Tuesday, February 26, 2008

El objetivo: la aniquilación de Israel - Yoel Marcus - Haaretz

Israel es el único miembro de las Naciones Unidas que está siendo abiertamente amenazado con su destrucción - no como país, sino como estado judío. ¿El presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, que nunca pierde una oportunidad de sembrar el odio contra los judíos, esta muy ocupado en la obtención de apoyo a la aniquilación de Israel con comentarios como, "Israel es un árbol putrefacto y seco que puede ser derribado por una tormenta", "la cuenta atrás ha comenzado para la destrucción de Israel", "y es muy dudoso que el Holocausto ocurriera, pero si realmente ocurrió, ¿por qué debería el Oriente Medio pagar el precio?"

El presidente de Irán tiene una boca como una alcantarilla. Incluso el secretario general de las Naciones Unidas dice que está sorprendido. ¿Tal vez él lo este, pero cómo es que ni él ni el Consejo de Seguridad hayan publicado ninguna nota de condena? El mundo no recuerda, o tal vez nunca lo asimiló, que Hitler también comenzó con el odio hacia los Judíos. Subió al poder bajo el paraguas de ese odio, y trajo sobre nosotros una guerra mundial que mató a 50 millones de personas en cuatro continentes.

Ahmadinejad, como un astuto vendedor de un bazar persa, ha logrado engañar las agencias de las Naciones Unidas y de la Agencia de la Energía Atómica Internacional haciéndolas creer que la investigación nuclear de Irán sólo tiene objetivos pacíficos y que no pretende construir una bomba. Ha reclutado la ayuda de Sudáfrica, de Indonesia, de Vietnam, de Libia y de otros países que aman a Israel para salvarse de las sanciones. Por ejemplo, sin los votos de China y de Rusia en el Consejo de Seguridad, Irán saldrá tan puro e intocable como la nieve recien caída.

Incluso peor, Irán consigue la ayuda de estos países supuestamente respetables y de compañías internacionales, también respetables, para obtener gracias a ellos los materiales que necesita para crear misiles y bombas nucleares. De vez en cuando, el presidente no puede resistir colocar estos misiles de largo alcance, y capaces de llevar cabezas nucleares, en algún desfile, y sólo entonces todos pueden ver lo que es evidente.

El hecho que los reactores, las centrifugadoras, las instalaciones que enriquecen uranio y otros centros de investigación nucleares adjuntos esten dispersados en una gran variedad de ubicaciones demuestra que Irán ha aprendido algo del bombardeo del reactor nuclear iraquí en 1981 por parte de Israel. Estamos los primeros en su lista, no sólo como objetivo, sino como mucho más, como amenaza y como obstáculo.

En más de una ocasión, han enviado a mensajeros secretos con el objetivo de tranquilizar a Israel alegando que Ahmadinejad no es omnipotente. Sí, él es el presidente, pero su "rebbes", los que verdaderamente tienen el poder en Irán, cortarían sus manos antes de dejarle acercarse a los botones de lanzamiento.

Según el catedrático Itamar Rabinovich, un antiguo embajador en los Estados Unidos, Israel tiene razón de estar preocupada. No sólo porque el presidente de Irán insiste abiertamente en la destrucción, sino porque él esta vendiendo de puerta en puerta dicho odio a los fundamentalistas islámicos de todas partes.

En opinión de Rabinovich, Israel no tiene demasiadas opciones para manejar las amenazas presidenciales iraníes. Podría presentar una queja al tribunal internacional de la Haya, lo que puede llevar años, y antes de su decisión, Ahmadinejad podría residir en un asilo. También podría exigir que el Consejo de Seguridad publique una condena o pida que el programa nuclear de Irán sea detenido por la fuerza. El problema es que en un foro como el Consejo de Seguridad, Israel lleva todas las de perder.

Otra posibilidad para Israel es contratar a expertos en estrategia parlamentaria de países de la Unión Europea para así convencer a sus gobiernos de dejar de vender materiales que ayuden a la bomba de Irán. Pero la cosa más importante de todas es hacer que el Congreso estadounidense entienda los peligros que amenazan a sus grandes aliados en la región. Por lo que oímos estos días, el siguiente presidente americano no va a ser ni tan amistoso, ni estará tan implicado en la guerra contra el extremismo islámico como George W. Bush.

Desde algunos lugares, se trata de tranquilizar a Israel alegando que las amenazas de destruirlo son pura charlatanería. Esta no es la opinión del catedrático Bernard Lewis, que informa que las amenazas iraníes deben ser tomadas muy en serio, ya que existe una secta apocalíptica shiita que cree en la obligación de despertar y apresurar la llegada de su Mesías, el Imán Al-Mahdi. Por eso, no es ninguna coincidencia que Hassan Nasrallah también profetice la próxima destrucción de Israel basándose en tales creencias mesiánicas.

Incluso si Ahmadinejad no utiliza la bomba - si él alguna vez consigue alguna -, no hay ninguna duda de que esta amenaza sobre nuestras cabezas puede llegar a minar el concepto de que Israel es el único asilo seguro para el pueblo judío. Dadas las circunstancias, es importante para Israel evitar un castigo colectivo de la población de Gaza, no sea que pierda el apoyo internacional en sus esfuerzos por bloquear el programa nuclear iraní.

Sin tener que descubrir el poder de la Fuerza Aérea Israelí y de sus excelentes pilotos, eso sería algo que no deberíamos hacer nosotros. Israel necesita la cooperación, el consentimiento y el apoyo de los Estados Unidos y la Unión Europea a fin de defenderse.

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