Un amigo. Gandhi y los judíos - Tom Segev - Haaretz
Aproximadamente, un año y medio antes de la fundación de Israel, a Mahatma Gandhi se le solicitó su opinión sobre la resolución del conflicto de Palestina. ¡"Detengan el terror!", contestó el descarnado líder indio, que para entonces ya era una de las figuras más admiradas del s.XX. Él sólo se refería al terror judío.
A partir de principios de los años 20, Gandhi habló claramente contra los objetivos del sionismo. El gobierno británico no podía atreverse a pedir a un soldado musulmán que permitiera que se arrebatara el control de Palestina por parte de los musulmanes y entregárselo a los judíos, señalaba una y otra vez, insistiendo en que no había ninguna justificación para esto. Con frecuencia mencionaba a sus amigos judíos, pero su conocimiento del judaísmo se limitaba a la matza que él una vez comió en casa de unos amigos judíos de Sudáfrica. Además, contemplaba al judaísmo como una fe, no como una nacionalidad.
Él pretendía que los judíos vivierán en Palestina como los cristianos, de tal modo que los árabes les permitirían su estancia, y a condición de que adoptarán una doctrina de no violencia y se ajustarán a todas sus condiciones, aun en el caso de que los árabes pretendiéran tratar de ahogarlos en el Mar Muerto.
También supuso que los judíos de Alemania debían responder con una resistencia no violenta cuando los nazis comenzaron a perseguirlos. El desafío ideológico y moral planteado por los nazis no cambió las opiniones de Gandhi: si los judíos utilizaban únicamente la no violencia, sin duda, el Sr. Hitler capitularía, como si ese fuera el destino histórico de los judíos.
Cuando comprobó que eso no era exactamente lo que pasaba, Gandhi tendió a culpar de ello a los propios judíos, denunciándolos por sus principios de "ojo por ojo" y citando también el asesinato de Jesús. Los judíos alemanes, afirmaba, tratan de convencer a los Estados Unidos para que entren en guerra contra Alemania, en vez de comportarse como judíos alemanes leales. Algunos de sus admiradores protestaron por tales declaraciones, y Gandhi, posteriormente, se vio obligado a confesar que se había equivocado y solicitó su perdón: "los judíos de Alemania no habían solicitado a los Estados Unidos que atacarán su país".
Pero incluso Auschwitz, no alteró su opinión: en sus días finales, siendo un gran amigo de los judíos, quiso explorar la posibilidad de que la enorme Rusia absorbiera a todos ellos en su territorio. Esta semana se cumplió el 60 aniversario de su asesinato.
A partir de principios de los años 20, Gandhi habló claramente contra los objetivos del sionismo. El gobierno británico no podía atreverse a pedir a un soldado musulmán que permitiera que se arrebatara el control de Palestina por parte de los musulmanes y entregárselo a los judíos, señalaba una y otra vez, insistiendo en que no había ninguna justificación para esto. Con frecuencia mencionaba a sus amigos judíos, pero su conocimiento del judaísmo se limitaba a la matza que él una vez comió en casa de unos amigos judíos de Sudáfrica. Además, contemplaba al judaísmo como una fe, no como una nacionalidad.
Él pretendía que los judíos vivierán en Palestina como los cristianos, de tal modo que los árabes les permitirían su estancia, y a condición de que adoptarán una doctrina de no violencia y se ajustarán a todas sus condiciones, aun en el caso de que los árabes pretendiéran tratar de ahogarlos en el Mar Muerto.
También supuso que los judíos de Alemania debían responder con una resistencia no violenta cuando los nazis comenzaron a perseguirlos. El desafío ideológico y moral planteado por los nazis no cambió las opiniones de Gandhi: si los judíos utilizaban únicamente la no violencia, sin duda, el Sr. Hitler capitularía, como si ese fuera el destino histórico de los judíos.
Cuando comprobó que eso no era exactamente lo que pasaba, Gandhi tendió a culpar de ello a los propios judíos, denunciándolos por sus principios de "ojo por ojo" y citando también el asesinato de Jesús. Los judíos alemanes, afirmaba, tratan de convencer a los Estados Unidos para que entren en guerra contra Alemania, en vez de comportarse como judíos alemanes leales. Algunos de sus admiradores protestaron por tales declaraciones, y Gandhi, posteriormente, se vio obligado a confesar que se había equivocado y solicitó su perdón: "los judíos de Alemania no habían solicitado a los Estados Unidos que atacarán su país".
Pero incluso Auschwitz, no alteró su opinión: en sus días finales, siendo un gran amigo de los judíos, quiso explorar la posibilidad de que la enorme Rusia absorbiera a todos ellos en su territorio. Esta semana se cumplió el 60 aniversario de su asesinato.
Labels: Antisemitismo, Israel
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