Saturday, July 19, 2008

Somos muy diferentes a ellos - Yair Lapid - Ynet



Siempre quieren dividir el mundo en dos bandos: buenos y malos, ganadores y perdedores, los que tienen razón y los que están equivocados, los que gritan en la radio y los que gritan aún más fuerte. Sin embargo, esta vez no podemos hacer eso.

El intercambio de prisioneros que se completó el miércoles no es ni bueno ni malo, sino simplemente necesario. Los que piensan que había otras posibilidades a nuestra disposición están engañándose a sí mismos.

El estado de Israel no remitió a Eldad Regev y a Ehud Goldwasser una educada petición solicitándoles que se presentarán como reservistas, sino que les envió una orden oficial en su lugar. Los estadounidenses pueden permitirse el lujo de no participar en conversaciones con los terroristas porque sus soldados siempre tienen la opción de quedarse en casa y optar por un empleo en McDonald's.

Goldwasser y Regev recibieron una notificación de color marrón con una orden explícita para que cumplieran con su deber y arriesgaran sus vidas. En el momento en que esta notificación fue enviada, el Estado asumió por su parte una obligación sobre su destino, y esa obligación no puede ser abolida.

La mayoría de los países en el mundo son una organización sin fines de lucro y sus habitantes se unen bajo una sola bandera por razones de conveniencia o de hábito. Israel no puede y no quiere ser este tipo de estado. No hay ecuanimidad en absoluto en su relación con sus ciudadanos. Estamos hablando de amor, con todo el dolor que eso a veces conlleva.

Hizbullah, que participaba en las negociaciones con nosotros, ha comprendido el conjunto de nuestros puntos débiles; sin embargo, no ha logrado darse cuenta de que en algunas ocasiones la debilidad hace la fuerza. Todos los israelíes sabían que los soldados estaban muertos y, sin embargo, a todos los israelíes se les hizo un nudo en la garganta cuando vieron los dos ataúdes negros.

Por lo tanto, es cierto que Hizbullah es más calculador que nosotros cuando se trata de la suerte de su pueblo, pero ¿quién diablos querría ser como Hizbullah? El polémico y arduo debate sobre si se ha "hecho o no un buen negocio" sería mejor dejarlo para la compra de coches usados.

Incluso en nuestra hipéractiva democracia, donde todo el mundo se sienta en las gradas y cree saber más que el entrenador, a veces se nos permite asumir que se ha tomado la decisión correcta.

Tales decisiones, por su propia naturaleza, son complejas y tardan mucho tiempo en completarse, además de estar llenas de detalles ocultos a la vista. Incluso aquellos que están emitiendo críticas en estos momentos dan gracias a Dios en secreto por no haber tenido que tomar parte en esa decisión. Nuestro gobierno maltratado ya está acostumbrado a ser criticado, independientemente de lo que hace. Esta vez, no hay razón para la crítica.

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