Thursday, January 24, 2008

Nuestra respuesta a Hassan Nasrallah - Yosef Lapid - JPost

"El Carnicero de Beirut", éste era el titular del Yediot Aharonot la mañana posterior al discurso del sábado del líder de Hizbullah, Hassan Nasrallah, que en nombre de Alá anunció que su organización estaba en posesión de varias partes del cuerpo, hasta un cráneo o dos, pertenecientes a soldados israelíes caídos durante la batalla. Él decía que quería "comerciar".

No sólo eso, todo el mundo civilizado fue ultrajado por su regateo. Me gustaría también creer que hubo palestinos que se sintieron incómodos con está demostración brutal de su voluntad de comerciar con huesos humanos.

Algunos aquí, en Israel, comentaron: "Nasrallah sólo confirma lo que ya sabemos sobre los árabes". Otros comentaron: "Esto y el Islam radical es lo mismo". Algunos más sostuvieron que esto proporcionaba una prueba adicional de que "no hay ninguna esperanza de diálogo con ellos".

Muchos aquí en Israel abogaron por el asesinato de Nasrallah desde el aire, y si en el bombardeo se produce algún daño colateral, como por ejemplo llevarse con él a unos cien partidarios de Hizbullah, también estaría bien.

Lo han llamado un caníbal, un loco, un lunático delirante. Pero él no es el único loco; todos lo somos también.

Nasrallah no habría hecho una oferta tan horrorosa a menos que él creyera que se la escucharía. Él sabe que el culto a la muerte es más poderoso aquí que la razón y la lógica. Y que el rescate de presos es un mandamiento religioso judío. Y que ningún político puede resistir a las súplicas de una madre cuyo hijo ha sido secuestrado o los ruegos de un padre que desea traer todos los restos del cadáver de su hijo a casa.

En el trato desafortunado con el FPLP-CG encabezado por Ahmed Jibril, en mayo de 1985, el entonces ministro de defensa, Yitzhak Rabin, intercambió a 1.150 terroristas árabes por tres soldados israelíes capturados. Los palestinos liberados se pusieron inmediatamente a colaborar en el desencadenamiento de la primera intifada.

¿Por qué lo hizo Rabin y luego el postrer primer ministro , Shimon Peres? "Yo no pude resistir los ruegos de los padres".

Yoel Marcus escribió recientemente en Haaretz que "el gemir, el lamento nacional (en este tema) se ha convertido en una forma de colaboración con el enemigo". Pero así es como somos. En esto, somos muy diferentes a ellos. En esto, somos mejores que ellos. Todos somos responsables los unos de los otros. No abandonamos a nuestros heridos en el campo de batalla, tampoco abandonamos a un soldado que ha sido secuestrado o a un soldado caído en tierra enemiga.

Es verdad, y está bien - humana, moral y "judíamente" - que sea así. Pero no estoy seguro de que también sea apropiado desde el punto de vista nacional y colectivo. El gobierno debe funcionar en base a consideraciones nacionales. Uno de los intereses del estado es no animar el secuestro de soldados. Si a cambio de un soldado cautivo, las organizaciones terroristas pueden conseguir a cientos de terroristas encarcelados, con o sin sangre en sus manos, entonces el rapto de un soldado israelí es un trato excelente para ellos. Por consiguiente, ellos no renunciarán a ninguna oportunidad de secuestrar a más soldados y los liberarán sólo a cambio de tantos presos como sean posibles.

Soy consciente de que si mi nieto cayera cautivo, el cielo no lo quiera, yo cantaría una melodía completamente diferente. Yo exigiría que sea liberado a cualquier coste.

Pero esto aún no significa que deberían escucharme. Tan importante como es la compasión, más importantes son las consideraciones de seguridad nacional. Mientras esto puede dar la impresión de insensibilidad y dureza de corazón, aún así es preferible a tener que soportar como el corazón de otro soldado caído es expuesto para su posterior venta en el mercado del carnicero de Beirut.

La verdad es que una placa de identificación no es una parte de un cuerpo humano. Sin embargo, uno no puede más que felicitarse por la reacción de la familia de Ron Mashiah, caído durante la Segunda Guerra del Líbano, al comprobar como una fotografía de esa placa de identificación fue mostrada esta semana en un periódico libanés.

El padre de Ron dijo en su respuesta que él no permitiría que el secretario general de Hizbullah rompiera su espíritu: "él puede seguir ladrando como un perro antes de que se ahogue". Y el hermano de Ron, Moti, comentó que aunque partes del cuerpo de Ron permanecieran en el Líbano, la familia no exigiría su regreso. "El caso es que él está muerto, está muerto, y no me conciernen (preocupan) las partes de su cuerpo".

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