Sunday, October 28, 2007

El daño hecho a los árabes - Petra Marquardt-Bigman - JPost Blog Central

Cuando un partidario de Israel afirma que los árabes nunca han querido aceptar la existencia de Israel y que no hay en ninguna parte del mundo árabe ningún apoyo popular a una paz con Israel, la mayor parte de las audiencias europeas reaccionan con escepticismo, si no con absoluta hostilidad — después de todo, la noción de una "intransigencia israelí" como obstáculo para la paz en el Oriente Medio es extensamente (y enfervorizadamente) popular.

Sin embargo, en una especie "de accidente de trabajo", una prominente activista palestina ha reconocido recientemente que el mundo árabe ha estado consumido durante décadas "por el ultraje y la hostilidad": "generaciones de jóvenes árabes han sido educadas en la hostilidad hacia Israel", no existe en ningún estado árabe "ninguna aceptación popular de Israel", y es "su oposición intransigente a Israel lo que explica la victoria Hamas en las elecciones palestinas en 2006".

Por supuesto, estas palabras no fueron escritas con la intención de evidenciar que, en vez de culpar a la "intransigencia israelí", sería más apropiado culpar a la intransigencia árabe de la carencia de paz en el Oriente Medio. Es más, estas palabras fueron escritas para los lectores de una elitista revista mensual izquierdista, "Le Monde Diplomatique", de cuya audiencia se puede esperar que comparta la noción de que la duradera hostilidad árabe hacia Israel es absolutamente comprensible, está totalmente justificada y es completamente legítima.

Pero mientras la hostilidad árabe hacia Israel ha sido durante mucho tiempo "justificada" con la ocupación de Cisjordania y Gaza, resulta que ahora ya no es necesario guardar las apariencias — ahora la hostilidad árabe hacia Israel puede justificarse sinceramente "por el daño que se ha hecho a los árabes con la creación de Israel".

Supuestamente, "el daño hecho a los árabes con la creación de Israel" es una historia indecible (nunca reconocida) en Occidente. Para entenderlo, usted tiene que olvidar la narrativa israelí y la idea de los árabes como agitadores fanáticos y atrasados, irracionalmente empeñados en la destrucción de un estado moderno, democrático y pacífico". El significado relevante a desechar es "irracional" — en otras palabras, el empeño del artículo consiste en comunicar que realmente era "completamente racional" que los árabes estuvieran determinados en destruir Israel.

El por qué era completamente racional para los árabes tratar de deshacer el establecimiento de Israel, se explica en unos términos que serían denunciados como racismo derechista si esa clase de explicaciones aparecieran en una publicación como FrontPage Magazine: "en 1948 el mundo árabe fue encarado con la creación nueva y ajena de Israel. Su espíritu gobernante era europeo y también lo era la mayor parte de su gente. Cómo tales, los árabes no podían entenderlos, ni tratar con ellos. Los árabes se encontraban impotentes para prevenir la creación de Israel y estaban demasiado débiles para derrotarlo con la guerra que siguió."

Por supuesto, así como la Guerra de Independencia "fue la continuación", todas las otras guerras emprendidas por los árabes a fin de deshacer el establecimiento del estado judío también, de alguna manera, "fueron la continuación"...

Sin embargo, resulta que lo más insidioso de Israel son sus esfuerzos para vivir en paz con sus vecinos, porque por lo visto, es obvio para cada persona de izquierdas entender que esos esfuerzos se deben únicamente al deseo de "Israel de interrumpir un frente árabe y que para ello ha trabajado tanto tiempo en realizar tratos separados con los estados árabes (Egipto en 1979, la OLP en 1993, Jordania en 1994)".

Así, mientras los esfuerzos de Israel por conseguir acuerdos de paz son denunciados como parte de una "maliciosa campaña para dinamitar un frente árabe", la iniciativa saudita es descrita como "la última de una serie de iniciativas árabes" pretendiendo traer la paz al Oriente Medio. No hay más detalles adicionales sobre "esa serie de iniciativas árabes", pero alcanzando la cumbre de las contradicciones, dicha oferta saudita es elogiada como "un paso gigantesco por parte de los árabes, invirtiendo décadas de hostilidad."

Así pues, recapitulando "la narrativa árabe" avanzada en el artículo:
- (1) la creación de Israel causó "ultraje y hostilidad" en el mundo árabe, lo que ha permanecido hasta ahora.
- (2) varias guerras "sucedieron o continuaron" dicha creación y fueron devastadoras para los árabes.
- (3) los esfuerzos de Israel por vivir en paz con sus vecinos sólo son parte de una "maliciosa campaña para interrumpir la creación de un frente árabe".
- (4) al mismo tiempo, los árabes han permanecido firmes en su hostilidad hacia Israel; aún así, hubo "una serie de iniciativas árabes" para lograr la paz, pero sin embargo, sólo la iniciativa saudita, la última de esa supuesta serie, representa "un paso gigantesco por parte de los árabes, invirtiendo así décadas de hostilidad".

No es, por no decir más, un desarrollo muy franco, sin mencionar la narrativa consecuente. No puede ser un desarrollo franco o consecuente porque los hechos no tienen sentido, y siempre que los hechos son inoportunos son sustituidos por la fantasía. Y la fantasía más grande de todas es la asunción de que como el mundo árabe esta consumido por una hostilidad destructiva, Israel, igualmente, está únicamente motivado por su deseo de dañar y debilitar al mundo árabe.

Lo que por lo visto Ghada Karmi, la autora de este artículo, no puede imaginar es que, muy diferentemente al mundo árabe, Israel siempre tuvo prioridades positivas; y antes que ninguno su objetivo principal fue construir un estado judío próspero. Esto significa, por necesidad, que Israel ha buscado y ha abrazado cada oportunidad realista que pudiera asegurar la paz con sus vecinos.

Si Ghada Karmi asume que Israel esta guiado por un deseo de dañar al mundo árabe, es sólo porque ella sabe — como lo reconoce — que el mundo árabe sí esta dominado por su deseo de perjudicar a Israel. Que también es lo que realmente desea Ghada Karmi, sin ninguna duda. Ella nació en Jerusalén, donde pasó sus primeros años de infancia hasta la huida de su familia — o, como ella lo diría: fue obligada a huir — a Gran Bretaña en 1948. Allí estudió medicina, pero finalmente dejó su trabajo como médico y se dedicó al activismo político a jornada completa, escribiendo a favor de la causa palestina.

Karmi aboga abiertamente por "una solución de un estado", y por ello fue invitada a participar en el polémico debate planteado durante la semana pasada por la Oxford Union, finalmente anulado (Alan Dershowitz escribió sobre esta cuestión en su blog ; la reacción de Karmi a sus palabras fue "terrorismo Intelectual").

En opinión de Karmi, la solución de un "único estado, democrático y laico" es tan atractiva porque ofrece la mejor posibilidad para acabar con la identidad judía israelí que refleja "el concepto en el cual se fundó la totalidad de la empresa sionista". Karmi ha descrito a los judíos como "una comunidad ensimismada y atormentada, desconfiada y neuróticamente endurecida por los siglos de necesidad de supervivencia", pero como ella no cree que los judíos constituyan una nación, les niega por tanto la legitimidad de una reclamación de su autodeterminación y aboga "por dar marcha atrás al reloj, al tiempo previo a una historia estatal judía y rehacer la historia desde allí".

Considerando estas opiniones, no es apenas sorprendente que Karmi Ghada no entienda que el mayor perjuicio realizado a los árabes lo ha cometido gente como ella, gente que no puede pensar en nada más que en dar marcha atrás al reloj.

Labels:

1 Comments:

Blogger Iojanan said...

La negación del estado de Israel por los árabes o musulmanes, tanto monta, es fruto del reconocimiento de su inferioridad como nación, estado o pueblo frente a Israel, de ahí su negación de esa realidad; no es Israel en sí la que agrede con su presencia, es la comparación ofensiva del pueblo musulmán contra el pueblo hebreo, judío o israelí, es su reconocida limitación frente al resurgir constante y secular de los judíos muy inferiores en potencial humano pero no lo suficiente como para que estos árabes puedan superar su grandeza. Es esa limitación la que hace que el odio hacia lo judío sea proporcionalmente directo a su impotencia e inferioridad. Y nunca lo perdonarán porque se saben inferiores. Y lo son. Empezando por la moral o ética.

11:21 PM  

Post a Comment

<< Home