Saturday, September 22, 2007

Entre Zikim y Damasco - Uzi Dayán - YNet

¿Qué harían ustedes si sus hijos o hijas se enrolaran dentro de dos semanas y pasaran su instrucción en Zikim, donde cayera el misil Kassam que dejara heridos a 65 soldados? Yo, que me opongo a las "comisiones de padres" junto al portón de la base, que no acepto ninguna resistencia a órdenes ni evasivas del servicio militar, que no llamo a nuestros soldados "chicos" y que no los trato como tales, yo, si fuera su padre o su comandante, haría lo posible para que su instrucción pasara de Zikim a otro lugar más seguro.

¿Por qué? Porque no cumplen allí ninguna misión operativa, directa o indirecta. Fue demostrado ya que el lugar es peligroso y que no hay ninguna defensa razonable (de paso, ¿por qué no cavar simples fosas?). ¿Y qué diremos si en el próximo Kassam hay más heridos o muertos que no cumplían allí con ninguna misión relevante? Reconozcámoslo: hoy no colocarían allí una base de instrucción. Pero por el momento no la quieren mover de allí por el "qué dirán en Sderot".

¿Y qué dirían ustedes si vivieran en Sderot?

Yo sé que los habitantes de Sderot y de los poblados aledaños a la Franja de Gaza sentirían la amenaza si evacuaran a los reclutas. Semejante medida revelaría a los ojos de todos la amarga verdad que ellos saben ya hace tiempo: que la sangre de los soldados vale más que la de los civiles. Pero también sé que los habitantes de Sderot no hallan consuelo en el sufrimiento de los reclutas en Zikim. Ellos quieren una solución y esperan que la sangre de los heridos de Zikim y la prensa que le siguió, pongan fin a seis años de abandono defensivo.

El liderazgo debe dejar de decir con palabras o con silencio que "no hay solución militar". Justamente la hay, para las dos principales metas estratégicas que enfrentamos: evitar el lanzamiento de los mortales misiles Kassam contra los habitantes de Sderot y sus alrededores, e impedir que Hamás se convierta en Hezbollah número dos. Para ello hay que aislar la Franja de Gaza y agregar, a las liquidaciones selectivas, a la presión económica y a las acciones contra Hamás, también el ingreso de fuerzas terrestres a las zonas de donde se disparan los Kassam, incluida la reconquista de la zona del Paso de Filadelfia para controlar la frontera israelo-egipcia, la que no debimos abandonar desde un principio.

Tal respuesta militar debe ser activada para brindar a los habitantes de Sderot y sus alrededores la seguridad que el estado le debe a todo ciudadano, pero también para devolver la sensación de seguridad a los israelíes que se preguntan: "¿Cómo vamos a confiar en una conducción que fracasó en el Líbano, y que no puede dar una respuesta a los Kassam, a la hora de responder a la amenaza nuclear iraní?". De veras: ¿cómo?

Sólo así podremos construir el poder de disuasión que erosionamos en la Segunda Guerra del Líbano y en un año de inacción en la zona de Gaza. El poder de disuasión es fácil de destruir, pero para reconstruirlo, no es suficiente con informes sobre una acción puntual en Siria y declaraciones de la Comisión de RR.EE. y Defensa de la Knesset. La disuasión significa el fin del lanzamiento de cohetes desde Gaza.

Este mensaje es el que debe salir de Jerusalem. Es el que dará seguridad y devolverá el poder de disuasión que todos esperan: desde Sderot hasta Damasco, desde Hamastán hasta Teherán.

(Artículo extraído de la magnífica revista de opinión de Povesham)

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