Thursday, January 12, 2012

Todo el mundo pelea en una batalla diferente en Beit Shemesh - Rabbi Natan Slifkin - Racionalist Judaism



Todo el mundo está de acuerdo en que la batalla de Beit Shemesh - mi ciudad natal durante más de una década – estuvo provocada por un grupo de gente hostil y odiosa, que trataba de imponer su ideología a un grupo de buenos y normales judíos. Pero mientras que los seculares, nacional(sionistas)-religiosos y moderados ultra-ortodoxos creen que este grupo hostil y odioso que trataba de imponer su ideología a los demás estaba compuesto por haredi extremistas, la corriente principal de los haredim piensa que el verdadero grupo hostil y odioso que trata de imponer su ideología a los demás son los laicos.

Hadash, el periódico semanal haredi de Beit Shemesh, fue antes propiedad del portavoz oficial del alcalde Moshe Abutbol. Fue vendido a un nuevo propietario que mantiene una devota lealtad hacia la alcaldía y la comunidad haredi. Un gran titular de primera página de la semana pasada gritaba "El Bombardeo (Blitz)". Debajo de él, el artículo afirmaba que los residentes haredi de Beit Shemesh se habían convertido en el "blanco de una persecución, de tal grado y formas, que no se había visto nunca antes". La edición, contenía otro artículo cuyo contenido también se refería a una terrible y malvada campaña secular contra los haredim, e ilustrado con un gráfico titulado "La ciudad bajo ataque".

El editorial principal también mencionaba la terrible e infundada persecución contra la población haredi y denunciaba a la gente portadora de kipá (los nacional-religiosos) que habían atraído la atención pública sobre la situación de la escuela Banat Orot. No había ni una sola palabra condenando a los matones haredi.

Especialmente irónico era un artículo de media página sobre un periodista del Haaretz que supuestamente había escupido a una niña. Éste es un diario que nunca informa acerca de los innumerables actos de hostigamiento contra los nacional-religiosos [N.P.: la relación entre nacional-religiosos y buena parte de los colonos se lo impide, es superior a su pretensión de ser un diario de referencia] que se han sucedido durante años en Beit Shemesh - robo de banderas, lanzamiento de piedras, escupitajos, amenazas a las empresas, ataques a los niños y mucho más -. Incluso cuando han existido agresiones por parte de estas turbas a niños nacional-religiosos, como la que provocó que la hija de mi vecino requiriera algunos puntos de sutura en la cabeza, ese diario suele tratar esos asuntos como cosas de niños.

Sin embargo, tan importante como pueda ser la interpretación secular de estos acontecimientos, muchas veces no suele ser muy precisa. Muchos judíos seculares tienen la creencia absurda de que todos los haredim, o inclusive todos los judíos religiosos, comparten la misma mentalidad que los extremistas haredi. El ex presidente del partido Meretz, Yossi Sarid declaró hace poco que el judaísmo “avala halájicamente tales comportamientos” (sic), Además comentó que todos los partidos religiosos deberían ser descalificados para la Knesset.

Este discurso generalizado en contra de los judíos religiosos no es menos ofensivo que las maldiciones lanzadas por los extremistas haredi contra todos los demás. Además, también tiene el efecto de estimular a la corriente mayoritaria dentro del mundo haredi a que adopte una mentalidad de asedio, impidiéndole reconocer la justicia de ciertas acusaciones contra su propio campo, lo que a su vez permite dar credibilidad a la acusación secular de que todos los haredim (y los judíos religiosos) comparten de hecho la misma mentalidad. De este modo, los ultra-seculares y los ultra-ortodoxos están encerrados en un círculo vicioso donde salen ganando lo peor de cada parte.

Sin embargo, otra interpretación de los hechos ha sido extraída al parecer por los grupos que se unieron a la manifestación en Beit Shemesh, interpretando toda la cuestión como un asunto relacionado con las mujeres. Pero aparte de la cuestión de si algunos de ellos estaban tratando de forzar una ruptura entre Netanyahu y su coalición, e incluso si había gente honesta y verdaderamente motivada por el deseo de mejorar la situación de las mujeres, realmente no se enteraron de nada.

Los acontecimientos en Beit Shemesh tenían poco o nada que ver con la opresión de las mujeres. Los extremistas haredi no se oponían a la escuela Banot Orot porque fuera una escuela para niñas, se oponían a ella porque era una escuela nacional-religiosa. Y encima vincularon a los extremistas de Beit Shemesh con los soldados haredi que abandonaron una ceremonia en la que iban a cantar unas mujeres soldados, de una manera absolutamente equivocada. La actuación de estos soldados haredi pudo haber sido imprudente e incluso innecesaria, pero en este caso, los soldados no trataban de imponer sus costumbres a los demás. En todo caso, eran las costumbres seculares las que se mostraban insensibles e imprudentes al tratar de imponérselas a los demás.

La interpretación y la reacción ante estos hechos por parte de los judíos religiosos de fuera de Israel ha sido diversa. Los grupos ortodoxos modernos como la OU y la RCA emitieron duras condenas, inequívocas e incondicionales, contra los extremistas haredi. Lo mismo hicieron importantes figuras haredi moderadas, como el Rabbi Itzjak Adlerstein y el Rabbi Yaakov Horowitz. Sin embargo, la corriente principal dentro del mundo haredi trató de diluir su condena de los extremistas haciendo hincapié en que el (supuesto) objetivo último, el incremento de la modestia, era santo. Al igual que en Israel, los elementos más extremistas del mundo haredi en los Estados Unidos adoptaron la mentalidad de asedio al presentar toda la situación como una campaña secular contra el judaísmo.

Sin embargo, prácticamente toda la comunidad religiosa comete el error de atribuir todos los problemas a un minúsculo grupo de extremistas (Para muchos judíos religiosos del exterior representa un gran problema pensar que podría ser más que eso). No obstante, esta visión no es más precisa que la creencia de los laicos de que cada judío haredi es un potencial lanzador de piedras, maldiciones y escupitajos. Los problemas en Beit Shemesh son más complejos y amplios.

Es cierto que a la gran mayoría de los haredim nunca se le ocurriría escupir y maldecir a la gente. Estas acciones son propias de elementos marginales que son temidos y detestados por el resto del mundo haredi. Pero la corriente principal de la comunidad haredi apoya los objetivos finales, y no ve esas acciones tan terribles como para tener que unirse en la reprobación a "extraños" con el fin de condenarlas. Una carta expresando su apoyo a Banot Orot y condenando a los extremistas fue firmada por más de una docena de rabinos de la comunidad nacional-religiosa y haredi moderada de Beit Shemesh, pero no hubo ni un rabino de la corriente principal ultra-ortodoxa que la firmará o que hiciera declaraciones públicas parecidas.

Además, la sociedad haredi está dominada por el temor de que no parecer adecuadamente "Frum" (en yiddish, "devoto" o "piadoso"), siendo así que la gente en las comunidades haredi siempre esta mirando por encima de su hombro. Y a menudo los extremistas manipulan a los "Guedolim", los ancianos y eruditos estudiosos de la Torah, los cuales aparentemente conformarían el liderazgo del mundo haredi. Como resultado de todo esto, aquellos que practican la intolerancia y el extremismo siempre ejercer un grado desproporcionado de influencia en el conjunto de la sociedad ultraortodoxa.

El problema más importante proviene de la existencia en muchos niveles de la sociedad haredi de una opinión o conducta inapropiada hacia los “no haredim”, algo que se siente especialmente en una ciudad mixta como Beit Shemesh. Por ejemplo, como hemos señalado, el periódico Hadash no informa de los ataques contra los “no haredim”. Consecuencia, los haredim siempre son inocentes y los “no haredim” siempre son el enemigo [N.P.: ¿no les recuerda otras prácticas similares en los diarios seculares, y no sólo seculares contra religiosos, sino por querellas ideológicas]. Y muchos rabinos haredi en Beit Shemesh, ya sea abierta o tácitamente, apoyan una presión leve sobre los “no haredim” con el objeto de intentar imponer las costumbres haredi al resto de la ciudad.

El distrito de Ramat Beit Shemesh fue designado originalmente como una zona mixta compuesto de población haredi, nacional-religiosa y seculares. Sin embargo, el último grupo huyó tras las presiones haredi y Ramat Beit Shemesh está en camino de emular a Beitar, donde los nacional-religiosos se vieron obligados a abandonar la ciudad y los elementos más extremos de los haredi, como consecuencia de su logro, tomaron el control. Bajo el actual alcalde haredi, se trata de un proceso acelerado, siendo el engranaje principal la expansión del distrito de Ramat Beit Shemesh con compradores principalmente haredi.

Ignoro que se debe o puede hacer sobre los grandes problemas sociales que sufren los haredim comparados con el resto de la sociedad israelí. Pero sí sé que el primer paso para resolver un problema es hacer frente a su existencia y comprender su naturaleza.

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1 Comments:

Blogger Renton said...

De este modo, los ultra-seculares y los ultra-ortodoxos están encerrados en un círculo vicioso donde salen ganando lo peor de cada parte.

Touché...

:\

12:37 AM  

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