Sunday, May 27, 2007

Hay una solución - Dan Margalit - Maariv

Habitantes de Sdérot, os habíamos prometido que sí reparábamos el crimen de la ocupación de un tercio de las tierras de la banda de Gaza por 8.000 "colonos", y tras retirar con ellos al Tsahal hasta la barrera de separación "salvadora de vidas", podríamos finalmente velar por vosotros, con la conciencia tranquila y con toda la fuerza necesaria. Nosotros hicimos unas promesas y las hemos incumplido.

El convoy de refugiados de Sdérot hacia el centro del país es la estrella amarilla del sionismo. No sois vosotros quienes debéis tener vergüenza. Somo nosotros quienes debemos tenerla. No se trata solamente de combatir por Sdérot. A decir verdad, los sufrimientos de sus habitantes no son comparables a los soportados por los curtidos habitantes de Kiriat Shmona, durante bastante más tiempo y bajo una avalancha de misiles bastante más dura.

Pero el gobierno esta traumatizado y su parálisis es la secuela de su vacilación durante la Segunda guerra del Libano, vacilación debida al miedo, a la falta de seguridad, de confianza y de experiencia.

Pero Israel tiene soluciones, a condición de que esta vez, contrariamente a lo que pasó durante la segunda guerra del Libano, el gobierno se digne fijar los objetivos y velar de cerca para que todo lo que se emprenda se alcance. ¿Eliminaciones selectivas? Si. ¿Ensordecer a la población enviando aviones que sobre vuelen la región? Si. ¿Intervención de fuerzas terrestres? Si, con mesura. Nada de refugiados judíos sin refugiados árabes.

Ni hablar de una lamentable huida de Sdérot a Jerusalén, sin otra huida de los habitantes de la franja de Gaza hacia el eje de Filadelfia, con destino a Egipto. Ninguna vehemencia y ningún uso abusivo de la fuerza, sino un uso proporcional de la fuerza, como se debe, golpe por golpe. Claro que hay una solución, la decisión está allí, pero no hay decisión para... Nadie toma a los habitantes de Sdérot en serio. Se trata bien claramente de una guerra, pero no sabemos muy bien quién la dirige y a donde nos lleva. La incertidumbre reina.

Labels: