufrimiento del pueblo judío sefardí fuera de Europa, en particular en África del Norte y en el Oriente Medio. La mentira de que los árabes fueron espectadores inocentes del Holocausto nazi es conocida por los sefardíes que sobrevivieron a esos tiempos oscuros. Y no es sólo por todo ese tiempo durante el cual ese mito caprichoso ha estado en difusión, ni solamente por corregir esas falsas historias, sino por el respeto debido a aquellos judíos que sufrieron a manos de los Nazis en multitud de lugares.

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1 Comments:

Blogger Lucho said...

Es una lástima que el artículo no sea un poco más objetivo y ahonde en las razones de por qué muchos árabes apoyaron (si se puede afirmar esto de alguna manera) al nazismo y olvidar sistemáticamente el apoyo que también ofrecieron círculos judíos establecidos en Palestina. Como siempre se simplifica demasiado algo muy complejo

1:24 AM  

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