Saturday, June 30, 2007

Venta de ilusiones - Nadav Shragai

Todavía ayer, Mahmoud Abbas, permitía que los sistemas educativos de la Autoridad palestina imbuyeran a los niños palestinos la aspiración de destruir el estado de Israel. Sólo hace dos días, la Autoridad Palestina condenaba los actos de terror y los asesinatos, principalmente porque “no hacían avanzar" la causa palestina", en vez de luchar contra el terror por sí mismo.

"El compañero moderado"
, junto con sus colegas en el liderazgo de la Autoridad Palestina, es todavía un signatario de un tratado acordado con Hamas, donde se declara que "el derecho de los refugiados palestinos a volver a sus casas y a sus propiedades debe ser garantizado."

La Declaración de El Cairo, que fue firmada junto con Hamas, y que Abu Mazen nunca ha abandonado, declara que los palestinos tienen el derecho de utilizar la violencia contra Israel hasta que el derecho al retorno de los refugiados sea conseguido. No es un derecho simbólico, como se asegura por aquellos que venden ilusiones, sino práctico: es un "no" al estado palestino en Gaza y en Nablus, sin Safed, Acre, Lod y Jaffa.

"Son sólo palabras", dirán los impostores, pero los rifles que Israel entregó en el pasado "a los buenos chicos" luego hablaron con fuego e hirieron y mataron. Los policías palestinos, los activistas del Tanzim, los miembros de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa de Fatah y los miembros de la guardia presidencial, Fuerza 17, han luchado contra los soldados del IDF y realizado o ayudado a realizar ataques terroristas.

Los territorios que fueron transferidos al control "de los moderados" se han convertido en incubadoras del terror, y parte de la ayuda económica también encontró un camino para recaer en esas organizaciones terroristas. Lo mismo pasará esta vez. Sólo es cuestión de tiempo. Alguien que cuenta otras historias no sólo engaña a sus oyentes sino a sí mismo.

Hamas y su victoria son convenientes para nosotros al menos en un aspecto: los miembros de Hamas dicen la verdad sobre el futuro que ellos desean para Israel. Ellos no se esconden detrás de máscaras y no dispersan ilusiones.

Fatah, por el otro lado, pretende ser un compañero. Hará promesas y firmará acuerdos, pero exactamente, como en el pasado, no respetará su esencia, sino solamente a nivel de táctica. La esencia es la realización del derecho de retorno de los refugiados, o, en otras palabras, el final del estado judío, y la cuestión de Jerusalém, cuya división no es, ni ética, ni posible en la práctica, como cualquier persona inteligente comprende.

Yasser Arafat una vez comparó los acuerdos firmados con nosotros al tratado Hudaybiya entre Mahoma y los miembros de la tribu Quraishi, que posteriormente fue revocado por el propio Mahoma. "Hudaybiya" se ha grabado como un aguafuerte en la conciencia islámica como un modelo táctico legítimo.

En un momento de debilidad, hasta Shimon Peres confesó una vez que los palestinos tratan los acuerdos con los israelíes como mera "ornamentación". Los usan y los tiran. La única razón de que Fatah persiga ahora a los miembros de Hamas en Judea y Samaria es la amenaza que suponen para un estado de Fatah en la zona. Y eso no significa la manifestación de una nueva conciencia, surgida de repente, sino que el terror es inaceptable y debe ser excluido.

Incluso el resultado - el éxito temporal de Abu Mazen recluyendo a Hamas a una esquina de Judea y Samaria - no debe ser adjudicado a su propia capacidad, sino al hecho de que los servicios de seguridad del Shin Bet y el IDF se encuentran presentes en cada esquina. Abu Mazen es una ficción. Y Ramallah, donde Hamas consiguió una victoria aplastante en las últimas elecciones, es la capital de aquella ficción.
Sin el control militar israelí del territorio, no sólo los ataques de terror no serían prevenidos y evitados, sino que Hamas también repetiría nuevamente allí una parte sustancial de su éxito en Gaza.

Desde el proceso de Oslo, los gobiernos israelíes han estado cautivos del concepto de que los otros harían el trabajo por ellos, de que "los moderados" lucharían contra los extremistas con las armas que les entregabamos. Una y otra vez se han enviciado con esta ilusión agridulce.

Pero Abu Mazen, como Arafat, no luchará contra sus hermanos. Al final del día preferirá a su hermano antes que a su enemigo. Temporalmente él puede presentar una fachada diferente para sobrevivir, pero esta terminará mucho más rápido de lo que la gente piensa.

El terrorista Marwan Barghouti, que cometió asesinatos llevando puesto un uniforme de Fatah, no nos salvará. Después de todo, sólo hace unos meses redactó documentos de compromiso con Hamas desde la prisión.

Abu Mazen, se quejó Ehud Olmert recientemente, le ha engañado tres veces. En la cumbre de Sharm el-Sheikh de esta semana, Olmert permitió que lo hiciera por cuarta vez, pero principalmente fue Olmert quién se engañó a sí mismo.

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1 Comments:

Blogger Daniel said...

No importa, Mahmmoud Abbas, como en su día el criminal nobel Arafat, volverá a engañar a los dirigentes israelíes, hablará de paz en inglés y de guerra y yihad en árabe, pedirá armas y dinero para su grupo terrorista y luego estos lo utilizarán contra Israel. No debería haber ningún diálogo con los palestinos hasta que desarmen sus numerosos grupos terroristas, hasta que devuelvan a los soldados del Tzahal secuestrados, hasta que dejen de lanzar misiles Qassam, hasta que dejen de enseñar a odiar a los judíos en las escuelas, y así una larga lista de requisitos.

7:48 PM  

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