Thursday, August 30, 2007

Venenosamente sesgada (CNN) - Andrea Levin - JPost

Christiane Amanpour, periodista estrella de la CNN, ha fijado un nuevo estándar - y no de la clase de los que dicha cadena de noticias generalmente reivindica. "Los Guerreros Judíos de Dios", su aburrido documental de dos horas contra los establecimientos israelíes y los partidarios americanos de Israel, es el reportaje más venenosamente parcial y de peor factura que se recuerda de los últimos tiempos en la habitualmente convencional televisión americana.

La emisión del 21 de agosto era la primera de los "Guerreros de Dios", una serie de la CNN que consta de tres partes, y que investiga aparentemente el papel de esa gente que quiere a "Dios respaldando sus vidas diariamente y controlando el ejercicio del poder". Realmente, la premisa profundamente falsa de estos programas, establecida en su escena inicial, es la comparación entre los fervorosos fieles judíos (y cristianos) con esos musulmanes que respaldan "el martirio", o los asesinatos por el generados.

Por supuesto, no existe nada similar entre judíos y cristianos a las violentas campañas jihadistas en funcionamiento a través de todo el mundo, tanto en el número de implicados, sobre todo si consideramos la magnitud de los asesinatos y la destrucción ocasionada, como en el apoyo obtenido por parte de su correligionarios.

Para demostrar la supuesta amenaza del fundamentalismo judío, los pocos casos de terrorismo judío - sólo un puñado durante décadas, y muy mayoritariamente denunciados por la sociedad israelí, con la consiguiente detención, persecución y encarcelamiento de los implicados - son presentados con mucho detalle y como muy peligrosos.

Pero son los establecimientos israelíes, según la visión de Amanpour, quienes representan a los grandes enemigos de la humanidad, al igual que todos aquellos que con cualquier relación con ellos, directa o indirecta, cristianos o judíos, seculares o religiosos, forman parte de un supuestamente peligroso nexo. Se relata que de esta oscura alianza forman parte los recaudadores de fondos judíos ("el desafío a la ley internacional viene revestido de diamantes") y las organizaciones judías con una presunta influencia en el Congreso.

En todo momento, Amanpour reincide en su opinión de que los establecimientos judíos violan la ley internacional, y procura respaldar esta opinión, que para ella es una visión universalmente aceptada, con un desfile sesgado de opiniones del mismo parecer.

Aún teniendo en cuenta cualquier juicio sobre la conveniencia política de esos establecimientos, muchos legalistas sostienen que estas comunidades son, de hecho, legales y no violan el Artículo 49 de la Cuarta Convención de Ginebra, como sostienen sus detractores.

Tales expertos incluyen a Meir Shamgar, antiguo juez de la Corte Suprema israelí, el profesor e internacionalmente reconocido erudito legal, Julius Stone, y el antiguo subsecretario de Estado, Eugene Rostow, entre otros. Pero ningún erudito que sostenga este punto de vista tiene derecho a expresar su opinión durante las dos horas del reportaje, en gran parte dedicadas a desacreditar los establecimientos y a sus residentes.

También, y consecuentemente con el uso de este estilo de propaganda en las imágenes y en el montaje de Amanpour, las opiniones presidenciales americanas critican enormemente la legalidad de esos establecimientos. Un videoclip muestra al antiguo embajador de las Naciones Unidas, William Scranton, asegurando: "el establecimiento sustancial de la población civil israelí en los territorios ocupados, incluso en el este de Jerusalén, es ilegal."

Amanpour afirma entonces: "desde entonces los presidentes americanos, tanto demócratas como republicanos, han sostenido prácticamente esta misma visión."

La siguiente imagen es de Ronald Reagan, con un comentario tangencial y descontextualizado para dar la sensación de coincidir con Scranton. Pero Reagan, explícitamente, no sostenía esa opinión: "en cuanto a Cisjordania," señalaba en el New York Times en febrero de 1981, "y los establecimientos, discrepo de la forma en que la anterior administración Carter se refería a ellos como ilegales. Ellos no son ilegales."

Tampoco otros presidentes, contrariando a Amanpour, como Bill Clinton y George W. Bush, definieron a los establecimientos como "emigrantes ilegales".

Amanpour también engaña y manipula cuando se refiere a las organizaciones judías, al entrevistar respetuosamente tanto a Jimmy Carter como a John Mearsheimer, y no señalar en lo mas mínimo los gruesos errores en que han incurrido estas polémicas figuras en sus recientes e incendiarías acusaciones contra Israel, errores que los han desacreditado extensamente.

Carter declara absurdamente que ningún congresista podría votar contra la ayuda a Israel "y esperar a su vez ser reelegido". Amanpour no le recuerda, por supuesto, ni a los espectadores, los numerosos miembros que se han opuesto a la ayuda a Israel y que han sido repetidamente reelegidos, como el líder de la mayoría del Senado, Robert Byrd, y más de una docena de representantes.

En otra secuencia destinada a demostrar los enormes y coercitivos poderes de los judíos, ella afirma que el primer presidente George Bush se opuso a las garantías de un préstamo a Israel, pero que se derrumbó bajo el peso de la presión judía y se echó atrás. De hecho, Yitzhak Rabin fue elegido como primer ministro para sustituir a Yitzhak Shamir y ofreció una serie concesiones que satisficieron a la administración.

Fue Israel quien se echo atrás, no Bush.

Numerosas otras falsedades y deformaciones salpican el reportaje. Amanpour declara extrañamente que "la pugna de 40 años sobre Jerusalém comenzó cuando Israel eliminó la vecindad árabe situada al lado del Muro Occidental y construyó la plaza donde ahora rezan los judíos". Obviamente, la batalla moderna por Jerusalém "comenzó" hace 60 años, cuando los árabes, en 1948, atacaron con el objetivo de destruir el naciente estado de Israel, incautándose del lado Este de Jerusalém, e incluso del barrio judío de la Ciudad Vieja. Todo judío residiendo allí fue expulsado o asesinado y todas las sinagogas fueron destruidas. A partir de entonces, durante 19 años, ningún judío podía rezar en el Muro Occidental y los cristianos tenían limitado el acceso a sus lugares santos.

Tales desinformaciones y parcialidades traicionan la agenda de Amanpour y revelan una información ruinosa cuyo descuido editorial está escandalosamente de manifiesto.

La CNN tiene que corregir cada error y cada difamación contra Israel y sus partidarios americanos. Cada uno.

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